Keniano, blanco y ciclista
Chris Froome, nacido en Nairobi, ha vivido en cinco países y se acercó a la bici "para explorar"
Es alto, rubio, tiene los ojos azules, alguna peca y la piel muy muy clara. Parece el típico chico del norte de Europa, pero Chris Froome es keniano y ciclista. De no vivir con la bicicleta pegada al trasero, sería explorador. "Decidí correr en bici porque para mí era la mejor manera de alcanzar la felicidad", cuenta. ¿Y qué es lo que le hace más feliz? "Explorar, ir por ahí a ver cosas. Era lo que hacía desde pequeñito. Nací en Nairobi y di vueltas y vueltas por la ciudad, sus alrededores y la campiña con mi bicicleta hasta los 14 años", cuenta este hijo de inmigrantes ingleses que ha vivido en cinco países distintos.
Lo que de pequeño era un juego, una especie de aventura -"just for fun", como le gusta decir a él- se convirtió en su trabajo. Dejó Nairobi con 14 años rumbo a Johannesburgo para terminar los estudios y se subió a una bicicleta de montaña. "Era lo que había. Hacía sobre todo carreras a nivel amateur. Tres años después me pasé a la bici. Llevo desde entonces soñando con una gran carrera de etapas", confiesa.
"Decidí correr porque para mí era la mejor forma de alcanzar la felicidad", cuenta
"Estoy impresionado con tanta gente", comenta durante su primer Tour
Especial del Tour de Francia |
No fue hasta 2007, sin embargo, cuando se hizo ciclista profesional. Y éste es su primer Tour. "Estoy impresionado con tanta gente", reconoce. Claudio Corti, manager del Barloworld y cazatalentos en África, fue quien le fichó tras verle durante dos años seguidos en la Vuelta al Cabo. "No ha hecho nada todavía, ha demostrado que tiene talento, pero en carreras mucho menores. Esto es otra cosa: es el Tour, que se vaya fogueando. Tiene 23 años y carrera para largo rato. Es bueno en la montaña y en las contrarreloj, pero esto no significa que se convierta en un fenómeno. Si algún día acaba entre los diez primeros, mejor para todos. A mí me gusta porque trabaja duro y lo mío es también formar a los jóvenes", explica. Por lo pronto, Chris, que después de haber vivido en Kenia, Suráfrica, Bélgica e Inglaterra se ha mudado a Italia, se ha comprado una casa cerca de Brescia, a unos diez kilómetros del cuartel general del equipo y del apartamento del manager. "Se ha traído la novia y va aprendiendo muy rápido el italiano. Se ha ambientado enseguida. Es un chico culto, amable y educado", le reconocen sus compañeros.
"Siempre me ha gustado viajar", dice él. Se interrumpe sólo cuando se acercan unos niños a pedirle autógrafos, en el malecón de Saint Malo. Se quita la gorra y les guiña el ojo. Le gusta viajar sí, pero, cuando se le pregunta con qué ciudad europea se queda, permanece callado durante un buen rato. "No sé, nunca lo había pensado. Me gusta España, por las montañas, la mezcla de culturas y las fiestas populares. Supongo que es el mejor país para explorar", bromea.
Su familia es una noria. La madre, que falleció hace un mes, era diplomática en Irak. Sus hermanos mayores han seguido las huellas del padre y ambos son contables. "Uno vive en Londres y otro en Dublín. Y el más pequeño se ha quedado en Suráfrica, todavía está estudiando. A ninguno de ellos les ha dado por la bici", cuenta. A él le gusta leer en su tiempo libre. "Intento hacerlo también aquí en el Tour, por la noche antes de acostarme... pero no consigo leer más de cinco páginas, acabamos reventados". Cursó Económicas durante dos años. "Me quedan dos todavía, pero con el ritmo de los entrenamientos es imposible. Quizás algún día termine la Universidad", comenta.
Sigue sintiéndose africano -"aunque no lo parezca...", admite- pese a que abandonó Suráfrica hace varios años y pese a que, desde hace poco más de un mes, es ciudadano británico. "Tenía doble nacionalidad y al llevar mucho tiempo fuera de Kenia pensé que tendría más oportunidades con el pasaporte británico en temas de Mundiales y Juegos Olímpicos", explica. De momento, disfruta con el paisaje francés. Como un verdadero explorador.
Primer duelo contra el cronómetro
Los 178 ciclistas que siguen en liza en el Tour afrontan hoy la primera contrarreloj individual de la ronda. Serán 29 kilómetros de un perfil llano, y adecuado a la potencia de rodadores como el suizo Cancellara -campéon mundial contrarreloj en 2006 y 2007-, el italiano Bruseghin o el británico Millar.Los que más temen la etapa de hoy, evidentemente, son los escaladores. "Perderé tiempo, pero lo importante para mí es la etapa del jueves [con final en alto, en Super-Besse], donde quiero luchar por la victoria", afirma el italiano Riccardo Riccò, segundo en el Giro de este año tras el español Alberto Contador.La etapa también servirá para calibrar la mejora en las cronos de Alejandro Valverde, que ganó una etapa similar de 31 kilometros el pasado mes de junio, en la Dauphiné Libéré. "No es demasiado larga, y es bastante técnica", afirma el murciano, que sale con la ventaja de conocer el tiempo marcado por todos sus rivales para la general final.Orden de salida: D. Menchov (15.14), R. Riccò (15.20), D. Cunego (15.48), F. Cancellara (15.50), C. Sastre (15.56), M. Bruseghin (16.02), C. Evans (16.40), D. Millar (16.42) y A. Valverde (16.50).
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