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La investigación sobre Wolfowitz concluye que violó las reglas del Banco Mundial

La UE negocia una salida a la crisis que permita a EE UU seguir presidiendo la institución

Paul Wolfowitz ya tiene entre sus manos el resultado de la investigación sobre el supuesto caso de nepotismo en el Banco Mundial del que es protagonista. El informe concluye que el presidente violó las reglas éticas al implicarse en el aumento de sueldo de la funcionaria con la que está relacionado sentimentalmente. Aun así, el texto reconoce que las directrices que recibió fueron poco claras. El Consejo Ejecutivo del organismo quiere pronunciarse esta semana sobre el caso, mientras se especula con que Wolfowitz podría dimitir antes de recibir la reprimenda.

El escándalo dura ya un mes y la presión sobre la figura de Paul Wolfowitz no ha parado de crecer, lo que hace difícil que se logre una salida negociada a una crisis que amenaza la credibilidad de la institución. El informe es de carácter confidencial y tan sólo ha trascendido su conclusión principal: que Paul Wolfowitz fue más allá de sus responsabilidades al negociar el paquete de compensación de Shaha Riza, funcionaria de la institución y novia del presidente, cuando se decidió su transferencia al Departamento de Estado con un aumento de sueldo del 36%.

Paul Wolfowitz reconoció su error, aunque reiteró que actuó de buena fe. Es más, llegó a decir que esta situación es fruto de unas reglas ambiguas y advirtió de que sólo discutirá sobre su liderazgo cuando se retiren las acusaciones de nepotismo. Los investigadores abordan esta cuestión al indicar que la institución también es responsable de la crisis por no hacer que el presidente cumpliera con las reglas. Y precisa que las indicaciones que dio el comité ético fueron poco claras y sujetas a interpretación.

Dos días para responder

El informe no hace ningún tipo de recomendación al Consejo Ejecutivo del Banco Mundial. El directorio tenía intención de mantener una primera reunión informal para analizar los detalles de la investigación, con vistas a actuar al final de la semana, bien censurando al presidente, mostrando la pérdida de confianza en su gestión o pidiendo directamente su dimisión.

Los investigadores dan dos días a Wolfowitz para que responda a sus alegaciones, antes de remitir toda la documentación al Consejo Ejecutivo. El presidente reclama, sin embargo, que le dejen más tiempo para analizar el texto y presentar su punto de vista, lo que podría retrasar unos días más la esperada reunión en la que se tratará el futuro del presidente del Banco Mundial. En fuentes del organismo se precisaba ayer que el encuentro formal de los 24 directores está fijado para el viernes.

Entretanto, se especula con el futuro de Wolfowitz. Una de las posibilidades es que el ex halcón del Pentágono presente su dimisión antes de que se produzca esa reunión o que espere a que tenga negociado el finiquito para soltar las riendas. El diario The New York Times añadía ayer otro elemento para salir de la crisis. Los países europeos, precisa, ofrecen a EE UU que siga eligiendo al presidente del Banco Mundial, siempre que dimita Wolfowitz.

Los europeos sugirieron esta posibilidad al secretario del Tesoro, Henry Paulson. Ya durante la cumbre del Fondo Monetario Internacional, la UE mostró su descontento. Ayer, los ministros europeos de Finanzas expresaron en Bruselas su preocupación por el impacto del escándalo en el organismo y cuestionaron la integridad de Wolfowitz.

Todo depende de la confianza que deposite en él la Casa Blanca. El presidente de EE UU, George Bush, apoya a Wolfowitz. Aunque ayer introdujo un matiz, al precisar su portavoz que Bush no está implicado "personalmente" en el asunto. Es más, John Snow explicó que "no hay conversaciones" entre la Administración estadounidense y el Banco Mundial. "Hay que dejar que el proceso avance por sí solo y evitar hacer insinuaciones sobre el asunto", remachó Snow.

EE UU es el principal contribuyente al Banco Mundial y controla el 16,4%. Con las aportaciones individuales, Europa es más poderosa que Washington, por lo que puede ejercer presión.

El presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, y su pareja, Shaha Riza.
El presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, y su pareja, Shaha Riza.AP

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