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Reportaje:Fútbol La violencia

Los 96 de Hillsborough piden justicia

Casi un centenar de aficionados murieron aplastados contra las vallas en 1989 en Sheffield por un fallo del dispositivo de seguridad

El fútbol inglés tiene un antes y un después de la semifinal de la Copa inglesa de 1989 entre el Nottingham y el Liverpool que debía disputarse el 15 de abril a las tres de la tarde en Hillsborough, el estadio del Sheffield Wednesday. Una tragedia de la que aún no se ha recuperado Liverpool. En la terraza de Leppings Lane, 94 aficionados, entre ellos John Paul Gilhooley, de 10 años, fallecieron por asfixia o paro cardíaco aplastados contra las vallas. Cuatro días después, Lee Nichol, de 14, murió a causa de las heridas internas. En marzo de 1993, tras cuatro años en coma, el fallecimiento de Tony Bland elevó a 96 el número oficial de muertos. Además, hubo 766 heridos. Miles de familiares necesitaron ayuda psicológica.

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"De no haber sido futbolista, habría estado allí, animando al Liverpool", asegura Aldridge, ex del Liverpool y de la Real Sociedad, que vivió desde el césped aquel infierno. "Durante seis meses no pude volver a pisar un campo. Tenía amigos en la grada y no pude hacer nada por salvarles", relata. "Aún me cuesta hablar de aquello. Vuelven a mí imágenes terribles", prosigue el mítico delantero en su céntrico pub de Liverpool, The Aldo's Place; "todos se merecen justicia. Tarde o temprano, se sabrá la verdad". El dedo en la llaga: ¿qué generó la tragedia?

"No queremos dinero. Sólo que los culpables lo asuman", sostiene ante el estadio de Anfield un tal Brian. Voluntario de la campaña Justicia para los 96 vende camisetas por cinco libras y pulseras de plástico rojo por uno. Cientos de personas como él siguen trabajando para que no se cierre el caso como un "accidente".

"Muertos accidentalmente por asfixia", falló un juez en 1990 ante la denuncia de la madre de un chaval de 14 años fallecido. La frase retumba para Peter Carney, un superviviente: "¿Accidentalmente? ¿Quién nos hizo entrar en el corral? ¿Quién prohibió que se abrieran las salidas de emergencia? ¿Dónde estaban las ambulancias y los médicos? Nos empujaron a morir y nadie fue responsable".

El sensacionalista The Sun señaló a los culpables. Bajo el título La verdad y siguiendo testimonios de los responsables policiales, acusó a hinchas reds de robar a los muertos y orinarse encima, así como de golpear a agentes y sanitarios, además de generar el problema por estar borrachos. Ni un solo fallecido dio positivo por alcohol en las autopsias. En Liverpool todavía se toman represalias contra The Sun y su ofensa.

Según las evidencias recogidas por el juez Taylor en sus investigaciones, la negligencia policial fue manifiesta. El responsable del operativo se empeñó en meter a 3.000 hinchas en una zona para 1.600 para evitar incidentes en el exterior, sólo se habilitaron dos puertas y, cuando ya había decenas de cadáveres y el partido estaba suspendido, el inexperto oficial al mando pidió permiso al superintendente Duckenfield para abrir las salidas de emergencia y dejar que la gente escapara por el césped. Le fue negado.

Dos hipótesis afectan al trabajo de Duckenfield. "Si vio morir a los chicos y no hizo nada, no es humano", justifican los voluntarios de la campaña para la justicia. Y, "si no vio a la gente morir a través del televisor, ¿dónde estaba?". En Liverpool juran que, tarde o temprano, se hará justicia y alguien pagara por sus 96 muertos, que nunca caminarán solos.

Un grupo de espectadores trata de resistir la avalancha contra las vallas.
Un grupo de espectadores trata de resistir la avalancha contra las vallas.AP

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