Joaquim Perramon, periodista
Especializado en economía, trabajó en el 'Diario de Barcelona', 'El Noticiero Universal' y 'Avui'
"Yo no hago opinión. Hago información". Joaquim Perramon lo decía siempre. Y buscaba y buscaba datos para sus artículos sin cansarse nunca. Ya jubilado siguió escribiendo y haciendo gala de esa máxima. Su último artículo sobre la inversión de Endesa en Cataluña lo publicó el 27 de agosto en Avui y daba fe de ello. Perramon, Quimet para todos, ha sido uno de los periodistas económicos que han marcado una época. Había nacido en 1924 en Sant Adrià de Besòs y allí vivió toda su vida. Hombre sencillo, bueno y de honradez a prueba de bombas como bien han sabido todos sus amigos, empezó en el Diario de Barcelona, pasó luego por El Noticiero Universal y se jubiló en Avui, del que fue fundador en 1976. Tenía 83 años y sus inicios en el periodismo económico fueron en los años sesenta. Tras pasar por las secciones de internacional y nacional, Perramon, que era titulado mercantil, además de periodista, empezó a interesarse por la economía y fue uno de los pioneros en España de la información económica.
Como profesional le tocó vivir la lenta apertura económica, las interminables juntas de accionistas de bancos y empresas y sufrió las grandes dificultades que había entonces para lograr información tanto en la Administración como en las empresas. Para las generaciones posteriores de periodistas económicos, Perramon ha sido un ejemplo y una ayuda. Cuando a principios de los setenta y luego en plena transición a la democracia, el periodismo económico empezó a despegar, ayudó a abrirse camino a las generaciones más jóvenes.
Era afable, pero exigente. La primera vez que vi a Quimet fue en el despacho del director de El Noticiero Universal. Era el jefe de la sección de Economía. Han pasado 29 años, pero fiel a su estilo recuerdo perfectamente que me hizo tres o cuatro preguntas. "Supongo que te suena el Plan de Estabilización, que sabes hacer un asiento contable y que estás al día de lo que pasa", me soltó ya sin el director delante. Nos entendimos y me quedé con él. Probablemente aquel día me tocó la lotería como les ha pasado a muchos periodistas que tuvieron la suerte de trabajar con él porque los comienzos siempre son difíciles. Perramon era un hombre de confianza ciega en el profesional y en el amigo. Si no fallabas, confiaba sin límites. Si fallabas, te controlaba. En momentos difíciles en el diario, tenía y transmitía calma, pasara lo que pasara. Las empresas y las instituciones respetaban su labor y lo decían sin tapujos. Sabían quién era.
Al jubilarse en 1990 se dedicó a dos cosas: a su familia, encabezada por su mujer María Ayza, y a fundar la Asociación de Periodistas Económicos de Cataluña, de la que fue presidente. Su labor fue premiada varias veces. Recibió de la Generalitat de Cataluña el premio President Macià y del Colegio de Economistas el galardón Sardà Dexeus.