_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un plato de lentejas

Para mí, todo empezó con un plato de lentejas. Hace poco más de tres años me llamó por teléfono Pablo Peinado. Quería contarme algo. Eran las seis y pico de la tarde, y él andaba por Chueca, así que quedamos en que se pasara por mi casa. Pablo llegó deprisa, algo sudoroso, parecía cansado. Nos sentamos en la alfombra y, antes de que yo pudiera ofrecerle nada, empezó a hablar sin parar de un proyecto que estaba ideando. Quería crear en Madrid un festival de cultura gay, en el que estuvieran presentes todas las disciplinas artísticas. Se trataría de una gran muestra de manifestaciones culturales de lesbianas, gays y transexuales, en la que participarían múltiples espacios relacionados con su ambiente (galerías, restaurantes, bares, tiendas), así como otros, institucionales o no, que apoyaran la propuesta. Pablo mencionaba a pintores y dibujantes y cineastas y escritores y actores, mientras exponía una visión del asunto tan ambiciosa, de tan amplias aspiraciones, que confieso que en algunos momentos yo dejaba de escucharle.

Visible se ha convertido, con 60 actos repartidos en 40 espacios, en el mayor festival de cultura gay del mundo
Uno cree en el enriquecimiento de la sociedad a través de la diversidad de sus referentes culturales

Porque lo cierto, por una parte, es que mi escepticismo me lleva a desconectar con facilidad cuando alguien se explaya en la descripción de esos grandiosos proyectos que tantas veces se quedan en castillos en el aire; yo misma apenas proyecto nada. Por otra parte, Pablo y yo nos habíamos tratado circunstancialmente pero no podía decirse que fuéramos amigos, que le conociera bien, así que llegué a pensar que se me había colado en casa el típico megalomaniaco con la cabeza llena de pájaros al que no resulta tan fácil quitarse de encima. Cuando pude meter baza entre posibles exposiciones, conferencias, proyecciones y demás espacios de visibilidad cultural gay, le ofrecí tomar algo, un café o una coca-cola. Pablo me dijo no, porque aún no había comido, y yo, que casualmente había cocinado ese día, le dije que podía calentarle un plato de lentejas con verduras. Lo aceptó. Fue entonces, mientras Pablo se comía mis lentejas, cuando empecé a prestarle más atención. Su proyecto sonaba realmente interesante. Aun así, nos despedimos al rato sin que yo llegara a creer de verdad que algún día vería puesto en marcha todo aquel despliegue de anhelos e ideas. Pocos meses después se presentaba Visible, el I Festival Internacional de Cultura LGTB de Madrid. Creado, gestionado, dirigido y comisariado por Pablo Peinado.

Este año se celebra la tercera edición de Visible (www.festivalgayvisible.com), que se ha convertido, con 60 actos repartidos en 40 espacios, en el mayor festival de cultura gay del mundo y que se desarrolla a lo largo de más de dos meses, desde el pasado día 1 de junio hasta entrado el mes de agosto. Sus propuestas y actividades artísticas, sociales y políticas cuentan con el apoyo de COGAM (principal colectivo gay de Madrid) y de la FELGTB (Federación Española de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales), tienen el patrocinio del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, del Ministerio de Cultura, el Goethe Institut, el Círculo de Bellas Artes, la Fundación Autor o el Centro Dramático Nacional, y se extienden a los Ayuntamientos de Rivas-Vaciamadrid, San Fernando de Henares y Coslada, así como a Pozuelo, Guadalajara y Brihuega. En un año en que el Congreso de los Diputados ha aprobado la Ley de Identidad de Género, que reconoce los derechos de las personas transexuales, Visible hace especial referencia a su realidad con una exposición y un espectáculo de danza protagonizado y coreografiado por transexuales, así como a las propuestas de temática lésbica, escasas aún en la mayoría de las citas culturales españolas, presentando cuatro montajes teatrales y tres exposiciones protagonizados por lesbianas.

Aquella fantasía de hace tres años, apenas alimentada por mí con un descreído plato de lentejas pero criada por Pablo Peinado con un entusiasta tesón y un incansable trabajo, se hace realidad, en este 2007 en el que Madrid acoge la gran manifestación del Orgullo Gay Europeo o EuroPride, con 25 exposiciones, 24 montajes teatrales, 1 curso universitario, 1 ciclo cinematográfico, 2 mesas redondas y 1 certamen teatral internacional. De todo ello deduzco que el festival Visible tiene un doble aspecto ejemplarizante: uno general, el que cree en el enriquecimiento de la sociedad a través de la diversidad de sus referentes culturales, y otro particular, el que me demuestra que, con fe, pueden cumplirse los sueños que se cuentan sentados en el suelo ante un plato de lentejas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_