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Necrológica:

Heinz Barth, criminal de guerra nazi

Organizó en 1944 la matanza de 642 civiles en la localidad francesa de Oradour-sur-Glane

Ha muerto sin pedir perdón. Sin arrepentirse. Era uno de esos hombres que avergüenzan al género humano. Heinz Barth tenía 86 años y era berlinés. Cuando los franceses supieron de él era un joven oficial de 23 años de las Waffen-SS. El 10 de junio de 1944 su unidad había recibido orden de dirigirse al frente, de ayudar a cerrar la brecha que los aliados habían abierto desembarcando en Normandía cuatro días antes. Por el camino, después de atravesar Limoges, llegaron al pueblecito de Oradour-sur-Glane. Por última vez iba a organizar una operación de castigo contra civiles indefensos, especialidad de esos SS que habían gozado de todas las ayudas por parte de las autoridades francesas colaboracionistas. Oradour-sur-Glane se encuentra en una región en la que la Resistencia era fuerte y hostigaba al ocupante.

Sus tropas, dirigidas por el general Heinz Lammerding -murió de viejo, sin ser nunca apresado-, reunieron en la plaza mayor a hombres, mujeres y niños. Los primeros fueron conducidos junto a una granja y allí Barth ordenó que les ametrallasen y él mismo mató, "en menos de un minuto, a 12 o 15". Luego encerró en la iglesia a 207 niños y 247 mujeres. Cerró las puertas y lanzó a su interior bombas incendiarias. En cuestión de poco rato organizó la muerte de 642 personas.

Los supervivientes -cinco hombres y una mujer- contaron luego lo ocurrido, lo que sirvió para que en 1953 un tribunal de Burdeos condenase a muerte, pero en rebeldía, a Lammerding y Barth. Éste, aprovechando la confusión de los últimos días de la guerra, logró ocultarse en la ciudad de Berlín y reapareció luego bajo otra identidad, el nazi metamorfoseado en comunista.

La mentira duró hasta 1983, año en que un tribunal de la Alemania del Este le condenó a prisión de por vida. Pero la legalidad que él nunca respetó sí se aplica a los asesinos y Barth pudo salir de la cárcel al cumplir los 75. "Para él lo que hizo era una nadería. Seguro que pensaba en ello menos que nosotros" ha comentado Robert Hébras, uno de esos habitantes de Oradour que salvó la vida milagrosamente.

El pueblo de Oradour-sur-Glane sigue existiendo pero es de nueva planta. Se construyó al lado del destruido por las llamas. Sus ruinas cobijan hoy un memorial que presenta materiales que recuerdan lo ocurrido y lo sitúa en su contexto. En una placa figuran los nombres y apellidos de las 642 víctimas.

Heinz Barth, en el juicio celebrado en la RDA en 1983.
Heinz Barth, en el juicio celebrado en la RDA en 1983.ASSOCIATED PRESS

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