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El Instituto Oceanográfico alerta de la caída de especies en el golfo de Cádiz

La presencia de algunos animales es cuatro veces menor que en 2005

La última campaña del Instituto Oceanográfico en aguas del golfo de Cádiz ha revelado la disminución del volumen de especies en el caladero. Según las conclusiones del estudio, la presencia de algunos animales se ha reducido en cuatro veces respecto al año anterior. El director del Instituto Oceanográfico, Ignacio Sobrino, señala al pulpo como el caso más grave de disminución entre las especies comerciales.

El índice en el caladero ha pasado de ocho kilos de biomasa por hora de arrastre -sistema de medida utilizado para conocer la presencia de cada especie- a sólo 1,5 de pulpo, uno de los productos que representan un mayor volumen de capturas. También la gamba, una especie económicamente importante, ha experimentado un notable descenso: de un índice de 0,8 a uno de 0,7 en sólo un año. El jurel ha pasado de 14,8 a 8, y la merluza, de 6,9 a 5 kilos por hora de arrastre.

"Se trata de un descenso sensible, pero aún más grave si consideramos que los índices del año pasado ya eran muy bajos", reconoce Ignacio Sobrino.

Desde que el Instituto Oceanográfico comenzó a realizar estos estudios, a principios de la década de los noventa, los datos han ido siempre en descenso, "excepto de forma puntual en alguna especie, pero por causas coyunturales, por factores biológicos de los animales que no han marcado una tendencia".

De hecho, los índices podrían incluso ser más bajo. Las muestras para este estudio se recogieron durante la campaña de finales de noviembre de 2006, "cuando la flota llevaba más de un mes de parada biológica". Esta circunstancia provoca que los recursos aumenten puntualmente en el golfo de Cádiz, lo que distorsiona en parte la realidad.

La merma de los recursos, según Sobrino, se ha notado ya en las capturas. "Con los índices que hemos registrado este año, auguramos que 2007 va a ser aún más difícil para la pesca", advierte el director del Instituto Oceanográfico.

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Ignacio Sobrino encuentra pocas alternativas para evitar la destrucción del caladero. "El próximo paso será adecuar los esfuerzos de la flota a los recursos que tenemos, con una disminución de las unidades. De otro modo es imposible la supervivencia de los recursos".

Las paradas biológicas que realiza la flota anualmente "no son suficientes", asegura Sobrino, "para recuperar el caladero". Los paros en la actividad no coinciden con los ciclos reproductores de todas las especies, lo que reduce los efectos positivos de la medida que, "más que una parada biológica, es una disminución de los esfuerzos pesqueros", explica Sobrino. En los caladeros en los que existe un único tipo de recurso es más sencillo adaptar la parada al ciclo biológico del animal, pero en el golfo de Cádiz, un área con multitud de especies comerciales, resulta imposible encontrar una fecha idónea que beneficie a todos los recursos.

Además, la presión en el golfo de Cádiz es muy intensa. La modernización de la flota ha permitido a los barcos lograr mayores capturas en cada salida, pero también impide la regeneración del caladero.

El próximo 27 de febrero el Instituto Oceanográfico iniciará una nueva campaña de seguimiento al caladero gaditano.

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