"La condena a vivir sin límites es peor que la condena a muerte"
Beppino Englaro es, más que un hombre, un superhombre. Lleva 17 años intentando cumplir la misión que le encomendó su hija Eluana. Vivir libre y con dignidad, o morir. "Lo decidimos en familia. Vida, muerte, dignidad, libertad. Somos tres purasangres de la libertad. La magistratura ha defendido nuestro derecho. Y no necesitamos oír letanías", explica.
Tras una batalla jurídica de 11 años, su hija espera en la clínica La Quiete de Udine el momento de ver reconocido su derecho, sancionado por todas las instancias judiciales posibles, a no vivir sin capacidad de entender y querer.
Su padre está más tranquilo que nunca. En paz. No le afecta la manipulación política que ha hecho del caso Silvio Berlusconi, ni el escándalo apocalíptico orquestado por el Vaticano, ni las acusaciones de asesinato que, otra vez ayer, le lanzó la curia romana. "La condena a vivir bajo cualquier condición es mucho peor que una condena a muerte", dice desde su casa de Lecco, donde espera el desenlace con su mujer, Saturna, enferma de cáncer desde 1992, el año en que Eluana tuvo el accidente que la dejó en estado vegetativo.
"Berlusconi intenta detener la legalidad. Quizá no entiende la división de poderes"
"La Iglesia no tiene nada que decir. Yo vivo en un Estado laico"
"Solo me importa una cosa: defender la libertadde mi hija"
Englaro mandó ayer un mensaje al presidente de la República, Giorgio Napolitano, y al presidente del Consejo, Silvio Berlusconi: "Soy el tutor de Eluana Englaro, pero en este momento hablo de padre a padre, y me dirijo a ustedes para invitarles, a los dos solos, a que acudan a Udine para conocer, en persona y de forma privada, las condiciones reales de mi hija Eluana, sobre quien se han difundido noticias alejadas de la realidad que pueden llevar a confundir y desviar todo comentario y convicción".
Pregunta. ¿Han acelerado los médicos la suspensión de la alimentación de Eluana?
Respuesta. El protocolo sigue adelante. Los tres médicos están intentando cumplir al 100% el protocolo que decidió el juez. Nuestro único interés es respetar la legalidad. No entramos en detalles. Nos atenemos escrupulosamente a lo que han dicho los tribunales. Solo a eso.
P. ¿Qué le ha parecido el movimiento del Gobierno Berlusconi?
R. Ha sido un golpe de efecto. Sólo se me ocurre decir que la realidad a veces supera a la fantasía más fantasiosa. Es muy curioso que Berlusconi haya salido precisamente ahora a escena. Cuando era primer ministro, en 2004, yo le escribí una carta pidiéndole ayuda. No respondió. Como la política no hizo nada y el Gobierno tampoco, me dirigí a los jueces. Les pedí ayuda y ellos cumplieron su deber. Durante más de diez años todas las instancias judiciales han examinado hasta el más mínimo detalle. No sé qué esperan descubrir ahora los políticos.
P. Dicen que sólo quieren evitar que Eluana muera.
R. Quieren bloquear la sentencia del Supremo, sí. Pero en un país civilizado eso no debería suceder. Berlusconi se ha enfrentado al presidente de la República para intentar detener la legalidad. Quizá no entiende la división de poderes.
P. ¿Cree que al final podrá hacer valer ese derecho?
R. Siempre me he movido en la legalidad más estricta porque no tenía otra alternativa. Si ellos quieren obstaculizar la legalidad no es algo que yo pueda controlar. Yo me defiendo con el derecho, como siempre. Si ellos quieren verificar cosas que ya han sido verificadas muchas veces significa que, por su parte, es una cosa infinita. Pero esta historia siempre ha sido clara, neta y límpida. Eso es lo que les molesta. Se ha hecho de una manera escrupulosamente legal, y ellos no están acostumbrados a manejar cosas tan limpias. No entienden qué es esa cosa tan clara de la legalidad a la luz del sol. No es culpa nuestra. Hemos hecho todo dentro de la sociedad y de la legalidad. No podemos hacer más.
P. ¿Qué le ha parecido el aplauso de la Iglesia al movimiento de Berlusconi?
R. De la Iglesia no hablo. Siento un sagrado respeto por ella y espero de ella lo mismo. Espero que sepan lo que dicen y lo que hacen, pero no polemizo con ellos. La Iglesia no tiene nada que ver en el asunto. No me puede imponer sus valores. Puede opinar, pero lo que diga no tiene que ver conmigo ni con Eluana. El magisterio de la Iglesia es moral; el Estado es laico, y en él están también los católicos. Lo que dice la Iglesia les debe afectar a ellos, no a los que no profesamos esa confesión. De forma que todo lo que digan es su problema, no mío.
P. Quizá ése sea el fondo del problema. Es usted demasiado laico.
R. Me dicen siempre que estoy años luz por delante, que soy demasiado avanzado. Pero yo no puedo volver atrás para darles placer, lo siento. Ellos están a su nivel y yo vivo en un Estado laico. Los 2009 años de historia de la Iglesia van por un lado y el Estado va por el suyo. Yo para pedir justicia no me he dirigido a ellos, sino a los tribunales de Justicia. A ellos no les he pedido nada, ni se lo pediré. Pueden decir lo que quieran, no lo discuto, pero esta historia está fuera de su poder.
P. Berlusconi dijo el viernes que no puede quejarse usted de que el caso le haya costado dinero porque las monjas de Lecco siempre han atendido gratis a Eluana. ¿Cómo recibió esas palabras?
R. Hubiera dado todos los recursos del mundo para evitar que Eluana pasara así estos 17 años. Todo el dinero del mundo. El único coste que nos interesa es la libertad fundamental de mi hija. Si hubiese sido por Eluana, no habría costado ni un euro. Yo no pedí que la mantuvieran viva, pedí que la dejaran morir el primer día que me dijeron que estaba así. Decidieron ellos, no nosotros. Fuimos obligados a mantenerla viva, sin capacidad de entender ni de querer, por unos médicos que no sabían nada de nosotros. Fue un acto de una violencia espantosa. Por eso pedimos a la sociedad que nos ayudara. Ése es el precio que hemos pagado.
P. ¿Cree que Eluana se ha convertido en un símbolo de libertad?
R. Espero que su historia sirva para que la gente entienda que la medicina debe pensar mil veces antes de crear situaciones que no existen en la naturaleza. Eso es de locos. La vida es vida, la muerte es muerte. Blanco o negro. Las personas vivas son capaces de entender y decidir por sí mismas. Yo he pedido por caridad que la dejen morir. La condena a vivir sin límites es peor que la condena a muerte. En la familia, los tres habíamos dejado clara nuestra posición. Lo hablamos muchas veces. Vida, muerte, libertad, dignidad. Somos tres purasangres de la libertad. No necesitamos escuchar letanías. Ni culturales, ni religiosas, ni políticas.
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