_
_
_
_
_
Reportaje:

Los pozos ilegales agudizan la sequía

Un foro internacional estudia en Sevilla cómo mejorar el acceso al agua y su gestión

Margot Molina

En España hay unos 510.000 pozos ilegales. De cada uno de ellos se extraen anualmente más de 7.000 metros cúbicos de agua, cantidad suficiente para regar durante un año una hectárea de maíz. Además, el número de explotaciones fuera de la ley llega hasta los dos millones en todo el país si se contabilizan los que bombean menos de la citada cantidad. El dato, que procede del Ministerio de Medio Ambiente, lo recordó ayer el responsable del programa de agua de WWF/Adena, Guido Schmidt, dentro del I Foro Internacional sobre la Sequía que reúne en Sevilla hasta el miércoles a 150 especialistas de los cinco continentes.

A pesar de lo alarmante de los datos, Schmidt reconoció que "ha habido un cambio de tendencia en el Ministerio de Medio Ambiente". "En lo que va de legislatura se han cerrado un centenar de estos 510.000 pozos ilegales, la mayoría en la cuenca del Guadalquivir, donde existen unos 10.000; frente a los 60.000 de la cuenca del Guadiana y los 19.000 de la comunidad de Madrid", añadió el miembro de WWF/Adena.

La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, firmó en el foro la Declaración de Sevilla un documento que persigue convertir el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) en una organización internacional que promueva la cooperación hidrológica. Narbona recordó que vivimos "en un mundo extremadamente desigual en el que 1,8 millones de niños mueren al año por falta de acceso al agua potable y el cambio climatológico agrava las desigualdades sociales". "Tenemos que trabajar para que el acceso al agua se convierta en uno de los derechos fundamentales de todos los hombres del planeta".

Ciudades sin depuradora

La ministra reconoció que aún no se ha cumplido en España con el proyecto de que todas las ciudades con más de 100.000 habitantes cuenten con una depuradora, pero que "se ha avanzado mucho en el tratamiento de aguas residuales". Narbona explicó que en 1994 se depuraba el 44% de las aguas residuales y que, actualmente, se llega al 77%; si bien sólo se reutiliza el 13%.

Frente a los mensajes a la población, a la que se le pide el ahorro de agua, Guido Schmidt criticó la "hipocresía" de los regantes que "no cumplen con el plan de sequía". "Hace falta un cambio en la gestión del agua y en las políticas agrarias, porque las administraciones favorecen a los regantes, quienes además de cobrar subvenciones, pagan el agua más barata y tienen rebajas en los combustibles", explicó Schmidt. Descartó además las plantas desalinizadoras como una solución a la sequía, ya que el coste del metro cúbico de agua desalada es de unos 50 céntimos frente al céntimo que sale la embalsada o a los 20 céntimos que cuesta la depurada.

El ecólogo norteamericano Daniel Botkin, de la Universidad de California, acusó a políticos y medios de comunicación de "atemorizar" al público con "tremendismo" al afrontar el problema del cambio climático desde la "emocionalidad" y olvidar la "racionalidad". Por su parte, el astronauta Pedro Duque, ofreció la visión de la sequía desde el espacio con fotografías desoladoras como las del Mar de Aral, el gran lago de Uzbekistán convertido en un desierto.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_