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Reportaje:

Cartesianos frente a idealistas

Rafa Benítez y Arsène Wenger defienden en el duelo de Anfield las ideas del Liverpool y el Arsenal, considerados dos equipos de autor

No hay mejor escenario que el armonioso Anfield para medir el idealismo del Arsenal de Arsène Wenger. Ni peor enemigo que el racionalismo del Liverpool de Rafa Benítez, que parte esta noche (20.45, Antena 3), en la vuelta de los cuartos de final de la Champions, con la ventaja del gol marcado la semana pasada en el Emirates Stadium (1-1), así como del misticismo de un campo siempre fiel a sus jugadores sin pedirles grandes cuentas a cambio. Son dos equipos de autor. Tan distintos y respetables que marcan un duelo apasionante de dos maneras de entender el fútbol y tan igualado que en los dos partidos que han disputado en tres días, entre la Liga de Campeones y la Premier, los dos en el terreno del Arsenal, el resultado ha sido el mismo: 1-1. Con parecidas sensaciones.

Benítez se acoge a "la velocidad de Torres, la calidad de Gerrard y el trabajo colectivo"
"¿Me suicido por no haber ganado la 'Champions'? Tengo tiempo", alega Wenger
El técnico español, a diferencia del francés, está cuestionado por los dueños de su club

Alejados ambos del Manchester United en la lucha por la Liga, Benítez (Madrid, 48 años) y Wenger (Estrasburgo, 58) defienden sus estilos con argumentos mientras se juegan la temporada en una noche cargada de tormenta eléctrica. Cartesianos frente a idealistas. Benítez contra Wenger. Sin malas artes. Nada que ver con las relaciones volcánicas que ambos mantuvieron con José Mourinho, el ex técnico del Chelsea. "Tengo mucho respeto por Wenger", afirma Benítez. "El camino del Arsenal es la mejor idea para nosotros", dice el madrileño en alusión a esa cocción lenta con la que el francés va haciendo sus equipos.

Enfrentado a uno de los dueños estadounidenses del Liverpool, Benítez envidia la confianza que Wenger recibe de los propietarios del Arsenal. Uno de ellos, el vicepresidente David Dein, elogia así a su entrenador: "Arsène ha revolucionado el club. Ha convertido a los jugadores en futbolistas de clase mundial. Hemos visto fútbol de otro planeta".

De manera que, pase lo que pase hoy, Wenger proseguirá el idilio que comenzó en 1996, conquistando tres Ligas y cuatro Copas inglesas, mientras que el futuro de Benítez queda en el aire a pesar de que le quedan dos años de contrato y de que Anfield adora al español, coronado con una Copa de Europa, una final de la Champions y una Copa inglesa, por mucho que se le atragante la Liga, un torneo demasiado largo para este amante del ajedrez y de las competiciones de jaque mate.

Tras algunas oportunidades perdidas, sobre todo la final de hace dos años frente al Barcelona, empieza a extenderse la idea de que a Wenger se le escapa la Liga de Campeones. A sus equipos les falta algo de colmillo retorcido. Son demasiado tiernos. "¿Me suicido por no haber ganado la Champions?", bromea Wenger; "espero que no. Tengo tiempo todavía".

El problema es que el Arsenal sólo ha ganado uno de sus últimos siete partidos en la Liga inglesa. Los rivales le han pillado parte del truco. Les basta con destinar ocho jugadores a defender y dos a contragolpear. Justo lo que intentó Benítez, con Gerrard y Torres, en la ida. "A veces", admite el ex entrenador valencianista, "si tú no tienes la habilidad que ellos tienen en algunos jugadores, debes usar otras cualidades: la velocidad de Torres, la calidad de Gerrard y el trabajo del resto del equipo". "Eso es lo que buscamos: ser compactos y organizados para no dejar espacios", remarca Fabio Aurelio, el lateral izquierdo que también pasó por Mestalla.

En Europa, Benítez se encuentra como en casa. Ya se estrenó con el Valencia en 2003 cuando ganó la Copa de la UEFA al Marsella. Y está convencido de alcanzar la tercera final en cuatro años: "La Champions es una buena competición para nosotros porque tenemos muy buena mentalidad y jugadores de calidad. Sabemos qué hacer en cada momento".

Más allá de las lesiones de Da Silva, Rosicky y Van Persie, a Wenger se le achaca no haber reforzado la plantilla pese al excedente de casi 90 millones de euros que ha tenido el club en el último medio año. Es como si el francés se hubiera acostumbrado a elaborar las plantillas con modestia tras los años de moderación en los que se construyó el nuevo estadio. Lo que le ha llevado a exprimir a Cliché (43 partidos), Cesc (41) y Flamini (40). Su luminoso centro del campo ha perdido vapor. Aun así, Wenger está especialmente orgulloso de los progresos de Bendtner, el joven delantero danés.

"Los jóvenes han llevado el equipo hacia adelante", se jacta Wenger. Y uno de ellos, el infatigable Cesc, se lo agradece con una declaración de principios: "Queremos atacar. Queremos ser fieles a nuestro fútbol incluso si perdemos".

Rafa Benítez (a la izquierda) y Arsène Wenger.
Rafa Benítez (a la izquierda) y Arsène Wenger.EFE / AFP

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