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El incendio de L'Alcalatén arrasa 5.000 hectáreas ante la desesperación vecinal

Un frente activo avanza pese a los efectivos desplazados desde otras comunidades

María Fabra

La desesperación comenzó ayer a hacer mella entre algunos habitantes de la comarca de L'Alcalatén, casi tres días después de que se iniciara un incendio que puede haber arrasado ya más de 5.000 hectáreas. Ni por tierra ni por aire. Las lenguas de fuego, con frentes de más de 12 kilómetros, no dejaron de convertir en negro lo que minutos antes se podía ver verde. Las llamas daban paso a las cenizas. La espesa cubierta de humo, visible a decenas de kilómetros, ofrecía una noción de las dimensiones del siniestro con más de un centenar de evacuados y seis términos municipales afectados.

A la hora del cierre de esta edición permanecía activo uno de los tres frentes, el de Lucena-Figueroles, que seguía totalmente fuera de control, mientras que de los otros dos, el de Atzeneta había sido controlado y el de Les Useres estaba estabilizado. Treinta medios aéreos, militares, bomberos y voluntarios trabajaron contra las llamas en un número que sobrepasa el medio millar de personas. Y todos los esfuerzos, casi sobrehumanos, a temperaturas muy elevadas, no fueron suficientes para que el incendio pudiera darse ayer por controlado.

Al menos, el viento remitió ayer en comparación con el poniente que sopló durante el martes y el miércoles, y las temperaturas bajaron de los 40 grados registrados en días anteriores. Pero la complicada orografía del terreno no varió y siguió siendo un obstáculo para acabar con el fuego.

La mejora de las condiciones meteorológicas sí posibilitó que los medios y los efectivos pudieran empezar a trabajar de forma óptima. Helicópteros y aviones de extinción de Murcia, Aragón, Madrid, Cataluña y Castilla-La Mancha se unieron a los ya movilizados por la Generalitat valenciana y el Ministerio de Medio Ambiente. El Gobierno de Murcia envió un helicóptero y una brigada forestal helitransportada, tras la petición de ayuda formulada por el Consell, al igual que hicieron el Gobierno de Aragón, que desplazó dos helicópteros y una veintena de técnicos y bomberos forestales, y los de Madrid, Cataluña y Castilla-La Mancha.

A los más de 150 militares que ya había en la zona se unió ayer otro batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME) con base en San Andrés del Rabanedo (León) que salieron, por primera vez, fuera de su área de influencia, para participar en las labores de extinción dadas las características y dimensiones del fuego.

Pero las llamas no dieron tregua y de Les Useres pasaron a Atzeneta, Costur, Figueroles, Lucena y L'Alcora. Pese a que la Generalitat no quiso aventurarse en ofrecer una cifra oficial de las hectáreas calcinadas, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, que hoy visitará la zona, habló de 2.000. Sin embargo, en Les Useres, cuyo término abarca alrededor de 4.000 hectáreas, se calcula que ha ardido cerca de la mitad del municipio. Fue en este pueblo donde se originó el incendio debido, según la Generalitat, a una negligencia posiblemente cometida por unos operarios que trabajaban en una torre de alta tensión. Ayer se recomendó el confinamiento para niños y personas con problemas respiratorios.

También el Ayuntamiento instó a sus vecinos a que cerraran puertas y ventanas debido al intenso humo y a las cenizas que no pararon de llover durante todo el día. Además, se desplegó un dispositivo de evacuación voluntaria y Cruz Roja habilitó el polideportivo de Vall d'Alba, con capacidad para dar alojamiento a 75 personas. Sin embargo, hasta allí no llegaron ninguna de las 125 personas que durante la noche del miércoles y la mañana de ayer hubieron de ser evacuadas de varias masías ubicadas en Atzeneta y Lucena, así como de una urbanización del término de Costur. La evacuación no sólo se ha recomendado para personas con problemas respiratorios, sino también para aquellas personas que han comenzado a mostrar signos de ansiedad ante la imagen de un incendio que sigue vivo.

Tres noches sin dormir

La de ayer fue la tercera noche en la que el incendio de L'Alcalatén dejó sin dormir a cientos de personas. Pese a que la evacuación obligada se ha ceñido a zonas concretas de los municipios afectados por el fuego, el temor por el transcurso de otra noche rodeados de llamas, humo y cenizas mantuvo en vilo a muchos de los vecinos de Les Useres, Atzeneta, Lucena, L'Alcora, Costur y Figueroles. Ya en la madrugada del miércoles, más de un centenar de ellos hubo de ser desalojado de masías, casas rurales y chalés pertenecientes a la urbanización Mas d'Avall, en Costur. Sin embargo, no sólo éstos sufrieron. Carmen, una vecina de Les Useres, lamentaba ayer el estado en el que ha quedado el monte y los huertos, y calificó la situación de "catástrofe total". Otra vecina, María aseguró: "No hemos podido dormir y una vecina muy mayor tenía miedo de meterse a la cama por si le alcanzaban las llamas mientras dormía". Por su parte, Manuel, propietario de olivos, comentó que todos sus árboles "están quemados" pero mostró su confianza en que "con una buena poda" pudiera hacerlos rebrotar, pese a que reconoció que algunos de ellos "no se podrán recuperar de ninguna manera ya que están calcinados". En otros casos, el fuego no ha acabado sólo con los árboles y los cultivos sino también con los animales que, como en el caso de varios vecinos de Atzeneta, han perecido entre las llamas.

"Ha sido una suerte que no le haya pasado nada a nadie", dijeron Carmen y María, ya que únicamente un militar ha tenido que recibir asistencia sanitaria por un golpe de calor. En cualquier caso, la paciencia se acaba para algunos de ellos que ya comienzan a buscar responsables, más allá de los autores de la negligencia por la que se originó el fuego. Así, Jaume responsabilizó a las administraciones públicas del "desastre ecológico".

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