Diez bailes para recibir a Obama
El 'glamour' de Hollywood llega a Washington en honor del presidente del cambio
Después de jurar su cargo, Barack Obama acudirá a la Casa Blanca y se preparará para bailar. En su agenda del 20 de enero, el mismo día en que se convertirá oficialmente en presidente de EE UU, tiene programadas 10 fiestas de todos los estilos y con todo tipo de invitados. Está la de los militares. También las de los jóvenes y los vecinos de la ciudad de Washington. Hay una por cada zona geográfica del país. Y están las que organizan los Estados natales del presidente y el vicepresidente, Joe Biden.
"Todos están diseñados para unir de nuevo a la nación, uno de los asuntos en los que el presidente electo hizo más hincapié en la campaña electoral", dice Natalie Wyeth, portavoz del comité inaugural de Obama. Es lógico. Tras estos bailes se esconde siempre la intención de transmitir un mensaje político.
Barbra streisand, beyoncé y scarlett johansson, entre los invitados
Las fiestas de los presidentes comenzaron hace 200 años
Con Obama, después de la sobriedad de los bailes inaugurales de George W. Bush, Hollywood vuelve a tomar Washington cautivo de su estilo y su glamour. Aretha Franklin cantará en la toma de posesión. La lista de famosos que han anunciado que se dejará caer por la otrora sobria capital de la nación es larga, e incluye nombres como los de Barbra Streisand, Beyoncé Knowles, Stevie Wonder, Oprah Winfrey y Scarlett Johansson, entre muchos otros.
Durante las dos ceremonias de Bush hubo fiestas, sí. Pero el presidente no bailó más de 30 segundos en ninguna de ellas. En la llamada Fiesta de la Constitución lo hizo con su esposa, Laura, al ritmo de la canción I could have danced all night, del musical My fair lady. El presidente reconoció que "en los pasados cuatro años no ha habido muchas ocasiones para bailar".
"Era un presidente en guerra que había sufrido el peor ataque terrorista de la historia de EE UU", explica Jim Hilty, profesor de la Universidad de Temple y experto en la historia de la presidencia. "El tono era más sombrío. Y el presidente no quiso celebrar más que el tema de su inauguración, la libertad y el servicio al país".
Muchos quieren redescubrir en los Obama el estilo que John y Jackie Kennedy trajeron a Washington. "Aquellas fueron las primeras celebraciones en el puro estilo de Hollywood. Kennedy eligió a Frank Sinatra para que codirigiera la gala inaugural en 1961. Fue más que un baile. Fue una verdadera celebración musical y cinematográfica", explica Hilty. Fue, además, la primera ceremonia que fue retransmitida por televisión.
En realidad, las fiestas inaugurales nacieron hace exactamente 200 años, cuando una amante de los bailes llegó a Washington como la cuarta primera dama en la historia de la joven nación norteamericana. Se trataba de Dolley Madison, que, al mudarse a la nueva capital, quedó horrorizada por lo poco dados que eran los washingtonianos a los bailes y recepciones. Así que decidió celebrar la llegada de su marido a la presidencia con una orquesta e invitando a bailar a los vecinos de la ciudad. Fue una sensación, un éxito que todavía dura.
Por supuesto, ha habido altibajos en la historia de los bailes. "Abraham Lincoln, en 1861, veía cómo se avecinaba una guerra civil. El tono de su inauguración fue, más bien, sombrío. En 1945 Franklin Roosevelt tomó posesión en la agonía de la II Guerra Mundial, y no hubo grandes pompas", comenta Hilty. Y luego, estuvo Jimmy Carter, que quiso hacer de la sobriedad su marchamo y acabó por empezar su legislatura con mal pie.
En plena crisis económica y petrolífera de los años setenta, Carter, que en su día se ganó la vida como granjero de cacahuetes en Georgia, quiso anular los bailes. Sirvió sólo galletas y cacahuetes.
Con Ronald Reagan volvieron los fastos, con nueve lujosos bailes de etiqueta. Su mujer, Nancy, lució en la inauguración un vestido de Galanos cuyo valor se estimó en 10.000 dólares (7.400 euros). George Bush padre organizó 11 bailes y Bill Clinton, en 1997, 14. Él y su mujer, Hillary, aparecieron en todos y cada uno de ellos, vestidos de gala y bailando al ritmo de la canción Unforgettable, de Nat King Cole.
Obama ha anunciado su intención de aparecer en sus 10 fiestas oficiales, lo que convertirá la noche de su inauguración en una frenética carrera por las calles de la capital. Con la crisis económica que sufre el país y las dos guerras con las que tendrá que lidiar el presidente al llegar al gobierno, puede que sean una última oportunidad para bailar con Michelle antes de enfrentarse a los problemas de verdad.
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