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Crónica:Motociclismo | Gran Premio de la República Checa
Crónica
Texto informativo con interpretación

Todo bajo control

Jorge Lorenzo se apunta la sexta victoria de la temporada en una carrera que manejó a su antojo

Oriol Puigdemont

Pocas cosas escapan al control que ejerce Jorge Lorenzo sobre la cilindrada intermedia del campeonato del mundo de motociclismo. De un tiempo a esta parte -desde la carrera celebrada en Mugello el 4 de junio-, el piloto mallorquín, de 19 años, ha encarrilado una esplendorosa racha de resultados (cuatro victorias, un segundo y un tercer puesto) que, a día de hoy y cuando faltan cinco carreras para que Valencia cierre la temporada, no tiene visos de truncarse. Menos aún si se atiende a su carrera de ayer, en la que consiguió su sexto triunfo del curso y, a su vez, apuntaló su condición de líder en la clasificación general de la categoría de 250cc.

No tuvo mejor forma Lorenzo de demostrar a la cúpula de Aprilia que no se equivocan al otorgarle el estatus de primer piloto de la marca para la próxima temporada. En la firma italiana confían ahora plenamente en él y se muestran igual de confiados, desde el muro, que él en la pista a más de 220 kilómetros por hora. Más que encontrarse a gusto corriendo contra sus rivales, Lorenzo maneja los tempos de la carrera a la perfección y consigue atraer a los demás pilotos a su terreno. Una vez allí, los estudia y, cuando tiene claro dónde, cuándo y cómo hacerlo, los devora para después abandonarlos a su suerte en uno de sus ya habituales pero no por ello menos portentosos cambios de ritmo.

Ayer ocurrió a falta de seis giros para el final. Tras pasarse media carrera jugando al gato y al ratón con Andrea Dovizioso e Hiroshi Aoyama, segundo y tercero respectivamente tras el ondeo de la bandera de cuadros, Giorgio les dejó secos. Hasta entonces les había atado corto, sobre todo al italiano por la cuenta que le trae (es su más inmediato perseguidor en la clasificación por puntos), y les sometió a prueba. Estudió durante unas vueltas el comportamiento de la Honda de Dovi, más manejable que su Aprilia pero también menos veloz; un parámetro éste decisivo en el circuito checo, en el que una pronunciada pendiente en subida preside el tercer sector. Colocó un par de veces su moto paralela a la del italiano, pero no le rebasó hasta media carrera. Pudo hacerlo antes porque si algo caracteriza al balear es su destreza a la hora de amarrar los frenos: nadie en el cuarto de litro lo hace más tarde. Cuando se decidió a lanzar su ataque, en la vuelta 15ª, hizo buena la mayor punta de velocidad del motor ensamblado en Noale -donde Aprilia posee su cuartel general -; caracoleó al máximo el mando del acelerador al final de recta y comenzó a acumular metros de asfalto a su espalda. Aoyama aguantó inicialmente el tirón y se pegó como una lapa al trasero del español. La Honda de Dovizioso no respondió y quedó estancada, en tierra de nadie, impotente. Lorenzo se muestra implacable, en un estado de forma sublime, y el japonés sólo pudo resistir su empuje dos giros. Cuando el de Aprilia forzó un punto más, el mayor de los hermanos Aoyama le despidió resignado desde su KTM viendo cómo el balear le sacaba dos segundos en tres vueltas (de la 15ª a la 18ª). Lorenzo comienza a ejercer de líder sólido a pesar de que sólo atesora siete puntos de ventaja con respecto a Dovizioso, segundo ayer después de adelantar a Aoyama en la línea de meta. Lorenzo piensa, lucubra la mejor opción y la ejecuta a la perfección. Rompe la carrera cuando y como quiere porque, a día de hoy en las carreras de dos y medio, nada escapa a su control.

Jorge Lorenzo celebra su victoria en 250cc.
Jorge Lorenzo celebra su victoria en 250cc.REUTERS

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