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Elecciones 1-M | La campaña

Quintana tacha a Rajoy y Feijóo de residuos del "franquismo"

Como la sensación general es que a la campaña le falta tensión, Anxo Quintana elevó ayer el tono de su discurso. Principalmente contra Rajoy y Feijóo, sus rivales favoritos. Ayer se refirió a ellos como "señoritos a los que les da asco el gallego" y residuos de la "Administración franquista". También tuvo palabras contra "los poderosos", a los que viene identificando desde el inicio la pegada de carteles con ciertos "poderes mediáticos" hostiles al BNG. Los tachó de caciques. "Me he propuesto acabar con los caciques y nunca conté con su aplauso; prefiero que me silben", les replicó.

Llenazo del candidato del BNG en Ponteareas y tibio ambiente en Santiago. Cosas de la campaña. O del carnaval. En el primero de ellos, un Quintana exultante sustituyó las comparaciones históricas con Salvador Allende o Lázaro Cárdenas por otras menos trascendentes. Se equiparó con MacGyver, el personaje de televisión: "Con casi nada en las manos cambiamos la historia de Galicia y dejamos a MacGyver a la altura de un peón de quinta".Desde el traspié del jueves en Oia, cuando cientos de jubilados fueron trasladados sin su permiso a un mitin de Anxo Quintana, al candidato del BNG se le apreciaba cierto desánimo. Ayer mandó parar. Y contraatacar. Asumido el error, el Bloque sostiene que el PP está utilizando los hechos para incidir en su campaña "de la mentira y la difamación". De modo que pasó a la ofensiva, y advirtió: "No quiero una sola baja, ningún desánimo. Ahora no nos vamos a arrugar. Nunca lo hemos hecho, y ahora más que nunca hay que levantar la cabeza y mirar adelante".

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Las ya famosas "mentiras y difamaciones del PP", a las que se refiere un día tras otro, le condujeron a la cancelación del debate con sus contrincantes en la carrera electoral, otro clásico de los mítines de Quintana. Se puso serio, buscó con la mirada a los periodistas en la grada y les dijo: "Convoquen ustedes a los candidatos, a cualquiera de ellos, que pongan día y hora. En cualquier medio, para que el señor Feijóo no tenga disculpa, ya sea a tres, o a dos o como él quiera. Y quien no vaya, que lo explique".

Debates al margen, el resto del discurso se renovó considerablemente respecto al de la primera semana de campaña. Subió el tono, por ejemplo, en su defensa del concurso eólico, que culminó con una promesa. La próxima legislatura, avanzó, el BNG irá "a por el control total del sector energético para Galicia", empezando por la biomasa. "Feijóo, no. Él prefiere deshacer, y promete derogar el decreto eólico. Lo que no dice es a qué empresa gallega le quiere quitar las concesiones y a qué empresa de fuera de amigotes del PP se la quiere dar", acusó.

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A renovar el mensaje del candidato nacionalista contribuyen nuevos elementos que van irrumpiendo en la campaña. Por ejemplo, la revelación de que Fraga compró muebles de lujo para la residencia oficial de Monte Pío que ahora nadie encuentra: "El PP lleva dando la baturra del gasto todos los días, y resulta que Fraga, con Feijóo de vicepresidente, compró una mesa del siglo XIX de 33.000 euros. Pero lo malo es que no aparece. ¡Dónde estará la mesa!".

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