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Reportaje:GESTIÓN Y EMPLEO

La ilusión de Papá Noel

En estas fechas abundan los propósitos de cambio en las condiciones laborales, pero pocas terminan haciéndose realidad

Como cada año por estas fechas, millones de trabajadores españoles se reúnen con los diferentes miembros de su empresa para celebrar la Navidad. Sentados alrededor de una mesa, muchos directivos suelen hacer hincapié, sobre todo después de varias copas de cava, en que "el bienestar de las personas es lo primero", con lo que todo lo demás, incluyendo la actividad profesional, debería girar entorno a este noble pretexto. A veces hasta prometen "importantes cambios" en las condiciones laborales, que llenan de ilusión a todos los comensales.

Sin embargo, en demasiadas ocasiones estos buenos propósitos navideños terminan desvaneciéndose con el paso del tiempo. De ahí que año tras año los trabajadores insistan en trasladar a sus empresas sus deseos de mejora, empezando, como no, por un aumento de sueldo. Según una reciente encuesta de la empresa de trabajo temporal Adecco, el 89,5% desearía gozar de más planes de formación para desarrollarse. A esta petición le siguen contar con un seguro médico (73%), ayudas económicas para la educación de los hijos (71,1%), así como un plan de pensiones, considerado muy importante por el 70,2% de los 2.000 profesionales consultados.

"Posponer el bienestar de hoy a ciertos cambios de mañana es echar a perder la vida, la riqueza más grande que tenemos", afirma Vidal

Y no sólo eso: la posibilidad de conciliación y el buen clima laboral también figuran entre los principales deseos de los empleados españoles. Así, el 95,3% quiere ser reconocido por sus superiores, el 94,1% echa de menos un mayor compañerismo y el 89,2% aboga por introducir cambios en la gestión. De hecho, al 57% le gustaría contar con una jornada intensiva, al 37,8% con un horario flexible y al 5,2% restante, trabajar desde casa.

A pesar de su legitimidad, todas estas aspiraciones, que ponen el foco en mejorar las condiciones laborales externas, responden a una insatisfacción interior. No en vano, se estima que el 82% de los asalariados -unos 16,4 millones de personas- no se siente satisfecho profesionalmente, lo que repercute en el resto de dimensiones de su vida, según una encuesta realizada sobre 10.616 trabajadores por la compañía Monster.es, especializada en búsquedas de empleo por internet.

No existe el trabajo perfecto

Lo cierto es que no existe el puesto de trabajo perfecto. La gran mayoría de los empleos tienen su lado oscuro, que en algunos casos es del todo negro. Lo que se gana por una parte suele implicar renuncias por la otra. "El equilibrio es el camino y la meta, pero todavía existe mucha confusión sobre cómo alinear los fines empresariales con los medios más adecuados para conseguirlos", afirma Ricardo Vidal, conferenciante y formador en la línea de enseñanzas del psicólogo Antonio Blay, precursor en España de la psicología transpersonal, encaminada a aflorar todo el potencial inherente a la condición humana.

"Lo único que existe es la realidad, es decir, lo que la empresa es en este preciso momento, que cada persona filtra según sus deseos y expectativas subjetivas, generando así su propia experiencia interior", añade Vidal. "Esta subjetividad es la que lleva a los trabajadores a juzgar y etiquetar negativamente la realidad objetiva de sus organizaciones, deseando que se introduzcan cambios de mejora". Sin embargo, "posponer el bienestar de hoy a ciertos cambios de mañana es echar a perder la vida, la riqueza más grande que tenemos".

Así, "en vez de pedirle a Papá Noel que cambie lo que no depende de nosotros, como las condiciones laborales o el estilo de liderazgo del jefe, debemos centrar nuestra energía en modificar nuestra actitud, que es lo único que sí está a nuestro alcance". Más que nada porque "el primer perjudicado del enfado, la angustia o la depresión siempre es uno mismo".

Para conquistar una actitud positiva y proactiva, siendo dueño de las reacciones emocionales que puede generar el día a día laboral, es necesario vivir un cambio de paradigma. "Se trata de poner el foco en nuestro interior, comprometiéndonos por nuestro desarrollo personal, un proceso que lleva a cambiarnos a nosotros mismos antes que a nuestras circunstancias", concluye Vidal. Como dijo el escritor y filósofo francés, Jean Paul Sartre (1905-1980), "el secreto de la felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace".

Papá Noel ya tiene suficiente con traer regalos a los niños.
Papá Noel ya tiene suficiente con traer regalos a los niños.EPA

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