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Entrevista:CARLOS MARCHENA | Defensa de la selección española | EUROCOPA 2008 | Semifinales: Rusia-España

"En el campo sólo se divierten los delanteros"

El aval de una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, una Supercopa europea, una Copa de la UEFA, dos Ligas y una Copa del Rey no parecían alcanzarle a Carlos Marchena (Las Cabezas de San Juan, Sevilla; 1979) para disfrutar del reconocimiento de la crítica y la devoción de los aficionados. Dentro del grupo nunca generó dudas su titularidad. Forma parte del núcleo duro y lleva años compartiendo horas con Capdevila, Puyol, Xavi y Casillas en las selecciones inferiores. Un rendimiento espectacular, especialmente contra Suecia e Italia, le han encumbrado como uno de los mejores centrales del campeonato. Ha cerrado la boca a muchos, pero quizá ni siquiera le importe.

"Al no ser un portento de cualidades, debo estar pendiente de mi forma física"
"Nuestro equipo se ha hecho grande desde la humildad y el sacrificio"
"Esta Rusia tiene poco que ver con la del debut. Tendremos que trabajar mucho"
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Pregunta. ¿Hasta qué punto le afectaron las críticas antes del torneo?

Respuesta. No soy una persona que pierda el tiempo en las cosas que escapan a su control. Lo llevo como lo he llevado siempre. Para mí, no es una situación nueva. Soy un jugador al que le gusta estar pendiente de su forma física al no ser un portento de cualidades y que necesita preparar los partidos para no perder la concentración. Esto me exige estar muy centrado en mi cuerpo y con la mente clarita y despejada. No pierdo el tiempo en lo que no puedo controlar.

P. ¿Es esa concentración la que le permite llegar sin grandes alardes físicos?

R. Es que no soy un jugador poderoso en lo físico. No tengo unas cualidades excepcionales. Así que, si otros llegan por ímpetu y velocidad, yo he tenido que aprender a estar, a fiarme más de la colocación que de mi físico.

P. A Luis no le gusta nada que los centrales salgan jugando, pero a usted parece que sí.

R. Es la consecuencia de haberme pasado un año jugando como mediocentro. A ratos, en el campo, quieres más contacto con la pelota por la inercia del partido. Tratas de cambiar el concepto, de amoldarte al puesto. Pero, al final, sale a relucir el hábito adquirido. Me gusta jugar la pelota.

P. Es usted andaluz, pero diría que le he escuchado ordenar la defensa con Puyol en catalán durante los entrenamientos.

R. Piense que vivo en Valencia. Así que entiendo a Puyi cuando habla con Capdevila en catalán y le contesto yo con las palabras que sé en valenciano. Le hago una broma y él se muere de risa. Hace muchos años que coincido con Puyol en la selección. Nos entendemos bien.

P. Diríase que son una pareja de centrales absolutamente complementarios.

R. Somos dos jugadores muy diferentes, es cierto, pero llevo tiempo con él y nos conocemos bien. Me siento cómodo.

P. Entre los dos marcaron a Luca Toni y consiguieron frenarle. Desde fuera, pareció que les dio mucho trabajo. ¿Cómo se organizaron?

R. No solemos marcar al hombre y, además, sabemos que Toni se mueve mucho y busca siempre la caída a las bandas. Entonces, entre Puyol y yo nos repartimos su marcaje. Básicamente, el juego de central, en situaciones como la que plantea frenar a un delantero como Toni, es una cuestión de concentración para que nunca pueda llegar cómodo al remate. Un despiste es gol. Se trataba de que hubiera siempre uno con él y el otro dándole cobertura. Durante todo el partido, la defensa y, en general, todo el equipo, en labores defensivas, estuvo muy concentrado. Sabíamos que estábamos jugando contra Italia, una campeona del mundo que llega una vez y no te perdona. Debíamos estar concentrados. Así los frenamos. Con Toni teníamos que estar muy atentos. Uno, encima. El otro, libre para dar coberturas. Salió bien.

P. Precisamente, usted habría sido un buen libre cuando se llevaba eso de cerrar la defensa con un hombre por detrás.

R. ¿Por qué?

P. Porque suele estar bien colocado, es cerebral, le gusta salir al cruce...

P. Nunca me gustó ni la figura ni el concepto del líbero. Creo en la línea. Un líbero era casi incompatible con el fuera de juego. Yo creo en eso también, en juntar las líneas para defender en grupo.

P. ¿Sufre en el campo?

R. En el campo sólo se divierten los delanteros. Tienen derecho a arriesgarse y, en consecuencia, a fallar. Un defensa no se puede permitir el lujo de cometer errores. Tenemos que dar soluciones inmediatas porque no hay más oportunidades. Si fallas, gol. Entonces, es un ejercicio de concentración importante que no te permite muchas alegrías. Pero ésa es la base de un equipo, ¿no? Cada cual asume sus responsabilidades pensando en el bien colectivo, que es lo que importa.

P. ¿Por qué esa sensación de grupo en la selección?

R. Porque somos un grupo. Este equipo se ha hecho grande desde la humildad y el sacrificio, desde el compromiso por una idea colectiva que pasa por hacer las cosas bien. Siempre con honradez, más o menos talento y mucha humildad. Este equipo gana porque es humilde y se esfuerza. Y ese compañerismo permite que haya un gran ambiente de grupo.

P. ¿Hasta qué punto eso es una consecuencia de la intervención del entrenador? ¿O es una autogestión del grupo?

R. Mire, yo siempre he comparado a un equipo de fútbol con una familia. Los entrenadores son los padres y los jugadores somos los hijos. En una familia, el padre puede decir: 'Las normas son éstas y, además, tenéis que llevaros bien'. Pero los hijos hacen lo que les da la gana con las normas y se llevan bien o no por mucho que les diga el padre. Nosotros hemos cogido las normas y nos ha resultado muy natural llevarnos bien, pero es que hemos querido llevarnos bien. Y hemos sabido encontrar los referentes de grupo porque los hemos buscado.

P. ¿A qué se refiere?

R. A detalles menores, si se quiere, pero importantes.

P. ¿A la música que suena en el autocar, por ejemplo?

R. Sí, por ejemplo. Suena la que suena porque alguien la ha elegido. Gustará más o menos, pero es la que nos llega a todos.

P. ¿Cómo prepara el partido mentalmente?

R. Intento llegar muy concentrado, pero en el punto en el que la responsabilidad no te supere. Se trata de poner la balanza y encontrar el punto medio de relajación y ansiedad necesarios.

P. ¿Por eso pinta?

R. Pintaba. Hace dos años que no pinto nada.

P. En la selección pinta mucho. ¿Cuándo le dio por la pintura?

R. Conocí una chica que pintaba. Siempre me había gustado la pintura como observador y me decidí a dar unas clases. No tengo nivel, pero confieso que es una manera extraordinaria de relajarte. Da una paz interior muy grande. Es algo altamente recomendable.

P. ¿Y qué pintaba?

R. Abstracto del color. Tampoco la técnica me da para mucho más. A mí me gustan los grandes maestros clásicos: Velázquez, la escuela andaluza de Murillo, Rembrandt... Pero no tengo el don.

P. Si tuviera que comparar el juego de España con un movimiento pictórico...

R. Lo que sé es que maneja diferentes herramientas y técnicas y, cuando no le acaba de salir el cuadro por un lado, saca otra y lo termina. Pinta en equipo.

P. ¿Son conscientes de la que han liado con el dibujo de las semifinales?

R. Sabemos que en España se ha vivido intensamente el triunfo sobre Italia en los penaltis, pero nosotros ya pensamos sólo en el siguiente partido, en seguir paso a paso hasta la gran final mirando sólo el encuentro que nos toca jugar.

P. Golearon a Rusia en el primer partido y eso ha desatado la euforia.

R. Esta Rusia tiene poco que ver con aquélla contra la que debutamos. Ha crecido con el regreso de jugadores importantes y será complicado ganarle. Pero no nos falta confianza. Estamos convencidos de que podemos ganar el torneo si seguimos trabajando con humildad. Aún no hemos hecho nada. Así que no nos creemos mejores que nadie. Sabemos que tenemos que trabajar mucho para ganar a Rusia, pero la idea y la voluntad siempre fue trabajar con humildad para ganar el campeonato. En eso estamos.

Marchena, ayer durante la sesión preparatoria de la selección.
Marchena, ayer durante la sesión preparatoria de la selección.ALEJANDRO RUESGA

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