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Reportaje:

Las vacaciones de los 'otros madrileños'

Los dueños del medio millón de animales de compañía que viven en la Comunidad planean el veraneo de sus mascotas

Medio millón de perros y 46.000 gatos viven en la Comunidad de Madrid, según el censo del Gobierno regional. Son los otros madrileños. Mascotas que sobreviven, como los seres humanos, al calor y el tedio estival.

Sus dueños irán al cine, descansarán gracias a un tinto de verano en las terrazas o se darán un chapuzón en la piscina. Pero, ¿y ellos? ¿Qué harán los animales de compañía en agosto? Como recuerda Nacho Paunero, presidente de la asociación por la defensa de los derechos de los animales El Refugio, más de mil perros y gatos deambularán por las carreteras o se despertarán en los cubos de basura y vertederos en los que cada agosto los dejan tirados sus amos. "Todos los madrileños, los animales también, se merecen disfrutar de un buen verano", proclama Paunero.

En la región hay 60 residencias para perros y gatos. El precio es de unos 12 euros al día
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"Se pasa todo el día tumbado, con la lengua fuera, los párpados caídos. Come poco y juega menos", relata María Dolores Torres, dueña de Flipper, un labrador de tres años. Como él, canes y felinos sufrirán el calor del tórrido verano. Juan Argüelles, veterinario con más de 10 años de experiencia a sus espaldas, sabe bien que las mascotas lo pasan peor que nadie en agosto: "Los seres humanos siempre pueden sudar o quitarse una camisa para regular su temperatura corporal, los animales domésticos no", explica.

Perros y gatos tienen una temperatura corporal de 38, 5º; es decir, dos grados por encima de la de los seres humanos. "De ahí que en este periodo se sientan apáticos, somnolientos y pierdan el apetito", asegura.

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Y si a esto se suman historias como la de Yuko, queda claro que para los animales domésticos el verano es una dura prueba. Yuko, un pastor alemán de siete años, pasó una semana del verano pasado en una residencia para animales, una experiencia que ni él ni su dueña olvidarán jamás.

"Se pasaba todo el día llorando, gimiendo; no probaba bocado", cuenta Milagros, su propietaria. La propia residencia recomendó a la familia de Yuko que no volviera a dejar al perro en un alojamiento para animales. "Ahora viajamos siempre con él", dice.

En la Comunidad de Madrid hay unas 60 residencias de verano para perros y gatos, según datos de la Dirección Regional de Agricultura. Dejar a un animal de compañía en uno de esos centros cuesta de media, según un estudio de El Refugio hecho público ayer, 12 euros diarios. "Preferimos adaptarnos a Flipper en vacaciones", confiesa María Dolores, "de ahí que cada agosto vayamos a descansar a una casita que tenemos en Galicia". Pero de todos modos, si quisiera dejar a su mascota en un hotel para animales, lo tendría complicado. Muchas de las residencias de Madrid ya han colgado el cartel de completo para agosto.

Matilde Cubillo, del Centro Integral de Acogida de Animales de la Comunidad de Madrid (Ciaam), afirma que la mayoría de los propietarios desconocen que un 20% de los hoteles españoles admiten animales de compañía. "Se puede viajar con una mascota, si se quiere", afirma. Existen libros como la Guía para viajar con animales de compañía 2006, con listas de alojamientos donde se puede ir a pasar la noche junto a un animal doméstico.

El Refugio asegura, en un estudio reciente, que un 64% de los madrileños dueños de animales domésticos considera "muy complicado" viajar con su mascota. Aun así, estas personas prefieren no dejar a su mascota en una residencia. Según la encuesta de El Refugio, tan sólo un 6% de los madrileños opta por dejar a sus animales de compañía en uno de estos alojamientos.

Casi todos prefieren que sean familiares o amigos quienes se ocupen de cuidarlos. Trasto tiene cinco años y ya barrunta que mañana su familia lo dejará con Ainhoa, una vecina. María Rodríguez, la dueña, se va a descansar a Cádiz con su familia.

"Lo dejo en buenas manos", afirma. María prefiere pagar 98 euros a su vecina Ainhoa en vez de los 84 que pagaría por una residencia.

El pasado día 25, Brutus celebró su cumpleaños. Se trata de un día muy señalado en la agenda de la familia González, que lo encontró hace 14 años, el día en el que empezaban los Juegos Olímpicos de Barcelona. "Nos lo encontramos en la calle", comenta su dueña, Carmen Calvo, "no paraba de maullar". Brutus viaja con su familia en verano a la casa que tienen en la playa de San Juan, en Alicante. "Le encanta escarbar en la arena", dice orgullosa su propietaria.

Coco, en cambio, dividirá su verano entre dos aguas. Sus padres se separaron en septiembre del pasado año, después de tres años viviendo juntos en el mismo apartamento. Desde entonces Coco pasa dos semanas en casa de Mónica y dos en la de Guillermo. "Todavía no se ha acostumbrado", dice Mónica. Y es que la custodia compartida no es sólo cosa de niños. También lo es de perros y gatos.

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