Pelea en plena crisis
Desde el 27 de octubre pasado hasta ayer, en dos ocasiones, los dos máximos ejecutivos del grupo Santander, Emilio Botín, presidente, y Alfredo Sáenz, vicepresidente, han negado públicamente necesitar más capital. Como bien es sabido, para Botín "cada día tiene su afán" y ha vuelto a poner en práctica su principio. Algunos expertos creían que el Santander era un candidato a elevar sus recursos propios, sobre todo tras las ayudas gubernamentales a algunos de los competidores internacionales, que han pasado de ser bancos con problemas a tener un alto nivel de capital.
Al mercado no le ha agradado la sorpresa. Habitualmente no son bien recibidas las ampliaciones de capital porque suponen un riesgo de reducción del beneficio por acción y eso trae parejo una caída de la cotización. Ayer el Santander cayó un 5% en Bolsa, pese a que ya acumulaba un descenso del 40% en el año. Sin embargo, la entidad afirma que ganará unos 10.000 millones este año y un 15% más en 2009, hasta los 11.500 millones.
El banco cántabro mantendrá el dividendo de 2008 el próximo ejercicio Botín negó hace dos semanas que necesitase ampliar capital
Con esta ampliación, el Santander ha tomado la delantera a sus competidores y esquiva la tentación de que el Gobierno le ofrezca una "ayuda" en su capital que conllevaría poner consejeros de la Administración, algo que rechaza Botín. Otra consecuencia de esta ampliación es la nueva guerra desatada en el sector. El BBVA antepone, en un escrito, su "estrategia prudente" a la "mucho más agresiva" del Santander y sugiere problemas futuros para Botín por sus últimas compras. La pelea -en mitad de la crisis- no ha hecho más que empezar.