Veintegenarios
La seriedad de estas elecciones generales nos está volviendo perspicaces a todos. Entrecruzaré aquí dos imágenes políticas: la letra de una canción de Albert Pla, de 1997, Veintegenarios (Ni cobardes ni valientes/ ni revolucionarios. Tomando el sol/ Qué más podría hacer yo/ en esta mierda de rincón/ Jóvenes pero ancianos/ ya nacimos cansados) con la reciente violencia universitaria y sus lemas: "Rosa kampora", "Ojalá ETA te mate".
La canción termina con una proclama: el torturador y el dictador son funcionarios, burócratas armados que cumplen con su tarea para no perder el empleo. Contiene este texto una doble caricatura: de la juventud del 97 (10/15 años más ahora) y del sistema político vigente. No hay ninguna solución: la caricatura del sistema y la de la juventud se superponen: no os convirtáis en funcionarios para no acabar en torturadores, o consentidores silenciosos de la tortura institucionalizada. Castrante círculo vicioso: tomar el sol sin hacer nada acaba en insolación idiotizante/ trabajar dentro del sistema acaba en sumisión idiotizante.
Aquí se cuela, como un señuelo retroactivo, la coordinadora de estudiantes Ikasle Abertzaleak: románticamente hermanados con el entorno abertzale, pongamos cartas-bomba o, mejor aún, admiremos a los hermanos de la kale borroka. De la indolencia al activismo anarcoide: esto amedrenta a los decanos, perturba a los estudiantes medrosos, me inquieta a mí mismo, también yo tengo miedo: la violencia es irracionalidad pura. Es lo incorregible, la invalidez del logos.
¿Qué es lo que más me asusta? El saber que la indolencia y la irracionalidad son incorregibles. El esfuerzo por disolver ambas cosas ha costado en España mil víctimas mortales. El acto del entendimiento es vida.