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Reportaje:

Hostilidad nocturna

El puñetazo mortal a un joven cliente asturiano desata las quejas contra los porteros de discoteca del sur de Tenerife

Santi estrena pantalones piratas; se los compró el miércoles, cuando recibió su primer sueldo como gestor en una agencia de viajes en Arona. A sus 22 años, acaba de terminó los estudios de turismo. Le gusta salir los viernes a escuchar música, tomarse una copa y conocer a gente. "Si puedo ligar, mejor", añade con una pícara sonrisa.

"¿Cómo vamos a hablar con ellos?, apenas hablan español". "Los dos son búlgaros; uno me dice que no entro, y punto. Además, con el dedo en la boca cerrada me indica que no proteste. El otro se ríe y me señala los pantalones", dice un indignado Santi. Vamos a intentarlo de nuevo, le anima su amigo. "¿Para qué?, ¿para liarla? Mejor déjalo. Vamos a San Telmo, igual allí tengo suerte".

"Mira, éste es Endika", advierte Joan, el amigo que acompaña a Santi. Continúa leyendo: "Entrada a discoteca 20 euros, una copa 7 euros. Volver a casa con vida no tiene precio". Este mensaje que acompaña el retrato de Endika -un asturiano de 21 años que el 3 de agosto falleció después de recibir un puñetazo del portero de un pub irlandés en Torviscas, en el municipio de Adeje- forma parte de miles de carteles que su familia y amigos han pegado por distintos municipios del sur de Tenerife. También recogen firmas. Con ello pretenden que "este crimen no sea una noticia más del periódico, que esta muerte absurda sirva para que otros no sufran agresiones o pierdan su vida a manos de porteros sin escrúpulos", indica Carmen Gurdiel, amiga y portavoz de la familia del joven fallecido.

En el sur de Tenerife, pocas discotecas contratan a empresas de seguridad privadas. "Aquí abundan los 4x4: mucho músculo y poco cerebro. Y luego no les gusta que generalicemos llamándolos gorilas...", comenta un grupo de jóvenes que encuentra en los maleteros de sus coches una improvisada barra donde tomarse sus primeras copas a un precio asequible. Así inician su noche de fiesta. Poco a poco llegan más. El tema de conversación sólo es la muerte de Endika, la gota que ha colmado el vaso.

"Cada día hay menos locales donde poder divertirnos", se lamenta Jonay, de 22 años. "Entiendo que hay quien se pone hasta arriba de alcohol y otras sustancias, pero el portero debe de responder a un perfil dialogante y de paciencia. Nunca agredir", insiste.

"Aquí algunos porteros esgrimen una actitud chulesca y recurren raudos al puñetazo, en lugar de llamar a la policía. Se están cargando la marcha en el Sur", gritan estos jóvenes, procedentes de distintas localidades cercanas. Uno de ellos ilustra con una anécdota: "La semana pasada presencié en Las Verónicas cómo venía la Policía Nacional por un incidente en una discoteca y el portero les decía que se habían ido, y le señalaba sin mover ni un dedo, sólo con la barbilla, otra dirección. La pelea continuaba dentro del bar".

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El reloj marca las cuatro de la madrugada. La hostilidad entre los jóvenes hacia los porteros de las discotecas no sólo es notoria en sus comentarios. El clima que se respira no deja lugar a duda. Todos coinciden en una reivindicación: "Que se estipule por ley el perfil de los porteros. Un mal portero genera un conflicto: la muerte de Endika es un ejemplo claro".

En el sur de Tenerife hay dos zonas donde se concentran bares y discotecas: San Telmo y Las Verónicas. La primera se ubica cerca del puerto de Los Cristianos, en el paseo marítimo de la turística playa de Las Vistas. Allí, el ambiente es más tranquilo, aunque siempre se registran incidentes. En Las Verónicas, se entrecruzan dos avenidas. A un lado y otro de las carreteras, bares y discotecas de índole variopinta donde apenas se habla español. Un grupo que se comunica entre sí en inglés está demasiado borracho. Ningún portero les deja entrar. Buscan diversión manipulando una tubería, y la acaban rompiendo. Lo celebran cantando y mojándose unos a otros.

Los concejales de seguridad de los Ayuntamientos de Arona y Adeje aseguran que la muerte de Endika es un "hecho aislado". Pero ambos se van a reunir con los empresarios del Sur, con los alcaldes de la comarca y con representantes de la Subdelegación del Gobierno para debatir sobre las lagunas legales que hay en torno a la formación de los porteros de las discotecas.Admiten que el ocio nocturno en la zona necesita una urgente regeneración donde convivan diversión y seguridad.

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