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Reportaje:

Latinoamérica empieza a lucir en los resultados

Las empresas españolas rentabilizan su apuesta por la región tras unos años inciertos y preparan una segunda oleada de inversiones

Claudi Pérez

América Latina vive un momento plácido en el terreno macroeconómico. Y en ese contexto, las grandes inversiones españolas en la región empiezan a ser de lo más rentable, después de unos años inciertos. No se vislumbra un desembarco parecido al de los años noventa, pero tras los pasos de los grandes del Ibex se prepara una segunda hornada de inversores. Eso sí, con algunas exigencias que responden a viejos temores: "Establecer unas reglas de juego claras que otorguen un marco de certidumbre a las inversiones, incluyendo la lucha contra la corrupción", según las conclusiones del Encuentro Empresarial Iberoamericano, celebrado recientemente en Uruguay.

Cerca de un 40% del beneficio del BBVA hasta septiembre pasado y un 33% del obtenido por el Santander proceden de la región
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Finales de los años ochenta, la penúltima década perdida de América Latina. Ana Patricia Botín y un reducido grupo de colaboradores recorren la región, de México a Tierra del Fuego. Rastrean los sistemas bancarios, los países más interesantes, el papel de los bancos centrales. El Santander se erigiría en los noventa como primera franquicia de servicios financieros de Latinoamérica, en un proceso inversor en el que coincidió con las grandes empresas españolas: BBVA, Telefónica, Repsol y Endesa -entre otras- aprovecharon la oleada de privatizaciones de servicios públicos en Latinoamérica para iniciar su expansión internacional. Las empresas españolas han invertido 100.000 millones de euros desde entonces.

Su estrategia tenía rasgos comunes. El propio presidente del Santander, Emilio Botín, ha explicado que los planes de todos los inversores pasaban por considerar la región "como una zona emergente, con el consiguiente potencial de largo recorrido y con expectativas de beneficios futuros". Oportunidad o riesgo, la eterna dicotomía. Años después, tequilazos, sambazos, corralitos y demás crisis pusieron en duda la rentabilidad de estas inversiones. Los problemas se dejaron notar en las cuentas de resultados y en las cotizaciones bursátiles. Algunas compañías redujeron posiciones e incluso se retiraron. Quienes se quedaron empiezan, sin embargo, a ver los frutos.

La coyuntura es la mejor de los últimos 25 años. Persisten viejos problemas -desigualdad, grandes bolsas de pobreza o escasos ingresos fiscales, más los habituales episodios de turbulencias-, pero los números cantan.

El 39,9% de los beneficios del BBVA hasta septiembre (1.777 millones de euros) procede de sus filiales americanas, incluidas las de EE UU, aunque el propio banco asegura que la aportación estadounidense es "poco significativa". Sólo en México, el grupo que preside Francisco González gana más dinero que en España. El 33% de los beneficios del Santander al cierre del tercer trimestre (1.800 millones) se centra en la región, con avances en Brasil, México y Chile. Telefónica atribuye a esta zona una quinta parte de sus beneficios (527 millones hasta junio). Un tercio del resultado de Repsol viene de Argentina, Brasil y Bolivia.

Las grandes compañías tienen planes para apuntalar sus posiciones en el Cono Sur. Santander, Telefónica, Repsol YPF y Endesa dedicarán en conjunto 20.700 millones hasta 2010. Pero América Latina debe competir con otras áreas como destino inversor. Fuentes del BBVA aseguran que las grandes inversiones en América Latina ya se han producido, aunque el grupo "sigue atento" a nuevas oportunidades. "Sigue la preocupación por la falta de reformas, pero ha habido avances y el beneficio procedente de América Latina prueba que se trata de una inversión exitosa. Aunque la posición del grupo ya es lo bastante importante allí como para pensar en otras áreas -Europa, EE UU y Asia- para buscar nuevas oportunidades", añaden.

Es uno de los problemas de la región: el crecimiento de los últimos años es sólido, pero inferior al de otras áreas. Y las empresas españolas siguen mirando al Cono Sur, pero también buscan "diversificar sus inversiones", explica el director de relaciones internacionales de la CEOE, José María Lacasa. "Puede haber una segunda oleada en los servicios, las infraestructuras y el turismo, e incluso la industria, pero para ello también son necesarias reformas institucionales que garanticen mayor estabilidad", asegura Lacasa, que ha participado en el II Encuentro Empresarial Iberoamericano, en Punta del Este.

A este foro -previo a la Cumbre Iberoamericana- acudieron en torno a 50 compañías españolas. Según las conclusiones del encuentro, es necesario "establecer y hacer cumplir unas reglas de juego claras que otorguen un marco de certidumbre a las inversiones, incluyendo la lucha contra la corrupción". Fernando Puerto, director de relaciones internacionales del Consejo Superior de Cámaras, explica que la corrupción "es un problema evidente de Latinoamérica, pero no sólo de Latinoamérica". Y asegura que la inversión española "no se ha detenido".

El reto es que el camino recorrido por las grandes permita ahora establecerse a las pymes. "Latinoamérica era hasta ahora un factor de preocupación en los resultados empresariales. Ahora es un estímulo para el accionista", añade.

La corrupción no es el único problema. Fuera de micrófono, los empresarios se quejan de la ecuación que relaciona el déficit de estabilidad institucional, el auge de los populismos, la falta de regulación -con la brillante excepción de Chile en todos esos casos- y la ausencia de una clase media consolidada que permita un mayor consumo privado. Amén de un sector público anémico por el retraso del sistema fiscal en relación a los estándares europeos, que impide acometer políticas sociales más ambiciosas.

Estos factores explican que, junto a las experiencias exitosas, América Latina haya dejado también cadáveres en la cuneta. Entre los grupos en retirada, el mayor es Aguas de Barcelona, que conserva posiciones estables en Chile y Cuba pero se ha retirado de Argentina y Uruguay.

"El grupo no piensa invertir más en el área, aunque sí puede haber nuevas experiencias como las de Colombia y México, donde seguimos gestionando empresas pero no invertimos directamente", asegura su primer ejecutivo, Ángel Simón. Chile es, de nuevo, la excepción, pero el problema es que en Argentina, como en otros muchos países de la zona, "no hay una estabilidad jurídica e institucional" para las inversiones a largo plazo. "No hemos ganado dinero en ningún país. Ni siquiera en Chile. Sin estabilidad institucional y regulatoria no puede haber inversiones", concluye.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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