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Ortega se alza con la presidencia de Nicaragua en la primera vuelta

El líder sandinista envía un mensaje tranquilizador a los inversores

El líder sandinista Daniel Ortega fue proclamado anoche ganador en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Nicaragua con el 38,07% de los votos a su favor, según anunció el Consejo Supremo Electoral (CSE) con el 91,8% de los votos escrutados. El candidato de la Alianza Liberal Nicaraguense (ALN), Eduardo Montealegre, que quedó en segundo lugar con el 29%, reconoció públicamente la victoria de Ortega.

"El resultado del voto popular favorece a Daniel Ortega, a quien he llamado para extenderle mis felicitaciones", dijo Montealegre en rueda de prensa. En sus primeras declaraciones tras difundirse el resultado, Ortega se comprometió a mantener la "estabilidad" y en trabajar para "sacar a Nicaragua de la pobreza".

Poco antes de ser proclamado vencedor, Daniel Ortega, líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), había tranquilizado al sector privado y a los inversores nacionales y extranjeros, temerosos de sus relaciones con Fidel Castro y Hugo Chávez. "Lo importante es que la reconciliación siga uniendo a los nicaragüenses", dijo, informa Francisco Peregil desde Managua.

Ayer se mostraba tan seguro que pedía paciencia y aseguraba que había que esperar a los resultados oficiales del Consejo Supremo Electoral, que no llegaron hasta la una y media de la mañana, hora peninsular española. Sus partidarios llevaban ya 24 horas celebrando la victoria, pero él quiso actuar ya como hombre de Estado.

Sus primeras palabras tras la jornada electoral, rodeado de periodistas, iban dirigidas al sector privado, tan temeroso de las relaciones de Ortega con sus amigos Fidel Castro y Hugo Chávez. "Hay que darles seguridad al sector privado, a los inversores extranjeros y nacionales de este país", declaró junto a su esposa y jefa de campaña, Rosario Murillo. "Lo importante es que la reconciliación siga uniendo a los nicaragüenses, que nos unamos todos, los que más tienen, los banqueros, los empresarios...". A la salida de su reunión con el ex presidente de EE UU Jimmy Carter, presidente de la fundación del mismo nombre que vela por la limpieza de los procesos electorales, fue vitoreado por decenas de seguidores al grito de "¡presidente, presidente!".

Durante la campaña, el embajador de EE UU en Managua, Paul Trivelli, apoyó explícitamente al candidato Eduardo Montealegre. Y desde Washington, el secretario estadounidense de Comercio, Carlos Gutiérrez, advirtió de que un triunfo de Ortega pondría en riesgo las relaciones y la cooperación de Washington con Nicaragua y ahuyentaría el comercio y la inversión. Pero todo fue en vano. Tras difundirse el resultado, un portavoz de la Casa Blanca aseguró que EE UU mantenía "su compromiso con el pueblo nicaragüense". "Trabajaremos con sus líderes", afirmó Gordon Johndroe.

Los dos partidos de la derecha volvieron a emitir imágenes asociadas a los dos grandes puntos débiles del sandinismo: la confiscación de tierras y las muertes que acarreó la implantación del servicio militar obligatorio que Ortega impuso para luchar frente a la guerrilla de la Contra de 1980 a 1990. Pero en los mítines del comandante, que cumplirá 61 años el sábado, ya no se coreaba el estribillo del himno del FSLN ("Luchamos contra el yankee enemigo de la humanidad"), sino los versos de John Lennon: "Dale una oportunidad a la paz".

Dentro de ese espíritu de reconciliación, Ortega colocó en su lista como candidato a la presidencia al antiguo somocista y jefe de la guerrilla, el ex banquero Jaime Morales Carazo, de 70 años. Con ese gesto quería enviar un mensaje tranquilizador a los inversionistas. "A mí cuando me llamó me dijo que quería que yo mandase mucho en su Gobierno, y yo le dije que mis convicciones ideológicas son las que son, que yo creo en el capitalismo, y que no se puede estar jugando con la inflación, que hay que tener magníficas relaciones con los gringos, con el FMI, con el Banco Mundial, y no pelearnos con nadie. Y él me dijo que estaba plenamente de acuerdo".

Ortega perdió tres elecciones en 16 años. Siempre quedaba detrás de la derecha con un 40% de los votos. Pero, gracias a un pacto en 2000 entre Ortega y el entonces presidente Arnoldo Alemán, condenado por corrupción a 20 años de prisión, la ley fue modificada para que sólo se precisara un 40% de los votos para ser presidente o un 35% con cinco puntos de ventaja sobre su rival inmediato.

EL RECUENTO DE VOTOS

-Con el 61,8% de las papeletas escrutadas, Daniel Ortega obtiene el 38,59% y Eduardo Montealegre, el 30,94%

-El ganador debe conseguir el 40% de los votos o un 35% con cinco puntos de ventaja sobre su rival inmediato

-El dirigente sandinista actuó desde el comienzo de la campaña como si ya fuera el nuevo presidente de Nicaragua

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