El obispo Uriarte afirma que la "amenaza violenta" y el "inmovilismo" obstaculizan la paz
El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, destacó ayer que la "amenaza violenta" y el "inmovilismo" son dos de los obstáculos que están bloqueando el logro de la paz. El prelado aprovechó su intervención al término de la tradicional marcha diocesana al santuario de Aránzazu, en Oñati (Guipúzcoa), para referirse, sin citar a ETA en ningún momento, al proceso de paz.
Uriarte, mediador en la anterior tregua de 1998-1999 entre el Ejecutivo del PP y la banda, reconoció que la paz está "bloqueada" por una serie de obstáculos, entre los que citó, junto a los dos antedichos, las "ambiciones maximalistas", la "incomunicación", el "predominio de los intereses partidarios" o la "ceguera incapaz de autocrítica". A todos ellos los definió como "signos de muerte".
El obispo donostiarra situó enfrente otras actitudes pacificadoras o "signos de vida", entre las que desgranó la "apertura al diálogo", la "sensibilidad activa para con todas las víctimas", la "búsqueda de acuerdos integradores", el "espíritu de reconciliación", la "creación de las condiciones propicias para perdonar y ser perdonados" o la "paciencia que sabe aguantar, aguardar y volver a intentar y construir lo derruido".
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