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Un cargo sin aspirantes

El cargo de director en los centros públicos no universitarios carece del prestigio y el reconocimiento social y económico que el puesto merece. Ésa es la principal causa de que, en la actualidad, menos de la mitad acceda al cargo de manera voluntaria. Eso significa que el Departamento de Educación y el claustro de profesores de cada centro se ven obligados a nombrar a dedo al resto. La falta de vocaciones se ha convertido en un fenómeno preocupante que el departamento no acierta a conjurar. La estabilidad e ilusión de un equipo directivo guarda estrecha relación con el éxito o el fracaso del centro, según opinan los propios profesionales.

Donde la sensación de inestabilidad es más acusada es en la etapa de Secundaria, en la que la mayoría de los directores está por un año, al cabo del cual suelen dejar el cargo a otra persona o renovar, pero sólo por otro año. Esta etapa es la más compleja y la que más desgaste supone para los profesores, ya que reúne a alumnos de 12 a 16 años. Con el paso del tiempo, la complejidad del puesto ha ido en aumento, al igual que las responsabilidades del titular.

La liberación horaria -reducción de las horas de clase a alumnos- es una de las reivindicaciones de los directores, que entienden que dirigir el proyecto educativo de un centro precisa el máximo tiempo posible. Al mismo tiempo, también demandan un aumento salarial que vaya acorde con sus nuevas tareas. En su momento ya se quejaron al departamento de que el decreto no hacía referencia en ningún momento a las condiciones laborales, por lo que consideraron que se había perdido una oportunidad. Dirigir el proyecto educativo de un centro precisa de la máxima dedicación posible, argumentan los profesionales asumen la dirección más por obligación que por vocación.

En las negociaciones que ahora mantiene la consejería con los sindicatos para pactar las condiciones laborales del profesorado para los próximos años, aquélla ha puesto sobre la mesa una serie de incentivos salariales para los directores ante la falta de voluntarios. Los docentes que se encargan de la dirección de los colegios de la red pública cobran pluses mensuales de entre 200 y 400 euros, según el número de aulas y alumnos que tenga cada centro.

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