_
_
_
_
_

Navarra, Madrid y el País Vasco son las comunidades más competitivas

Un estudio del BBVA destaca la rápida penetración de las nuevas tecnologías

Alejandro Bolaños

Dilucidar qué comunidad autónoma es más próspera, en cuál se ha avanzado más en los últimos 20 años no es una tarea sencilla, dado el retraso y la dispersión de las estadísticas regionales. A esa tarea se ha aplicado el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, en un trabajo financiado por la fundación BBVA. Y su conclusión más general es clara: Navarra, Madrid y el País Vasco ocupan el pódium de las comunidades más competitivas según casi cualquier indicador estadístico empleado por los investigadores de las universidades de Valencia y Barcelona.

Extremadura y Andalucía cierran la clasificación, como hace 20 años
Los expertos dicen que el sector servicios lastra la productividad

El estudio, presentado ayer en conferencia de prensa por su coordinador, el catedrático Ernest Reig, confirma que el PIB per cápita, la estadística económica regional más accesible y actualizada, es una buena aproximación para medir la competitividad de las comunidades autónomas. En la comparación entre el último dato de renta por habitante (los investigadores hacen la media entre 2005 y 2006 para evitar distorsiones) y el índice de competitividad más completo que incluye este estudio -compila la productividad del trabajo, la tasa de empleo y la tasa de actividad-, la clasificación es muy similar: Navarra, Madrid y País Vasco ocupan las tres primeras posiciones aunque en distinto orden (ver gráfico). Cataluña, La Rioja y Aragón se sitúan en los siguientes puestos en ambas listas, mientras Andalucía y Extremadura son las últimas en PIB per cápita y competitividad.

El estudio calcula también cuál era la situación según ese índice de competitividad hace dos décadas. Y, con relación al promedio de 1985-1986, se aprecia un notable avance en el País Vasco (pasa del séptimo puesto al tercero) y un serio retroceso en Baleares. A la comunidad balear (que pasa del primer al séptimo puesto), le pasa factura su excesiva especialización en el sector turístico, que facilita la concentración económica y genera más empleo, pero al mismo tiempo debilita la productividad.

Galicia experimenta también una notable regresión, aunque en este caso los expertos la achacan a una "anomalía" en el periodo inicial (1985-1986), cuando la comunidad ocupaba el segundo puesto en tasa de empleo y el último lugar en productividad del trabajo. En cuanto a la posible influencia del régimen fiscal exclusivo del que disfrutan el País Vasco y Navarra en su privilegiada situación, Reig admitió que es "una buena hipótesis de trabajo", pero matizó que "no se ha estudiado la variable fiscal".

Además de elaborar un índice general, el informe patrocinado por la Fundación BBVA hace también un análisis pormenorizado de lo que Reig catalogó como "factores determinantes de la competitividad", aunque en este caso los datos se refieren al bienio 2003-2004.

El estudio recoge varias estadísticas parciales que integra en cuatro índices: infraestructuras, recursos humanos, innovación tecnológica y entorno productivo (que hace referencia a apertura de la economía, abundancia de iniciativas empresariales, etcétera). En todos ellos, el liderazgo de la Comunidad de Madrid es irrebatible. Los expertos destacan el avance de Navarra en innovación tecnológica en las dos últimas décadas y la mejora de Galicia en todos los apartados, salvo en infraestructuras.

El País Vasco y Cataluña (tercera en infraestructuras, segunda en entorno productivo) también aparecen en posiciones destacadas, mientras Extremadura y Castilla-La Mancha se alternan en el vagón de cola. El estudio concluye que las mayores diferencias se producen en innovación tecnológica y entorno productivo, mientras que en recursos humanos y, sobre todo, en infraestructuras, la distancia se acorta.

Estas conclusiones no son contradictorias con el análisis de la convergencia regional que se realiza en el estudio. Los investigadores apuntan que la mayor convergencia en estas dos últimas décadas se ha producido en la cualificación de la fuerza del trabajo y en el capital acumulado en nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), que es un concepto más restringido que la innovación tecnológica. "La penetración del capital TIC en el territorio ha sido rápida e igualitaria", asegura el estudio. Sin embargo, en la dotación de infraestructuras, la convergencia se ha estancado y en productividad del trabajo es "modesta" y casi inapreciable en la última década.

Matilde Mas, otra de las autoras del estudio, relacionó el escaso avance en productividad, con la aportación "claramente negativa del sector servicios", con la excepción de la intermediación financiera. Mas destacó la ganancia de productividad de la agricultura y, en menor medida, de la industria. Y aseguró que el aporte de la construcción varía según las comunidades.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_