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Grabación de la 'Misa en si menor' de Bach en Via Stellae

El grupo Les Musiciens du Louvre, dirigido por Marc Minkovski, ha llevado a cabo en San Domingos de Bonaval la grabación discográfica de la Misa en si menor de J. S. Bach junto a diez grandes solistas vocales. Decenas de micrófonos indicaban lo extraordinario del evento. La grave y potente voz de Mark Minkovski dictó los detalles precisos para el silencio absoluto: vetados cualquier susurro, tos o movimiento de silla; los móviles apagados, que silenciados también interfieren. Pero estaba en Santiago y llovía; decenas de paraguas amenazaban aún, apoyados en las columnas. El director artístico del festival los fue tumbando para evitar el estruendo que podría producir su caída, atraídos por las leyes de Newton o empujados por la de Murphy.

La gran diferencia entre una grabación y un concierto había quedado marcada. La preocupación por la precisión y el encaje perfecto de cada nota era evidente en gestos y sonidos. El conjunto instrumental y los diez solistas -que hicieron de coro, a la usanza de la época- entonaron el Kyrie. La claridad de la polifonía bachiana iluminó Bonaval, encendida por Minkowski. La luminosidad del Gloria in excelsis... y el descenso a la escala humana del Et in Terra enmarcaron los extremos del carácter de la Misa, un continuo subir a las alturas desde la humilde fe del genio.

Emoción y victoria

El gran talento de solistas, orquesta y director marcó el escalonamiento emocional con una rica matización expresiva. La desigual potencia de voz de los cantantes, que las necesidades de la grabación obligan a no forzar para nivelar en el disco, tampoco impidió el vuelo de la emoción entre artistas y público. Es gratificante ver cómo solistas de la talla de los presentes en Bonaval cantaron los coros de esta misa única con una concentración en las órdenes del director rayana en la devoción.

Cada uno de ellos tuvo su correspondiente solo; todos, elevados por la dirección de Minkowski, hicieron música por encima de la mera interpretación. Hubo momentos cumbre pero no valle. El de mayor emoción, el Agnus de Natalie Stutzmann; una verdadera contralto, con todo lo que eso significa en Bach. El coro final llenó Bonaval de paz y Minkovski, entre aplausos, felicitó al público por su sabio silencio: se había vencido a Murphy.

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