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DVD / QUÉ PEQUEÑO ES EL CINE
Columna
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El canto del cisne desprevenido

Patricia Gosálvez

¿Qué dice de un artista su última obra? La pregunta tiene trampa, porque la mayoría de las veces la muerte es eso que pasa un martes cualquiera, y el cisne, desprevenido, no sabe que le toca cantar. Estos días coinciden en las tiendas tres nuevas ediciones de DVD con las últimas obras de tres grandes del cine: Walt Disney, George Cukor y Robert Altman.

Tras cinco nominaciones sin premio, Altman recibió un Oscar honorífico en marzo de 2006. En su discurso bromeó con los miembros de la Academia: "Siempre he pensado que este tipo de galardón significa 'se acabó'... pero siento que tengo cuatro décadas de vida por delante". Acababa de cumplir 81 años. Tres meses después estrenó El último show y en noviembre murió de cáncer con varios proyectos entre manos. El último show funciona perfectamente como una elegía. Y no por el título; en inglés se llama A prairie home companion, el nombre del programa de radio sobre el que trata: un show de variedades celebrado cada sábado en un teatro de Minnesota y retransmitido durante más de 30 años por las emisoras públicas estadounidenses. La película es una ficción sobre las bambalinas radiofónicas, escrita y protagonizada por el creador del programa real Garrison Keillor (también aparecen haciendo de sí mismos la maquilladora, el de los efectos sonoros y los músicos). Una joyita coral, con ese trasfondo inquietante que pone Altman a todas sus piezas. La premisa: cómo se enfrenta el equipo al que sabe que será su último espectáculo. La decisión de Keillor es hacer un programa como cualquier otro día. La mejor elegía es ninguna. "¿No quieres ser recordado?", le preguntan. "No quiero que les digan que me tienen que recordar", responde el locutor.

Casualidades, George Cukor también tenía 81 años cuando rodó Ricas y famosas (1981), su última película. Murió dos años después, de un ataque al corazón. Jacqueline Bisset y Candice Bergen protagonizan la última obra del "director de mujeres". El filme, un remake de una película de los cuarenta con Bette Davis, narra la relación de dos amigas a lo largo de 30 años.

La iba a dirigir Robert Mulligan, pero abandonó a los pocos días de rodaje alegando un compromiso anterior (cuentan que odiaba a Bisset). Cukor aceptó el encargo a última hora, aunque su proyecto personal era un biopic sobre Virginia Woolf. "Pero ya no me llueven las ofertas precisamente", le dijo a su biógrafo, el guionista Gavin Lambert. Aun así, Cukor imbuyó de su elegancia y su sentido del humor el melodrama, y consiguió, como siempre, que las actrices brillasen.

En pleno rodaje de El libro de la selva, que ahora cumple 40 años, Walt Disney desapareció para ir al médico por un dolor en el cuello. Antes, le dio tiempo a cambiar el compositor y romper con su amigo de toda la vida, el guionista Bill Peet, porque su adaptación, oscura y misteriosa, era demasiado fiel al libro de Kipling.

Disney quería una historia simple que no entorpeciese el desarrollo de los personajes. Escogió personalmente al músico de Dixieland Phil Harris y al trompetista Louis Prima para poner las voces de Baloo y el Rey Louis. Ambos, a pesar de ser estrellas, dirían después que aquellos dibujos les harían inmortales. "El libro de la selva lleva la huella personal de Walt Disney" es la frase más repetida en los extras de la edición aniversario, pero suena a reflexión hecha a posteriori, porque el magnate no tenía pinta de desentenderse de sus producciones. Disney sólo volvió una vez al estudio después de ir al médico. Le habían diagnosticado cáncer de pulmón. Uno de sus colaboradores cuenta que "el jefe" siempre se despedía con un "nos vemos", pero aquel último día dijo "adiós". Casualidades. Como que su última película sea la mejor.

La última obra no dice ni más ni menos del artista que la primera o la número 27. Es un tópico, pero un profesional es aquel que hace las cosas con la misma intensidad que si fuese la última ocasión. En su discurso ante la Academia, Altman lo dijo claro: "No me admiren por el éxito que he tenido o por lo buenas que son mis películas, sino por el hecho de que siempre vuelvo a saltar del precipicio".

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Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.

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