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Crónica:FÚTBOL | 20ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Despersonalizado Madrid

El Villarreal consigue ganar por primera vez a un patético conjunto madridista tras un gran gol del joven Marcos

Un Madrid despersonalizado pasó como un fantasma por El Madrigal. Sin nadie que lo zarandeara de las solapas en los malos momentos, sin cambiar de ritmo durante todo el encuentro, sin la ambición que se le supone a su historia, el cuadro de Capello se dejó llevar por la impotencia. Ante un Villarreal más dinámico y decidido que sacó partido de la entidad de algunos de sus hombres. Los más experimentados -Senna y Forlán- marcaron el camino: la paciencia y la posesión del balón.

Y los más jóvenes -Matías y Marcos- acabaron por rematarlo, por velocidad e imaginación. Para conseguir así la primera victoria del Villarreal sobre el Madrid en competición oficial: en 16 encuentros. Y sin Riquelme, que vio el partido desde la grada.

El Madrid de las viejas glorias dejó paso al de las jóvenes promesas. Más jóvenes ayer que promesas. Más verdes que otra cosa, sucumbieron ante el centro del campo del Villarreal, en el que renació Senna, que recuperó el oficio y la clase para manejar el partido. Se apoyó en su costado izquierdo. Por allí aparecieron dos torpedos. Dos chicos que empiezan en Primera y que pretenden instalarse. Dos zurdos cerrados. El uno, José Enrique, un lateral corpulento de largo aliento. El otro, Marcos, un extremo grácil de pie muy fino. Entre ambos se apoderaron de su banda, dejando en evidencia a Reyes y Sergio Ramos, casi siempre desbordados. En las estadísticas de la primera parte, el Madrid sólo era superior en un apartado, el de las faltas cometidas: 14, dato significativo de lo que se ha convertido el cuadro de Capello.

Mientras Riquelme entraba con 10 minutos de retraso en El Madrigal, el Villarreal más industrial recuperó el toque. Y trianguló con sencillez por el corazón de la zaga madridista, raso y de primeras, hasta llegar así a las barbas de Casillas, el único madridista que conserva su condición de gigante. Tres jugadores se plantaron antes sus morros y en las tres Casillas acabó neutralizándolos: tapando a Forlán, a Cani y a Matías Fernández. Casillas envió un mensaje muy contundente: muy certero debería estar quien quisiera batirlo.

Mal en defensa, tanto en el centro con en los laterales, el Madrid tampoco se hizo con el centro del campo. Gago se sintió un violinista en medio del desierto. Hibernado Reyes, Van Nistelrooy e Higuaín perdieron el uno contra uno y Robinho, que sí desbordó con su cintura de avispa, arruinó lo ganado con sus remates desenfocados. Ésa es la cruz que le va restando confianza a su juego. Cada vez que encara al portero adversario, invariablemente acaba el balón en las nubes.

Apenas balbucea monosílabos Matías Fernández fuera del campo -de ahí que el Villarreal le haya desaconsejado que conceda entrevistas-, y, de alguna manera, algo parecido le está sucediendo dentro de la cancha. Le sobra timidez para expresar el que se intuye como un magnífico discurso. Como demostró, finalmente, en el segundo tiempo, en una acción prodigiosa. Primero evidenció su potencia para girarse en carrera y aguantar la embestida de Diarra. Y después, su visión de juego: mientras con el cuerpo enseñaba el pase hacia un lado, el pie derecho lo enviaba al otro, al izquierdo, donde entraba esa flecha llamada Marcos, que cruzó la pelota ligeramente levantada para salvar cualquier salida de Casillas. El segundo tanto de Marcos en Primera, un chaval de 19 años procedente de Ibiza que ya lleva cuatro años en la fructífera cantera amarilla.

Sergio Ramos quiso recomponer su buen nombre en el segundo periodo y le devolvió la medicina a José Enrique, a quien burló en la misma línea de fondo ante la mirada amargada de Pellegrini. La internada de Ramos fue un síntoma de que las tornas habían cambiado. O eso parecía. Hasta que Forlán, harto de la soledad a la que le habían condenado sus compañeros, se marchó al centro del campo a robar el balón que decidiría el partido. Y propiciaría que El Madrigal coreara el nombre del inesperado protagonista, Marcos, retirado como un héroe en camilla tras una entrada de Cannavaro.

Jugadores del Villarreal celebran el gol del triunfo mientras Casillas muestra su desilusión
Jugadores del Villarreal celebran el gol del triunfo mientras Casillas muestra su desilusión
Un solitario gol de Marcos da la victoria al conjunto de Pellegrini ante un Madrid que no vio puertaVídeo: ELPAIS.com

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