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Análisis:EL ACENTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El precio del saber

Ser médico cuesta unos 18.000 euros. Para quienes se torturaban por darle un valor exacto a seis años de estudios y desvelos, la previa dedicación para obtener un buen promedio en selectividad y tener así la llave para obtener plaza en las universidades, la tensión de las prácticas, el desierto de libros y bibliotecas, el nervio de los exámenes, el afán y la obsesión por la salud del prójimo. Que no se compliquen la vida: todo eso cuesta, más o menos, 18.000 euros.

Lo ha explicado la policía nacional, que detuvo hace unos días a 27 personas e imputó a 18 por el delito de traficar con títulos falsos. Pagabas la cantidad estipulada y, por arte de birlibirloque, eras dueño de inmediato del saber propio de un médico, un psicoterapeuta, un psicólogo, un farmacéutico, un abogado... Y con diplomas auténticos, procedentes de dos universidades peruanas. Alguno de los beneficiados, y fueron 42, se lanzó de inmediato a practicar liposucciones y a inyectar bótox de bajísima calidad. Otro se puso a recetar fármacos, y casi liquida a dos ancianos (tiene un proceso abierto por un posible caso de mala praxis).

Habrá algunos, seguramente muchos de los licenciados que llevan años esforzándose en terminar sus carreras, que no darán crédito: 18.000 euros. Cuando probablemente están seguros de que, vistos los resultados, su título no vale en realidad nada. Nada de nada. ¿Dónde están esos genios que les sacan todavía rendimiento? Dentro de poco, seguramente, en prisión.

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Pasar por las universidades de este país, está visto, no debe producir grandes cambios. Ni barniz alguno de distinción. Ni se habla mejor, ni se escribe con menos faltas de ortografía, ni se tienen unas opiniones algo más elaboradas. Un patán con un título de 18.000 euros puede resultar tan convincente como el estudiante que se ha pasado cinco o más años en las aulas. Puesto que no hay diferencias e importa un bledo el saber, los personajes verdaderamente importantes en esta sociedad son los intermediarios. Si son capaces de vender títulos a 18.000 euros y encontrarles trabajo a sus flamantes licenciados es que son hoy imprescindibles. No vayan, por favor, a meterlos en la cárcel.

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