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Reportaje:

Una galescola con vistas

El feísmo se instala en la Costa da Vela, ante un mirador abierto al mar

María Fernández

Los vecinos de la parroquia de Hío, en Cangas (Pontevedra), llevan meses tirándose de los pelos. El feísmo la ha tomado con ellos y, lo más curioso, es que tienen parte de culpa. La Xunta está levantando una galescola delante de un mirador con vistas a la ría, la primera ventana al mar que se apreciaba desde la carretera que va camino de las playas de Barra y Nerga. La galescola, que todavía es una estructura de ladrillo, tiene varias alturas y además de cegar el vial anula el encanto del merendero del alto da Cruz do Castro, un lugar donde tradicionalmente se celebra la comida de Entroido en la parroquia y donde en verano algunos paisanos se sientan a ver la puesta de sol. Según el ayuntamiento, la instalación cumple con todos los requisitos urbanísticos que marca la ley, y los terrenos donde está ubicada fueron cedidos por la Comunidade de Montes de Hío por mayoría aplastante. Hasta ahí todos de acuerdo. Lo malo es que nadie apreció el tremendo impacto paisajístico que la infraestructura educativa iba a provocar en un entorno especialmente sensible, el de la Costa da Vela.

El centro cegará las vistas al mar camino de las playas de Nerga
"Había bastante presión para no perder la ayuda de Vicepresidencia"

Mariano Abalo, concejal de Urbanismo de Cangas por el partido independiente de Alternativa Canguesa de Esquerda, cree que desde el punto de vista político fue una decisión consensuada a la que no hay nada que replicar. La alcaldesa, Clara Millán, y la concejala de Benestar Social se reunieron en varias ocasiones con los vecinos para consultarles sobre la idoneidad de la obra. Querían hacer el primer centro de Educación Infantil de la zona, algo positivo para el pueblo que iba a beneficiar a muchas familias, porque en Cangas hay un importante déficit de plazas para niños pequeños.

"Había bastante presión para no perder la ayuda de Vicepresidencia, que financia en un 80% la construcción", recuerda Abalo. Pero su opinión personal dista mucho de ser favorable. Hace incluso un símil de la galescola con la derrota electoral del bipartito: "Es el ejemplo muy gráfico de por qué se pierden unas elecciones".

La actual junta directiva de la Comunidad de Montes, muy sensibilizada con el medio ambiente, cree que fue un error cometido por todos del que difícilmente se podrá salir. Cuando la anterior junta cedió los terrenos, nadie les advirtió de cuál iba a ser la altura del edificio. Por la contestación que ofrece el secretario, Daniel González, la decisión se tomó "sin mirar un plano". Y mayor fue su disgusto cuando supieron que la galescola de Bueu es de planta baja [la de Hío tiene dos alturas]. Ahora las pintadas pidiendo el derribo se han adueñado de los ladrillos. Una vecina de Donón comenta que "la gente está que se repatea", porque muy cerca hay un colegio público cuyas aulas están medio vacías por la falta de alumnos.

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El proyecto se presentó a finales de 2007, muy aprisa. Antes de terminar el mes "había que aprobarlo", dice un comunero, "teníamos que encontrar un sitio o nos quedábamos sin ella". Lo hicieron.

En septiembre del año pasado comenzaron las obras de la guardería, que arrancaron con un plazo de ejecución de ocho meses. La idea del Consorcio Galego de Servicios de Igualdade, dependiente de la Consellería de Vicepresidencia, es crear 74 plazas para niños de 0 a 3 años que ahora se reparten en centros privados. Durante el comienzo de las obras, Vicepresidencia advirtió que el centro "sólo" tendría cuatro metros de altura. Costará 634.000 euros y tendrá un encargado, tres maestros y seis educadores. No le faltarán ni las vistas al mar, ni una zona de juegos, espacios verdes y una pequeña huerta.

El rechazo a cómo se ha llevado a cabo todo este proceso ha provocado un efecto colateral: ahora las iniciativas de la comunidad de montes no tienen buena acogida. La última fue la de integrar la Costa da Vela en el Parque Nacional das Illas Atlánticas de Galicia.

Desde la consellería de Medio Ambiente informan de que, a petición de los comuneros, se ha creado una mesa de trabajo con técnicos de la Xunta y de Parques Nacionales para estudiar las ventajas que tendría. "Pero los vecinos ya no se fían porque la gente se siente un poco engañada". De nuevo vuelve a estar de moda en el pueblo aquel refrán que dice que "entre todos lo mataron y él solito se murió".

Obras de construcción de la galescola de Hío, delante de un merendero.
Obras de construcción de la galescola de Hío, delante de un merendero.LALO R. VILLAR

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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