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Análisis:Cosa de dos
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

"Coñazo"

Juan Cruz

Esa reflexión que hizo Mariano Rajoy en A Coruña ayer a mediodía alivia a los que siempre han pensado que los desfiles militares son un coñazo pero no se atreven a decirlo. El adjetivo lo hubiera subrayado mil veces el compañero Carlos Boyero, que a veces, como hoy, me da amparo en su columna. Y con su permiso, ahí está el adjetivo, como si fuera la liberación de una neurona obturada por lo políticamente correcto.

Fue bueno escucharlo en los telediarios, donde seguramente hoy nos pasarán una y mil veces lo que Rajoy dejó ahí bien definido, el dichoso desfile; está muy bien que los que quieren desfilar desfilen, pero no sé si tiene mucho sentido televisivo emitir (ni en directo ni en diferido) un desfile militar, una procesión, cualquiera de estas cosas que siempre son iguales y que no sirven sino para alimentar el ya supuesto honor de la tropa.

Así que Rajoy ha relajado el ambiente; luego ha dicho que donde dijo no dijo nada, pero eso es también marca de su casa; el año pasado (y eso nos lo han dicho los informativos y los documentales) llamó a la gloria patria, incluso a exhibir las banderas, pero ahora la casualidad le ha cambiado el paso... militar, y ha dicho, más o menos, aquello que dijo Arrabal en una famosa dedicatoria muy reprendida.

La verdad es que esa frase que Rajoy le dijo a Javier Arenas, en la confianza de que el micrófono estuviera bajo, como el de 59 segundos, le ha salido en un momento fatal... para su estrategia política. Porque la basó en el pasado, en el patriotismo, y ahora le sale el subconsciente público con esas andadas. Además, la vicepresidenta Fernández de la Vega le había tirado de las orejas por la mañana por poco patriótico, porque anda mareando la perdiz y aún no se junta con Zapatero, y después, al mediodía relajado de Galicia, a él se le pone en la punta de la lengua esa confesión que tantos españoles habrán compartido por tierra, mar y aire.

Lo cierto es que, como quizá hubiera dicho Boyero, este exabrupto tranquilo es lo mejor, lo más auténtico, que ha dicho el líder del PP desde que su compañero Trillo dijo aquello de "¡Manda huevos!".

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