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Reportaje:

IU y el PCE, en rumbo de colisión

Las crisis en Madrid y Asturias ponena la federación al borde de la ruptura

Carlos E. Cué

El eterno enfrentamiento entre los dos principales sectores de IU se recrudece. Aunque cada vez con menos repercusión en los medios, la guerra interna entre Gaspar Llamazares y sus adversarios es cada vez más cruenta. La crisis es especialmente agresiva en Madrid, donde las candidaturas autonómicas y municipales han llegado ya al Comité de Garantías, y en Asturias, donde el PCE ha anulado el último congreso ganado por los fieles de Llamazares. Varios dirigentes consultados por este periódico plantean incluso la posibilidad de la ruptura final, que consistiría en la presentación de dos listas en Madrid, aunque otros confían en un pacto de última hora.

La olla de presión en la que se ha convertido IU desde que comenzaron los malos resultados electorales está a punto de explotar precisamente en uno de los lugares donde la federación de izquierdas aún conserva poder local y un cierto respaldo electoral. Ángel Pérez, diputado nacional y hombre fuerte de IU en esta comunidad, fue clave para que Llamazares ganara la última asamblea, en la que el líder ni siquiera alcanzó el 50% de los votos pero venció por la desunión de sus rivales. Sin embargo, poco después Pérez rompió con Llamazares y ahora el enfrentamiento es total porque el primero ha decidido desplazar a Inés Sabanés, una política conocida y apreciada por el electorado pero sin "ejército", como llaman en IU a los seguidores fieles que hacen ganar votaciones internas.

El PSOE teme que la bronca en la capital deje a Izquierda Unida por debajo del 5%

En público, Llamazares ha querido estar al margen de esta batalla, pero todos los dirigentes saben que él apostaba por colocar a Sabanés al menos al frente de la candidatura a la Comunidad de Madrid. Sin embargo, Pérez desplegó todo su poder para colocarse él como cabeza de lista para el ayuntamiento y al desconocido Gregorio Gordo, hombre de aparato de su absoluta confianza, al frente de la lista para la asamblea. Una extraña norma de IU-Madrid ha permitido además que, pese a que la lista alternativa a Pérez -capitaneada por la abogada Virginia Díaz- ganó en la capital, el hombre fuerte se impuso porque es toda la federación, y no la ciudad, quien elige al candidato en este municipio.

El sector de Virginia Díaz e Inés Sabanés ha recurrido a la Comisión de Garantías de IU, que ya ha anulado la votación en algunos municipios y es probable que lo haga en otros tantos. Pero el entorno de Pérez ha desacreditado a la Comisión de Garantías y no tiene intenciones de seguir sus órdenes, que atribuye a presiones de Llamazares.

El pacto que ofrece Pérez a Sabanés consiste en ir a elecciones como número dos. Además, le garantiza un puesto de senadora, algo que el entorno de ella considera una humillación. La pelea puede acabar en guerra si finalmente no hay acuerdo y se presentan dos listas, algo que se decidirá en las próximas semanas. Ya hay dirigentes buscando recovecos legales. IU-Madrid tiene personalidad jurídica propia, pero la IU federal podría presentar otra candidatura.

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Los socialistas comienzan a temer que este enrarecido clima en IU se traslade a los electores y la federación no llegue al límite del 5% (en 2003 estuvo por encima del 7%), y por tanto se quede fuera de la asamblea o del ayuntamiento. Esto, que sería un drama para IU, también supondría un desastre para el PSOE, que sólo puede echar a Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón del poder con el apoyo de la federación de izquierdas.

En Asturias la situación no es mejor. Felipe Alcaraz, ahora máximo rival de Llamazares junto a Francisco Frutos, ha decidido anular el último congreso de la federación asturiana del PCE, el partido que Alcaraz y Frutos controlan y desde el que dirigen la oposición al líder de IU. Asturias es el último reducto de Llamazares dentro del PCE. Hasta hace poco tiempo, los líderes de IU controlaban el PCE, el partido hegemónico, y con él toda la organización. Llamazares sólo domina la federación asturiana, y por poco tiempo.

El congreso se repetirá poco antes de las elecciones. La actual dirección, fiel al líder de IU, ha anunciado que no participará en ese congreso repetido, de manera que el líder y todo su entorno, incluidos los dos consejeros autonómicos que IU tiene en Asturias, donde gobierna con el PSOE, quedarán definitivamente desvinculados del partido en el que han militado desde la juventud.

Todas estas batallas son previas a las elecciones de mayo, cuando los partidos teóricamente buscan la unidad interna para ganar votos. Un resultado electoral que no fuera especialmente halagüeño -ninguno lo ha sido desde 1999- abriría el enfrentamiento definitivo para preparar la próxima asamblea interna. El líder ya ha perdido el control de las tres principales federaciones (Andalucía, Madrid y Comunidad Valenciana). Además, la operación de Llamazares para colocar a Rosa Aguilar, alcaldesa de Córdoba, al frente del cartel electoral para 2008 está de momento parada porque ella se ha concentrado en Córdoba y no parece tener mucho interés en las generales.

En el entorno de Llamazares hay dirigentes sugiriendo al líder que aproveche el control que mantiene aunque por escaso margen para tirar hacia delante y romper definitivamente con la dirección del PCE, mientras en esta última hay otros proponiendo que el partido se presente por sí solo. La tensión para la escisión existe, aunque los dirigentes más moderados asumen que es posible que nunca suceda porque, mirado con un poco de distancia, es algo que no conviene a nadie.

En el fondo del debate, según coinciden fuentes de ambos bandos, no están sólo las relaciones con el PSOE, como siempre en IU, sino sobre todo el modelo de partido. Llamazares y su gente busca una formación similar a Iniciativa per Catalunya, con un fuerte componente ecologista y un perfil socialdemócrata, mientras Alcaraz y los suyos temen que quede desdibujada la línea comunista a la que apelan.

Gaspar Llamazares y Felipe Alcaraz, en el Congreso en 2003.
Gaspar Llamazares y Felipe Alcaraz, en el Congreso en 2003.RICARDO GUTIÉRREZ

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