La epilepsia se revela como una posible clave del autismo
Más del 20% de los autistas sufre crisis, frente al 2% de la población general
Investigadores del hospital del Mar de Barcelona han encontrado evidencias de que la epilepsia puede ser un síntoma clave en el autismo. Entre el 20% y el 65% de los niños autistas presentan ataques de epilepsia con convulsiones, mientras que en la población general la epilepsia afecta al 2%.
Los investigadores apuntan aún más lejos. "Todo el mundo relaciona las descargas eléctricas anómalas de la epilepsia a movimientos motores compulsivos, cuando hemos visto que también se dan en otras zonas del cerebro", afirma Jose Antonio Muñoz-Yunta, coordinador del estudio y responsable de la Unidad de Neuropediatría del hospital del Mar de Barcelona.
Los resultados muestran que las crisis epilépticas no sólo afectan a las neuronas del movimiento y que se asocian a las identificables convulsiones motoras, sino que también ocurren episodios en otras zonas del cerebro implicadas en los síntomas que manifiestan los enfermos autistas, como la falta de comunicación, de interacción social y las conductas repetitivas.
Los signos más visibles de estos episodios epilépticos consisten en pequeñas crisis que los niños autistas expresan de diferentes maneras, como por ejemplo cerrando los ojos con frecuencia y con fuerza, levantando un brazo sin razón aparente o con microausencias. Con polisomnografías nocturnas también se ha podido ver que "durante la noche aumenta la actividad electrofisiológica en su cerebro", explica el investigador.
En el estudio han participado 86 niños autistas puros, en los que se ha podido ver que, tuviesen o no epilepsia con convulsiones, presentaban una intensa actividad epileptiforme en zonas del cerebro más profundas, relacionadas con la comunicación, el lenguaje, las emociones, la socialización y la personalidad, precisamente las habilidades cognitivas afectadas en los autistas.
El estudio también ha permitido detectar diferencias entre los autistas puros y los niños con síndrome de Asperger, que sí conservan el lenguaje. Estos últimos tan sólo presentaban descargas eléctricas anómalas en uno de los hemisferios cerebrales, el derecho, mientras que el lenguaje se concentra en el izquierdo.
En los niños autistas puros, esta actividad anómala afecta a los dos hemisferios. "Los resultados corroboran que el autismo no es una enfermedad psicológica, sino neurobiológica, y que está relacionada con cambios funcionales. Además, debemos hablar de autismos, en plural", indica Muñoz-Yunta.
Actualmente, el autismo no tiene tratamiento. "Sólo podemos ayudar a tratar algunos síntomas, entre ellos la epilepsia con antiepilépticos". Los resultados de este estudio indican que los fármacos para tratar la epilepsia podrían contribuir a tratar el autismo. "En los niños autistas que toman antiepilépticos no sólo logramos inhibir la actividad epiléptica, sino que también observamos mejoras conductuales", explica Muñoz-Yunta.
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