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Maneras de celebrar el nuevo año

A la 'caza del gato' en las campanadas

Dos horas para encontrar un madrileño en Nochevieja en la Puerta del Sol

Rebeca Carranco

Cuatro aspirantes a Jedi alborotan el cotarro con sus espadas de luz cutres. Se han encaramado al tejado de uno de los edificios de la Puerta del Sol. La marabunta, más de 15.000 personas según cálculos de EL PAÍS, les jalea. Silba, grita, levanta sus copazos y menea sus pelucas con movimientos convulsivos. Trata de saltar, pero no puede. Es Nochevieja en Sol. La puerta no da más de sí.

Valencianos, barceloneses, burgaleses o canarios engulleron sus uvas de los chinos a un euro el paquete de doce. De fuera, argentinos, ingleses, franceses, italianos, colombianos, alemanes o bangladesíes no pudieron cumplir con la tradición de tragar las uvas, porque no conocían el asunto de los cuartos. La Nochevieja en la antigua puerta de entrada a la capital fue un exitazo. Pero no por los madrileños, que brillaron por su ausencia. Dos horas en Sol y 25 personas después, EL PAÍS dio con dos gatos.

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Las manecillas marcan las doce. "¡No se oye!", grita Ángel, de 24 años. Diana, su novia, de 20, ya mastica a dos carrillos. "¡Feliz año!", dice, mientras se lanza al cuello del chaval. A Ángel le han sobrado cuatro uvas de la suerte. No podrá pedir un deseo. Pero le da igual, no cabe en sí de gozo. Está en la Puerta del Sol celebrando el fin de año. Un sueño de esta pareja de provincias, que ha viajado desde Valencia.

"Cásate conmigo", le pide a Diana. Ella se toca las trenzas postizas de Pippi Langstrump, con un curioso sombrero en el que pone "Paz", y le besa. Pero no contesta. Llevan desde las nueve y media de la noche bebiendo y haciendo amigos, "como éstos". "Éstos" son una pareja de italianos borrachos que ofrecen alcohol de sus vasos de plástico -la policía repartió 20.000 a la entrada de Sol y requisó las botellas de cristal- al que se acerca. Y, por si fueran pocos, Ángel hace dos amigos más. También italianos. "¡Es lo que más hay!", dice, mucho más alto de lo necesario.

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"¿Cómo se dice 'perdón' en español? ¿Y 'feliz año nuevo'?". Laura ha llegado desde Londres para pasárselo en grande. Con la segunda frase, felicitará al que tenga al lado. Con la primera, se abrirá paso. Y le pilla el tranquillo. De perdón en perdón, avanza hasta el centro de la plaza.

Una familia de bangladesíes aguanta estoicamente los empujones. Primero, Laura; luego, unos franceses que les rocían con cerveza; después, unos italianos que les machacan los pies. A 10 minutos de que empiecen las campanadas, tres mujeres argentinas que aducen que tienen "hijas" más allá. Y ellos sólo se quejan de que no ha habido presentador en las campanadas. "Esperábamos un espectáculo más fuerte", dicen.

En la búsqueda del madrileño se cruza otro valenciano que está en la capital porque le dio "un puntazo", un grupo de Huesca y Castellón que trata de llevarse de juerga con ellos a todo el que pilla, dos uruguayos, un canario, cinco barceloneses, un grupo de argentinos, cinco jóvenes colombianos que estudian en Alemania, un par de burgaleses, mexicanos, una brasileña a cacerolazo limpio "bendiciendo" a los allí reunidos... De todo.

"¡Nos hemos escapado de la cáaaarcel!". Lo grita, por fin, un madrileño. Va disfrazado de preso, tiene 25 años y está en Sol con otro amigo de Madrid y un grupo de Burgos. "El año pasado nos vestimos de chinos. Este protestamos porque han derribado la antigua cárcel de Carabanchel", explica. Pero se escapa, cual cenicienta, sin decir su nombre. Jessica, de 26 años, una de las burgalesas que le acompaña, tiene otra versión: "¡Vamos de presos porque nos encantan las rayas!". Y se escapa también. Los amigos le meten prisa para seguir la fiesta.

Una juerga que dejó la capital llena de basura. El Servicio de Limpieza Urgente (Selur) recogió 26.500 kilos de residuos, 1.600 más que el año pasado. Un total de 159 personas trabajaron de la una de la madrugada hasta las cuatro para dejar Madrid a punto para recibir las rebajas. El Samur salió 253 veces; los bomberos, 54, y la Policía Municipal hizo 306 intervenciones. Aun así, la noche fue tranquila.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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