Vecinos de la Sagrera afrontan tranquilos las inspecciones por el túnel de la línea 9

Ni una pancarta, ni una protesta. Los vecinos del barrio de la Sagrera están afrontando con tranquilidad las inspecciones previas a la construcción del túnel de la línea 9 del metro. De hecho, la sensación más extendida es de cierto escepticismo porque hace años que aguardan esas obras. En los próximos meses, la tuneladora pasará bajo 24 edificios a una profundidad que puede llegar hasta los 30 metros. En total, se examinarán 2.100 viviendas y locales.

El panorama entre las calles de Honduras, Indústria y Pare Claret -por debajo de la Meridiana- nada tiene que ver con el de parte de la calle de Provença o Mallorca, en cuyos edificios se ven pancartas contra el trazado del AVE. Un tren que es mal mirado aunque su túnel discurra bajo la calzada y no bajo los edificios. En la Sagrera, en cambio, muchos vecinos saben que mientras coman o duerman, a 30 o 40 metros bajo el nivel de la calle el metro pasará -aunque no se sabe cuándo- en una y otra dirección. Sin embargo, están bastante más tranquilos, posiblemente porque llevan años esperando esa obra y la estación del AVE de la Sagrera.

"Hace dos años vinieron con máquinas y abrieron rasas en el cruce de Honduras y Pare Claret y luego las volvieron a tapar. La verdad es que tenemos ganas de que empiecen y acaben", dice Joaquim Benedí, de una comunidad de vecinos de la calle de Honduras y comerciante. Vive en un edificio que hace esquina, donde se abrirá un agujero de 25 metros de diámetro para construir los accesos a la estación de Sagrera-Meridiana de la línea 9 del metro.

Por esa finca ya han pasado los técnicos de una empresa que realiza un chequeo tanto del edificio -escaleras, terrados, aparcamientos- como de cada piso. Lo mismo han hecho con los locales comerciales. Se inspeccionarán 2.100 viviendas y locales comerciales, los situados en un radio de 50 a 100 metros del ojo del futuro túnel. Los controles empezaron a mediados del mes de septiembre. Las cartas de la Generalitat comunicando el inminente inicio de las obras del túnel en este tramo y las inspeciones previas las recibieron a mediados de agosto. Semanas después se colgaron en cada portería unas circulares yunos cuadrantes con el fin de acordar las citas con las firmas subcontratadas para realizar las inspecciones. Y en eso están.

"A mediados de septiembre tuvimos una reunión en el local de la Asociación de Vecinos de Sagrera y les explicamos bien en qué consistía el chequeo de los pisos y la posibilidad de comunicar cualquier duda que tuvieran en la oficina de información de los jardines de Elx", explica Jordi Jubany, responsable de geología y obras subterráneas del Departamento de Política Territorial de la Generalitat.

En Sant Andreu, la tuneladora de la línea 9 tuvo un importante contratiempo al encontrar un edificio con unos cimientos más profundos de lo esperado. De hecho, hubo que modificar el trazado en este punto para esquivar esa finca. "Aquí no hay edificios muy profundos", añade Jubany. La previsión es que la tuneladora llegue a principios de 2008 a la calle de Honduras, agrega.

La Asociación de Vecinos de la Sagrera está encima de las obras. En opinión de Oleguer Méndez, presidente de esa asociaciación, tanto el nuevo metro como, sobre todo, la reforma urbanística que comportará la estación de la Sagrera del AVE marcarán un antes y un después en el barrio. Precisamente esa perspectiva de futuro provoca cierto sentimiento contradictorio entre buena parte de los vecinos. Hoy, Sagrera es un barrio relativamente tranquilo, con un movimiento interno básicamente de vecinos. Esa tranquilidad desaparecerá con el impacto de la estación, de los cientos de viviendas nuevas y de la actividad de oficinas y hoteles.