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Reportaje:

Los edificios preferidos de Pérez Villalta

El artista tarifeño muestra en Cádiz su pasión por la arquitectura sin arquitectos

Su primera imagen la tomó en un viaje de amistad. Llegó a Valencia en busca de un amigo que estaba haciendo allí la mili y entonces se sorprendió por la esbeltez del edificio donde su compañero de estudios había alquilado una casa en el barrio del Cabanyal. "Pedí una cámara y lo inmortalicé". Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, Cádiz, 1948) inició así un recorrido visual y artístico por la arquitectura más popular que ahora expone en la sala Rivadavia de la capital gaditana. "Es la arquitectura que no tiene arquitectos", resume el artista.

Cuando Pérez Villalta inició su álbum de inmuebles singulares, entre los que incluyó viviendas, garajes, chabolas, cines, bares o iglesias, era estudiante de la Escuela de Arquitectura. Pero era un alumno rebelde. "Yo era muy crítico con la ortodoxia que nos intentaban inculcar. En la calle me encontré con esa otra idea. Los creadores de aquellas obras no eran arquitectos sino albañiles o particulares que construían a su modo", explica el autor. Su cámara no dejó de funcionar durante 12 años, desde 1974 a 1986, hasta que alguien le robó el equipo. Reunió más de 700 imágenes, de las que ha seleccionado 60 para participar en la muestra Arquitecturas encontradas.

El artista tarifeño defiende estas construcciones pese a los sentimientos encontrados que generan. "Para algunos son aberraciones. Las consideran monstruosas". Él encontró en ellas principios de vanguardia. "Soy un hijo del pop", se justifica. Por eso se apasionó por el poder de las clases populares para jugar con la heterodoxia del ladrillo y la pintura. Pérez Villalta encontró fuente de inspiración en el cemento, los techos de uralita, los bloques prefabricados, la cerámica incrustada y la carpintería metálica.

El resumen visual de esta oda a la arquitectura de lo cutre se puede ver ahora en Cádiz. Imágenes que ensalzan macetas convertidas en estatuas de bienvenida o barandillas culminadas con botellas de cerveza a las que la cámara de Guillermo Pérez Villalta ha convertido en arte.

En la sala Rivadavia. Cádiz. Hasta el 1 de marzo. Gratuito.

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