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Reportaje:

Aviones y pistas para ricos

Aeromar construye aeródromos y alquila aeronaves a la carta

Miguel Ángel García Vega

Discretamente situada en un páramo de Castilla-La Mancha hay una pequeña pista de aterrizaje privada. No hay muchas en España. Tal vez no más de media docena. Son encargadas y utilizadas por un puñado de privilegiados, sobre todo constructores, que buscan viajar con más comodidad -huyendo de la saturación de los cielos- y discreción. Aunque también dan respuestas a otras aficiones, como la caza.

Por 1.500.000 euros un particular puede tener una pista de 1.500 metros, con un hangar incluido, en un plazo de dos o tres meses
La aviación de negocios en España mueve en 325 y 350 millones de euros anuales y es utlizada por unos 30.000 pasajeros
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La ventaja de estas pistas es que pueden construirse en poco tiempo y que su precio, aunque inasumible para el común de los ciudadanos, "no es caro para los potenciales clientes de estos servicios", señala José María Espinosa, director general de la consultora Aeromar, firma especializada, entre otras actividades, en el diseño de estos desarrollos tan singulares. Por 1.500.000 euros un particular puede tener una pista de 1.500 metros, con un hangar incluido.

El plazo de construcción oscila entre dos y tres meses y, desde luego, es el menor de los problemas para alguien, por ejemplo, que dirige una constructora. Otro cantar son las licencias. Aviación Civil suele tardar en torno a un año en concederlas. Antes hay que presentar el pertinente estudio de impacto medioambiental, sonoro... Pero esto no suele ser un problema. Dado el tamaño de las fincas donde se ubican ofrecen múltiples posibilidades de localización y orientación con lo que en raras ocasiones se desestiman los proyectos. Eso sí, ponerle nombres y apellidos a los propietarios de estas pistas es más complicado, "la discreción manda y los clientes son muy celosos de su intimidad", advierte Espinosa. Por regiones, las pistas se reparten entre Extremadura, Castilla-La Mancha y Castilla y León.

Esta singular actividad refleja el buen momento que atraviesa la aviación de negocios en España que, según los expertos, se resume en una facturación de entre 325 y 350 millones de euros y unos 30.000 pasajeros transportados anualmente.

Utilitarios del aire

Como consecuencia de este crecimiento empiezan a llegar a nuestro país lo que se podría denominar "utilitarios del aire". Un intento de democratizar (si esto es posible) la aviación privada de negocios. Estos "utilitarios" se conocen como Very Light Jet (VLJ). Son aeronaves de reducidas dimensiones que por regla general dan cabida a cuatro personas a las que hay que sumar piloto y copiloto.

"Para el sector significarán una revolución como en su día lo fue la aparición del segmento A

[coches de muy reducido tamaño] en el mundo de la automoción", indica Espinosa. En el caso de Aeromar ya han comprado tres aviones de estas características y tienen abanderados otros tres del modelo Eclipse 500. Una aeronave de un precio reducido para las cifras en las que se mueven estos aparatos: 1.500.000 dólares y además permiten ofrecer un servicio a tarifas de 1.500 euros la hora en vez de entre 4.000 y 9.000 euros, como sucedía hasta la fecha. Está previsto que empiecen a operar con ellos en diciembre, y esperan transportar unos 10.000 pasajeros anuales (5.000 horas de vuelo) cuando tengan cerrada la flota (diez aviones).

José María Espinosa, director general de la consultora Aeromar, sentado en la escalerilla de uno de sus aviones.
José María Espinosa, director general de la consultora Aeromar, sentado en la escalerilla de uno de sus aviones.

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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.

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