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Reportaje:

La noche de 'O neno de barro'

La película de Jorge Algora, gran triunfadora en la gala de los Mestre Mateo

Era la gran favorita con quince nominaciones y no defraudó. O Neno de Barro cumplió los pronósticos y acaparó nueve de los premios a los que optaba, entre ellos los de mejor película, mejor dirección, guión, música original, dirección artística y de fotografía, maquillaje y peluquería, vestuario y mejor actor de reparto para Chete Lera, que saludo a la estatuilla con un sonoro "por fin". Un "canto contra la violencia" firmado por Jorge Algora que conmovió y convenció a la Academia Galega do Audiovisual en la gala ferrolana.

Ni roja como en Hollywood, ni verde como en los premios Goya. Muchos rostros conocidos de la pequeña pantalla y otros tantos anónimos que mueven los hilos del audiovisual gallego desfilaron ayer, sin alfombra, por la puerta del remodelado teatro Jofre en la VI gala de los premios Mestre Mateo. Corbatas y brillos en el patio de butacas y retranca autóctona sobre el escenario de la mano de Antonio Durán Morris y Manuel Manquiña, que repitieron como maestros de ceremonias encadenando chistes políticos que planearon sobre el gobierno bipartito de la Xunta y el cine made in Galicia, aplaudidos desde los palcos por el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño y la conselleira de Cultura, Ánxela Bugallo.

El mejor aplauso se lo llevó Ernesto Chao, distinguido por toda su carrera
Touriño y Bugallo también celebraron las bromas sobre el bipartito
Díaz Pardo saludó afectuosamente a los opositores a Reganosa

La gala anual del audiovisual gallego dedicó el mejor aplauso a Ernesto Chao, polifacético artista orensano conocido por dar vida durante años a Miro Pereira en la serie Pratos combinados, distinguido con el premio honorífico Fernando Rey que avala su carrera y que, por primera vez, se concede a un actor. "No pienso marcharme aún" bromeó Chao. "Todavía puedo hacer de Sean Connery a la gallega", proclamó para reivindicar el trabajo de una generación de actores, la suya, que décadas atrás se aliaron para rescatar a la cultura gallega del olvido y situarla en el lugar que merece "aunque todavía queda trabajo por hacer". Emotivo fue también el recuerdo a los fallecidos en los últimos meses.

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La teleserie A vida por diante, de Voz Audiovisual, nominada en 13 categorías, obtuvo el premio de sonido, mientras que el largometraje Concursante, de Rodrigo Cortés, que aspiraba a ocho estatuillas se quedó sólo con dos: montaje y mejor interpretación masculina de reparto para Luis Zahera. El premio al mejor documental fue para Historia dunha parroquia de Bren Entertainment, Air Galicia fue premiada como la mejor serie y Gritos en el pasillo, de Perro Verde Films, obtuvo el galardón al mejor largometraje de animación. Historias de Galicia, de Ricardo Llovo, se llevó el premio a la mejor realización y al mejor programa televisivo, y Xosé Barato se alzó con el galardón al mejor comunicador de televisión.

Cousas do Kulechov, de Susana Rey Crespo, obtuvo una de las 25 estatuillas obra de Laura Blanco en la categoría de obra interactiva, mientras que Vivamos como galegos, el anuncio de Congo Producciones para Gadisa, ganó en la categoría de mejor obra publicitaria, un premio que ya parecían vaticinar los banderines de la cadena de supermercados colocados en la entrada al teatro. El mejor corto de animación fue para La flor más grande del mundo, Juan Pablo Etcheverry, basado en un relato de José Saramago y rodado en Ferrol, mientras que el galardón al mejor corto de ficción recayó en Adeus Edrada de Rubén Ríos.

El premio a la mejor actriz de reparto fue para Mabel Rivera, por Hotel Tívoli, designada además como la mejor dirección de producción. También tuvo su estatuilla la presidenta de la Academia, María Bouzas, mejor interpretación femenina por Unha muller invisible. Bouzas apostó por la reforma de la televisión pública desde el consenso político.

El toque de glamur a la gallega lo pusieron dos misteriosos invitados que desembarcaron de una limusina blanca y que nadie acertó a identificar. Formaban parte del espectáculo de Manquiña. La nota reivindicativa, una docena de opositores a Reganosa que corearon consignas contra la planta de gas con una carraca que funcionó como improvisada orquesta exterior y a los que saludó afectuosamente Isaac Díaz Pardo.

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