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Reportaje:CINE

Historia de un chico feo y bajo que cambió la industria

El graduado, de Mike Nichols, con Anne Bancroft y Dustin Hoffman cumple 40 años.

Ángel S. Harguindey

En este mes de diciembre se cumplen 40 años del estreno en Estados Unidos de El graduado, de Mike Nichols, una película que por muy diversas razones se convirtió en emblema generacional y punto de inflexión de la potente industria norteamericana. En la historia del cine de Hollywood hay un antes y un después del filme de Nichols porque fue la demostración de cómo una película de un muy modesto presupuesto, con un protagonista feo, bajo y desconocido, una banda sonora infrecuente y una historia hasta cierto punto rompedora podía convertirse en uno de los grandes éxitos de taquilla en todo el mundo. La industria cinematográfica demostró una vez más sus reflejos ante lo nuevo y a partir de entonces comenzó a prestar una gran atención a los proyectos marginales: el cine independiente, o una parte de él, pasaría a integrarse en los grandes estudios que hasta ese momento estaban dominados por la vieja escuela de los Zanuck, Warner o Zukor.

Quién le iba a decir a Nichols que la historia le daría la razón en la frase de uno de los amigos del graduado: "El futuro está en los plásticos"

Tres años antes de que Dustin Hoffman mostrara en la pantalla su inadaptación al previsible mundo burgués paterno y superara radicalmente la capacidad de seducción de Anne Bancroft, Dylan ya había advertido en enero de 1964 de que los tiempos estaban cambiando: "Venid madres y padres / a lo largo y a lo ancho de la tierra / y no critiquéis / lo que vosotros no podéis comprender / vuestros hijos y vuestras hijas / están fuera de vuestro control / vuestro viejo camino se está / haciendo viejo rápidamente / Por favor, apartaos del nuevo / si no podéis echar una mano / porque los tiempos están cambiando", aunque siempre hubo y habrá oídos sordos. Naturalmente, en el mundo del cine, Mike Nichols no fue el primero en romper los esquemas establecidos. En Europa la vieja, que diría el fundamentalista Donald Rumsfeld, nombres como Rossellini, De Sica y Fellini, en Italia, Truffaut y Godard, en Francia, y Reisz, Richardson, Anderson o Clayton en el Reino Unido, ya habían sorprendido a la crítica varios años antes, pero El graduado fue un torpedo en la línea de flotación del buque insignia de lo establecido.

El año 1967 fue excelente en diversos campos artísticos, unos tiempos intensos que anunciaban la gran fiesta del Mayo del 68 desde Berkeley hasta París.

En literatura, por ejemplo, un colombiano decidió publicar Cien años de soledad. También fue el año en el que un médico argentino y asmático afincado en Cuba murió en Bolivia y se convirtió en un icono revolucionario con boina. Cuatro jóvenes británicos grabaron su octavo álbum: Sergeant Pepper's Club Band, y aún hoy siguen conmocionados la industria y el personal. Los hippies ya ofrecían flores y la dietilamida de ácido lisérgico 25 (LSD) comenzaba a subir puestos en el ranking de la popularidad, con la inestimable ayuda de Timothy Leary y su famosa frase "turn on, tune in, drop out" ("sintonízate, enchúfate y abandónate") pronunciada ante 30.000 jóvenes en el Golden Gate Park de San Francisco en enero del mismo año. En la siempre diferente España, Lola, de los Brincos, alcanzaba el número 1 de las listas de éxito; José Luis y su guitarra no quisieron quedarse al margen del compromiso y lanzó al mercado Gibraltar; Aute, por su parte, compuso su Aleluya. Pese a todo, el filme de Nichols tardaría aún un par de años en estrenarse (abril de 1969): el que una señora bien mantuviera una relación pecaminosa con el hijo de sus amigos y futuro novio de su hija necesitaba bastantes meses para ser asimilado por el Régimen.

La historia de El graduado comienza cuando Lawrence Turman, en el que sería su debut como productor, compró los derechos de una novela menor de igual título firmada por Charles Webb y que, al parecer, era autobiográfica. Webb cobró un total de 25.000 dólares a cambio de perder para siempre todos sus derechos sobre cualquier porcentaje de taquilla. Dicho de otra manera: demostró estar tan desorientado como el protagonista de su novela y de la película. A Turman se une con su escaso dinero Mike Nichols, un hombre procedente del teatro y que sólo había realizado una película, la adaptación de la obra de Albee ¿Quién teme a Virginia Woolf?, con Elizabeth Taylor y Richard Burton como protagonistas. Los dos modestos productores reúnen un equipo técnico excelente en el que sobresalen el guionista Calder Willingham y, sobre todo, el veterano director de fotografía Robert L. Surtees, pieza clave en los innovadores planos de la película. El reparto fue otra de las grandes apuestas y aciertos sólo concebibles desde una producción al margen de los grandes estudios: el desconocido y feo actor Dustin Hoffman se hizo con el papel protagonista, inicialmente propuesto a Robert Redford o Warren Beatty. Fue su gran rampa de lanzamiento junto a la consolidación de una gran actriz, Anne Bancroft (sólo seis años mayor que Hoffman en la vida real), y el descubrimiento de una hermosa joven, Katharine Ross. La poderosa MGM compró los derechos de exhibición del filme, una vez terminado, todo hay que decirlo, en un alarde de adaptación a los nuevos gustos del mercado. Pero la historia no acaba aquí.

El dúo Nichols-Turman tuvo también la feliz idea de encargar y utilizar algunas composiciones de Simon y Garfunkel para incluirlas en la banda sonora. El gremio del celuloide se escandalizó porque hasta entonces el pop-rock apenas había entrado en los estudios cinematográficos pero, como ya se dijo, los tiempos estaban cambiando. Paul Simon compuso Mrs. Roosevelt a petición del realizador, quien dispuso que sería Mrs. Robinson, como el papel de Anne Bancroft. Columbia Records decidió lanzar el disco The Graduate unas semanas después de su estreno y poco antes de que Nichols recibiera el Oscar al mejor director, único galardón de las siete nominaciones que tuvo la película. Mrs. Robinson y The Graduate estuvieron nueve semanas en el número 1 de los más vendidos y la canción recibió dos premios Grammy. Muchos años más tarde, el grupo de derechos de interpretación BMI elaboró una lista con los cien temas más interpretados en la historia de la música popular. "Mrs. Robinson está entre los 10 primeros, con más de seis millones de interpretaciones, desde Sinatra a Lemonheads, además de las del dúo compositor. También desde entonces Hollywood comprobó el valor añadido de las bandas sonoras para el lanzamiento de sus productos.

A partir de aquel año y de aquel estreno vendría todo lo demás: Easy Rider, Zoetrope Studios, cambios en las cúpulas de los grandes estudios, productoras subsidiarias de las majors para las películas de bajo coste o de tintes independientes..., hasta llegar al cine PlayStation y la irresistible ascensión de las palomitas.

En realidad, El graduado fue premonitorio en casi todo. Quién le iba a decir a Mike Nichols que 40 años después, y tras haber roto muchos de los esquemas vigentes del tradicional Hollywood, la historia le daría la razón en la frase de uno de los amigos paternos del graduado: "El futuro está en los plásticos". La industria del cine descubrió el merchandising, las chucherías y el cine para púberes. El futuro y los plásticos ya están aquí. -

Anne Bancroft y Dustin Hoffman en <i>El graduado</i> (1967), de Mike Nichols.
Anne Bancroft y Dustin Hoffman en El graduado (1967), de Mike Nichols.

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