_
_
_
_
_

Las farmacias de Vizcaya han erradicado más de 40 'productos milagro' desde 2005

Una comisión profesional controla los productos potencialmente dañinos o engañosos

"Estamos en una guerra continua y, por suerte, la vamos ganando". La frase es de Juan del Arco, director técnico del Colegio de Farmacéuticos de Vizcaya, la institución más activa en la lucha por expulsar de los despachos de farmacia los conocidos como productos milagro, aquellos que, por ejemplo, prometen adelgazar sin esfuerzo siete kilos en una semana, eliminar los ronquidos o que crezca el pelo en una cabeza que lleva años sin él. Desde 2005, los farmacéuticos vizcaínos han erradicado de sus despachos y de los del resto de España más de 40 productos de este tipo.

En conjunto, los colegios farmacéuticos de España han eliminado o han obligado a corregir su publicidad a cerca de 90 productos milagro en los últimos tres años, de los que la mitad han correspondido al trabajo realizado desde Vizcaya. La Comisión de Parafarmacia de esta institución es una de las más activas del país en este campo, en el que lleva trabajando desde 1990.

En los primeros años, el trabajo era incesante, recuerda del Arco. "Hoy en día, más que el producto milagro con el que nos encontrábamos hace 20 años, que consistía en un engaño burdo, los fabricantes buscan trucos más suaves. En lugar de asegurar que vas a adelgazar siete kilos en cuatro días, ahora hablan de bajar el nivel de colesterol, la tensión arterial o prevenir el cáncer". "No hay ninguna prueba científica rigurosa", añade, "de que eso vaya a ser así. El fabricante que diga que sus productos tiene esas propiedades tendrá que demostrarlo con ensayos rigurosamente contrastados".

El refugio de Internet

Los productos más burdos se han refugiado en Internet y la venta por correo, unos ámbitos muy difíciles de regular. Conviene diferenciar los productos milagro, que además de fraudulentos pueden ser dañinos para la salud, como los los destinados a dietas de adelgazamiento, del resto. Las autoridades sanitarias los definen como aquellos que prometen lo que no son capaces de cumplir.

"Lo que hacemos cuando tenemos sospecha de que un producto puede incumplir alguna normativa es denunciarlo a las autoridades sanitarias, a través del Consejo General de Colegios de Farmacéuticos de España, que a su vez lo traslada a la Agencia Española del Medicamento". La Agencia corrige y retira el producto del mercado. "A la mayoría se les exige que corrijan el mensaje que realizan". En otros casos, son las comunidades autónomas las que los suprimen, cuando no son los farmacéuticos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Lo que ha ocurrido en los últimos años es que muchos productos bajo la denominación "Bio" o con otros nombres relacionados con la salud se atribuyen propiedades terapéuticas, como la disminución del nivel de colesterol. "Lo de poner 'Bio' en la etiqueta está prohibido. El nombre no es necesariamente malo, pero había muchos fabricantes que lo utilizaban para atribuirse cosas imposibles", explica del Arco.

Se ha actuado en cuanto a los nombres y en estos momentos se está a la espera de la intervención de las administraciones para que se prohiban indicaciones terapéuticas y, sobre todo, se obligue a que cualquier propiedad que se atribuya a un producto que se lanza al mercado esté avalada por estudios científicos rigurosos. "Por ejemplo, un productor desaprensivo de lentejas dirá que son muy buenas para la anemia porque tienen hierro. Tradicionalmente se sabe que la lenteja tiene hierro, pero ese fabricante tendrá que demostrar que pacientes anémicos han mejorado administrándoles lentejas".

La máxima es que para curar una enfermedad hay que utilizar medicamentos, recalca el director técnico del Colegio de Farmacéuticos de Vizcaya. Los alimentos pueden ayudar a prevenir enfermedades, pero no curan. "El consumidor vasco está concienciado y eso ayuda mucho a nuestro trabajo", añade.

Una de las preocupaciones de del Arco es que los gobiernos de las comunidades autónomas sean más activos en el control de los productos que no son estrictamente farmacéuticos. "Las comunidades son las que autorizan al fabricante en el caso de los alimentos que se autodefinen como nutritivos. Sólo se hace una comunicación de puesta en el mercado, no se controla más". "Nuestra pelea", concluye, "es garantizar que en las farmacias de Vizcaya no haya productos milagro y que los que se vendan cumplan rigurosamente la normativa".

Una  farmacia de Bilbao.
Una farmacia de Bilbao.SANTOS CIRILO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_