_
_
_
_
_

Vallecas acogerá un bloque de pisos sociales de Fisac construido sin riesgo de accidentes

El arquitecto fallecido inventó un método con paredes huecas que no precisan andamios

La inteligencia no perece nunca. La del arquitecto manchego Miguel Fisac, recientemente fallecido, que erigió en Madrid valiosas obras, va a renacer en los próximos días en el Ensanche de Vallecas. Allí se alzará una casa de viviendas siguiendo un procedimiento de construcción ideado por él poco antes de su muerte, a base de paneles prefabricados huecos, estructurales, que serán rellenados con hormigón líquido a pie de obra. Este método prescinde de peligrosos transportes, alzados y andamiajes, y satisface dos metas de Fisac: reducir los accidentes y abaratar el precio de la vivienda.

La herencia del arquitecto manchego Miguel Fisac permanecerá de manera perdurable en el barrio del Ensanche de Vallecas. Concretamente en la parcela 424-C, la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV) comienza a construir en los próximos días un edificio de ocho plantas y 53 viviendas, locales comerciales y garaje. Lo innovador de esta construcción es que va a ser edificada mediante un procedimiento insólito, que algunos consideran revolucionario, ideado por el alarife ocho años atrás, que denominó Arquitectura vertida. Fisac construyó este método para combatir dos evidencias adversas que le obsesionaban: de un lado, la extensión incontrolada de los accidentes laborales; del otro, el desmesurado precio de las casas.

Miguel Fisac consideraba que en el mundo de la construcción, en España, en general, y en Madrid, en particular, se ha producido una involución en los últimos años. La primera de ellas es la descualificación profesional de oficios como la albañilería.

En la España precarizada de posguerra en la que Fisac comenzó su carrera, la pericia de los albañiles, la maestría de sus operarios, mantenía seguros a los obreros de la construcción y dotaba de calidad a sus obras. Con muy pocos recursos, los albañiles suplían entonces con oficio las limitaciones, trabajaban con bajo riesgo, sin apenas accidentes y con gran destreza. Fisac creía que muchos años después de aquella etapa, la descualificación y el abandono de las buenas prácticas de aquel oficio ha llenado los tajos de personas inexpertas que, precisamente por su carencia de oficio, son muy vulnerables a sufrir accidentes laborales con graves riesgos de perder la vida.

Alto precio final

Por otra parte, las técnicas de construcción, poco innovadas, estáticas y escasamente versátiles, convertían en costosísimo cualquier emprendimiento, de tal modo que el precio final de quien construía o aspiraba a poseer una vivienda se disparaba exponencialmente.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Con estos dos obstáculos a superar y dada su sensibilidad social, para atajarlas Miguel Fisac aplicó buena parte de la sabiduría adquirida durante 60 años de profesión y concibió un procedimiento constructivo, que él llamaba itinerario, consistente en sintetizar en una única metodología procesos de prefabricación de hormigón, de paneles y de forjados denominados alveolares, ya existentes, pero que, hasta ahora, nadie había intentado integrar en una aplicación unitaria.

Fernando Sánchez Mora, arquitecto de 33 años, discípulo de Fisac a quien conoció hace siete años, muy poco después de pergeñar aquél la nueva metodología, lo explica así: "Fisac inventó una manera de organizar la edificación a base de paneles prefabricados de hormigón, con sus precercos, ventanas, canaletas [surcos para instalaciones y cableados], aislamientos...; cada panel mide 2,40 metros de ancho por 2,81 de altura; son huecos y las incisiones se aplican sobre sus dos finas paredes paralelas, de hormigón, de 4 centímetros cada una y un espacio interno de 17 centímetros".

Es este ámbito interior el que, sobre la obra misma, se rellena de hormigón líquido que, precisamente por ello, puede transportarse hasta la obra en este estado, lo cual abarata muchísimo el coste de su transporte.

"Si los paneles prefabricados fueran macizos, se encarecería enormemente su transporte y su elevación hasta la respectiva planta de la casa en construcción resultaría en extremo arriesgada y costosa", dice Sánchez Mora que, con Sara González Carcedo y Blanca Alexandre, recogieron el testigo de Fisac y edifican otra construcción parecida en Albacete. Las ventanas incisas en los paneles sirven de encofrado perdido, esto es, de molde para hormigonarlos, tarea que en este caso se realiza desde arriba de cada panel.

"Antes se construían paneles de hormigón no estructural, que pesaban mucho y requerían su instalación, pero con la fórmula de Fisac, al ser paneles-estructura, no requieren más que encastrar cada uno en forjados alveolares que componen los suelos", subraya.

"Sinceramente creemos que una vez que la competencia generalice esta metodología, se ahorrará mucho en los precios de la vivienda; resultará más barato construir, también mucho más rápido y, lo que es más importante, más seguro para los trabajadores" dice el arquitecto. "Al trabajar siempre a favor de obra, desaparecen los riesgos de accidente, no son necesarias las redes, ni los arneses y los accidentes laborales dejan de producirse".

El edificio, a construir en 18 meses, tendrá una planta con forma de ele con unos 60 metros de fachada.

Madrid, mente y corazón

Miguel Fisac, fallecido el pasado 12 de mayo, era un batallador nato. Hasta el último momento de su vida estuvo pugnando por conseguir un solar donde edificar vivienda social en Madrid con el itinerario de paneles prefabricados por él descubierto. Tras numerosos retrasos, logró ver asignado un solar en el Ensanche de Vallecas para aplicar su último procedimiento constructivo un día antes de su muerte, según cuenta su esposa, Ana García Badell.

Fisac ha sido uno de los arqu

itectos más vinculados a Madrid, ciudad a la que amaba y donde proyectó alguno de sus edificios más señeros, como la iglesia del Espíritu Santo, la llamada Pagoda o el Instituto de Investigaciones Biológicas.

Nacido en Daimiel, en La Mancha, desarrolló desde su adolescencia una acentuada vocación por las Matemáticas. Fascinado por los enigmas derivados del comportamiento de los materiales y la interacción con la luz y los fenómenos atmosféricos, inventó muchas otras soluciones constructivas, como un ladrillo de goterón, adaptado a la climatología madrileña, muy virulenta con los edificios versados a poniente.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_