Obama y Zapatero tenían razón
La aclamada victoria de Obama supone una fundada esperanza para el mundo, sumido en el pesimismo por la macrocrisis financiera y económica. Como senador de Illinois fue uno de los pocos políticos norteamericanos que se opuso a la guerra de Irak.
Hace más de cuatro años el recién elegido presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, retiró las tropas españolas de Irak y se opuso, no era fácil entones, al trío de las Azores, Bush, Blair y Aznar, quienes avivaron los polvos (belicismo, unilateralismo, fundamentalismo neoliberal...) que generaron los lodos de hoy (dos guerras empantanadas, miedo, desesperanza, paro, cierre masivo de empresas...).
Nunca tan pocos hicieron tanto daño a tantos en tan poco tiempo. No sé qué tribunal juzgará a los que han causado tantos sufrimientos; el de la opinión pública ya lo ha hecho. Obama y Zapatero tenían razón. El futuro está en sus manos y en las de la generación que ambos representan. Luis Yáñez-Barnuevo. Sevilla
El nuevo presidente de los Estados Unidos de América encarna la esencia del sistema americano basado en las cualidades personales y el esfuerzo. Si Obama, un ciudadano de origen humilde, afroamericano, hijo de un extranjero y sin relaciones con las grandes dinastías políticas de Washington, ha sido capaz de llegar a ser presidente de la mayor democracia del mundo significa que cualquiera puede conseguirlo. Desde nuestro país de reinos de taifas, de caciques territoriales, de subvenciones, de poltronas calientes y coches oficiales hay una parte de la grandeza del sistema americano que se escapa a nuestros ojos. Ellos anteponen el ciudadano frente al territorio como centro de la política y basan su sistema en el esfuerzo y no en prebendas o agravios comparativos. Hay una parte del significado que tiene "el sueño americano" que a la vieja y consolidada Europa se nos escapa entre las manos. David Pasarin-Gegunde Linares. Bilbao.