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Crónica:Fútbol | 35ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Madrid es un espectáculo

Roberto Carlos salva en el minuto 91 a su equipo, que se dejó remontar dos goles tras jugar un magnífico partido

En la Liga más esquizofrénica que recuerdan los tiempos, el Madrid escribió otro capítulo inolvidable, de ida y vuelta, de éxtasis, gloria y regreso al éxtasis. Un capítulo que resultó triunfante porque, allá en el minuto 91, a un señor de 34 años, brasileño, calvo, cuyas maletas llevan meses en la puerta, le dio por darse un carrerón por su banda, por esa banda izquierda que ha llenado de fútbol y galopadas la última década. Un señor que abandona el club y que no dudó en lanzarse al ataque en cuanto vio que Higuain volaba con la pelota cosida a la bota derecha. Viajaba el partido con un impensable 2-2, y con el Madrid haciendo agua en defensa, cuando Higuaín arrancó. Le acompañaron en la carrera Gago y Beckham. El balón tras un lío al borde del área del Recre, le llegó a Gago, quien vio rápido al señor que volaba por la banda izquierda, Roberto Carlos, que marcó un gol que no tiene precio.

RECREATIVO 2 - REAL MADRID 3

Recreativo: Laquait; Merino, Beto, Pablo Amo, Poli; Juanma (Aitor, m. 58), Barber, Vázquez, Cazorla; Sinama (Javi Guerrero, m. 55) y Rosu (Uche, m. 46). No utilizados: José Ramón; Dani Bautista, Arzo y Cheli.

Real Madrid: Casillas; Torres, Sergio Ramos, Cannavaro, Roberto Carlos; Diarra, Gago; Beckham, Raúl (Higuaín, m. 89), Robinho (Guti, m. 77); y Van Nistelrooy. No utilizados: Diego López; Mejía, Helguera, Cicinho y Reyes.

Goles: 0-1. M. 9. Beckham centra y cabecea Robinho. 0-2. M. 53. Van Nistelrooy, de penalti. 1-2. M. 74. Uche, de penalti. 2-2. M. 86. Córner que fusila Uche desde cerca. 2-3. M. 91. Roberto Carlos culmina un contragolpe.

Árbitro: Mejuto González. Amonestó a Cannavaro, Laquait y Beckham.

Unos 19.000 espectadores en el Colombino.

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Capello y el problema de Calderón

A este Madrid sorprendente, frenético, que hace un mes espantaba y que ahora es capaz de enamorar, le dio para todo en 90 minutos: para hacer el mejor fútbol de toda la temporada, para hundirse de forma miserable y para salir del pozo cuando todas las urgencias le acosaban, cuando estaba cadáver. A semejante desenlace se llegó tras un magnífico partido en el que todo, lo muy bueno y lo muy malo, lo puso el equipo de Capello.

El Madrid, en su presentación en sociedad como líder, se puso fantástico y despachó un extraordinario partido en Huelva, donde, durante algo más de una hora, mostró un fútbol de alto rango, que se desconocía que un equipo de Capello pudiera llevar dentro. Dio el Madrid lustre a su liderato aliándose con el balón, ese elemento sospechoso que era hasta hace cuatro días. Metido en escena desde el minuto uno, muy activo, bien colocado, muy cómodo, el Madrid se marcó un partidazo desde el buen tono físico que acostumbra a exhibir y, ahí es nada, desde el toque. Tocó y tocó el equipo, un discurso que hasta ahora parecía prohibido por la autoridad italiana.

Con esa puesta en escena, no resultó raro que llegara el primer gol. Gago, que por vez primera tuvo el protagonismo que se le supone en este equipo, robó un balón en el centro del campo. El argentino cedió rápido a Robinho, que gambeteó por la frontal del área antes de abrir hacia Beckham, situado en la derecha. Tras combinar con Torres, el inglés golpeó el balón como sólo él sabe hacerlo y aquél le obedeció como sólo obedece un balón a Beckham. El centro, perfecto, combado, le llegó a Robinho, que agradeció semejante regalo cabeceando a gol.

En esa jugada, y en otras que el Madrid no llevó dentro por su propia torpeza, estuvo el mayor pecado del Recreativo. Dar metros a Beckham, dejarle recibir solo, allá en su reino de la banda derecha, sin nadie presionándole, es un modo como otro cualquiera de suicidarse. Beckham se hinchó a poner balones, de primeras, uno tras otro, de frente y de perfil, bombardeando el área de un Recre al que el Madrid golpeó sin piedad.

No encontraba el equipo onubense a Cazorla ni a Vázquez, sus jugadores más imaginativos. El primero se aburrió enseguida de la banda izquierda y se vino al centro, con la pretensión de entrar en contacto con el balón. Diarra, que crece al mismo ritmo que crece su equipo, se lo impidió.

Dejó el Madrid jugadas de lujo, como aquel disparo de Raúl que se fue arriba, en un magistral envío largo de Roberto Carlos que el capitán amortiguó con su pie izquierdo, no se sabe por arte de qué magia, antes de mandarlo a dos palmos de la escuadra. Para sorpresa general, durante muchos minutos se vio a un Madrid vestido de gala, en el que Robinho era capitán general en la izquierda, donde el balón llegaba tras una combinación de los centrocampistas, o remitido por Beckham. En uno de esos envíos, Laquait derribó a Robinho y Van Nistelrooy transformó el penalti. Era el 0-2, la sentencia parecía, con el Madrid acumulando ocasiones como no se le había visto en tiempos. Pero ocurrió que Sergio Ramos acudió a apagar uno de los muchos incendios que Cannavaro es capaz de provocar y derribó a Uche. Vázquez marcó el penalti y el Recre se vio, de repente, dentro del partido.

Y el Madrid se fue. En cuerpo y en alma. A lo bestia, desmoronándose por minutos. De repente, el Madrid dejó de pensar, dejó de jugar, dejó el balón, lo dejó todo. Ni la presencia de Guti le permitió controlar el ritmo del partido, que se enloqueció. Podrá decirse que al Recre le dio un ataque de adrenalina, que el cansancio hizo mella, que los cambios llegaron tarde. Excusas. A cuatro minutos del final, los de Capello defendieron un córner de forma grosera y Uche, a dos metros de la línea de gol, fusiló. El Madrid acababa de perder el liderato. Y llegó otro córner. Y alguien despejó ese balón que Higuaín se ató a la bota derecha. Y corrió, y corrió. Y con él, Beckham y Gago. Y éste vio que un señor corría por la banda izquierda, el de los 34 años, Roberto Carlos se llama.

Sergio Ramos corta una internada de Sinama.
Sergio Ramos corta una internada de Sinama.EFE

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