Chávez contra 'Los Simpson'
Bart Simpson y su familia tienen un ingrediente subversivo. La propia cadena Fox decidió en su día suprimir una frase en la que se comparaba la ciudad de Springfield devastada por las armas de "desintegración" masiva con lo que iba a sucederle a Irak tras la invasión. ¿Es Los Simpson una serie para niños? Probablemente, muchos menores de siete años no entiendan de qué va. Pero no hace ningún daño a la infancia, aunque la cuestión se ha debatido en muchos países, España incluida.
La Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) de Venezuela ha exigido a Televen, la cadena privada que la venía emitiendo a las 11 de la mañana, que la retire del horario infantil protegido y la pase a la tarde-noche, la franja que se supone bajo control parental. Claro que uno se pregunta realmente qué hace tanto supuesto niño afectado por las irreverencias de Bart a las 11 de la mañana delante del televisor en Venezuela. Televen ha optado por emitir en su lugar Los vigilantes de la playa, que tampoco parece una serie pensada para menores de siete años, y no pasar de momento Los Simpson a otro horario. No se puede decir que el régimen chavista ha prohibido la serie. Simplemente, como en tantas otras cosas, le ha puesto dificultades.
La medida constituye otra señal de autoritarismo y de puritanismo cultural por parte del régimen de Chávez, que parece usar Conatel como su mando a distancia sobre la televisión en Venezuela, que usó también contra Globovisión, la cadena más crítica, que se ha pasado al satélite. Tomarla contra Bart Simpson es una exageración.
El primer paso contra Los Simpson lo dio el Comité de Responsabilidad Social, organismo que atiende las quejas de los televidentes, bajo la acusación de que consideraba normal la descomposición de la unidad familiar y el estímulo de la violencia que se supone deriva de esa situación. Pero, aparte del ingenio de los guionistas y de la eficacia de los dibujantes, es ahí donde está la gracia de Los Simpson: en ir contra lo establecido para sacar a la luz la hipocresía de algunas de nuestras formas de vida. De momento, los venezolanos se quedan sin verlos.
