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Llega el puente musical Barcelona-Madrid

La versión madrileña de Summercase reúne a 50 grupos este fin de semana en Boadilla y lleva 10.000 entradas vendidas

Discordias aparte, mañana empieza el macrofestival internacional del Summercase. La versión musical del puente aéreo que une Madrid y Barcelona. Música electrónica, punk y pop a raudales.

Unas 10.000 entradas vendidas, según fuentes municipales, para un evento musical que reúne a más de 50 grupos extranjeros y españoles que inundarán de energía, luz y sonido la zona de Viñas Viejas, en la localidad madrileña de Boadilla del Monte (27.443 habitantes).

Pero también lo harán en el Fórum de Barcelona, porque en esta iniciativa, pionera en España, la capital y la Ciudad Condal se dan la mano: las bandas que toquen en Barcelona el viernes, lo harán el sábado en Madrid, y viceversa. "La idea de un festival de verano no es nueva", comenta Paloma Cordón, codirectora del festival, "pero la de una cita musical simultánea, sí: tan sólo existe en el Reino Unido y en Alemania", especifica.

Habrá cuatro escenarios, dos al aire libre y dos en carpas
"La entrada es muy cara, 120 euros. Así que sólo iré un día", dice una aficionada

La carta de presentación de esta cita viene cargada de nombres que suenan a antiguo (The Chemical Brothers, Happy Mondays, Super Furry Animals) y a nuevo (Spinto Band, Mäximo Park, The Paddingtons). Los cabezas de cartel -entre los que destacan New Order, Keane, Primal Scream, Massive Attack, Daft Punk, Belle & Sebastián, Sígur Ros y Fatboy Slim- están llamados a hacer las delicias de unas 30.000 personas en Boadilla, según cálculos de los organizadores. Los artistas presentarán sus nuevos trabajos en cuatro escenarios -dos al aire libre y dos en sendas carpas-, y lo harán durante 12 horas seguidas, de 18.00 a 6.00 ambos días.

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El evento, que se celebra mañana y pasado, tendrá lugar en una parcela de 400.000 metros cuadrados, situada a tan sólo 50 metros de algunas viviendas. De ahí que no todo el mundo se alegre del nacimiento de este festival: la polémica vecinal que ha acompañado la presentación del Summercase todavía no se ha apagado. Los cabezas de cartel traen de cabeza a los vecinos que el pasado 26 de junio presentaron 650 firmas de protesta en el pleno del Ayuntamiento dirigido por el Partido Popular. "Lo único que pedimos es un poquito de solidaridad", afirma Ramón González, concejal de seguridad del Ayuntamiento, "entendemos el enfado de los vecinos, pero creemos que el festival es una molestia soportable". González ha asegurado que, durante los dos días que dure el macrofestival, 500 efectivos, entre Policía Local, Guardia Civil, Protección Civil y Bomberos, velarán para que nadie "se salga de tono".

El portavoz municipal del PSOE en Boadilla, Enrique Hernández, se queja de que el Consistorio no haya tenido en cuenta las reclamaciones vecinales. "No estamos en contra del festival", afirma Hernández, "pero el Consistorio podría haberse acordado del polígono industrial del Prado de Espino. Ahí, no se molesta a nadie". El Ayuntamiento de Boadilla del Monte ha facilitado tres pases para cada una de las 400 viviendas que rodean la zona del recinto. Estos pases permitirán, en palabras de González, que los 600 vecinos que viven entre la avenida de Monte Segovia y la calle Miguel Ángel Cantero Oliva puedan transitar con sus coches.

La identidad del Summercase lo convierte en un claro competidor del Festival de Benicàssim, que, por duodécimo año consecutivo, reunirá del 20 al 24 de julio a bandas de rock, pop y electro. "El FIB es un modelo a seguir, son los pioneros de los festivales en España", reconocen los promotores del Summercase. Al contrario del Festival Internacional de Benicàssim, el Summercase nace con vocación urbana, pues no cuenta con zona de acampada. Prueba, según los organizadores, de las buenas intenciones del festival, que "intentarán hacer el menor barullo posible".

Los que quieran acercarse a esta primera edición del macrofestival lo van a tener fácil: según los promotores, se facilitarán autobuses lanzadera para conectar cada 15 minutos el recinto de Boadilla con la estación de metro Colonia Jardín (línea 10) y con las localidades cercanas de Majadahonda y Pozuelo. El primer recorrido, el que comunica la estación de metro Colonia Jardín con el recinto, saldrá el viernes y el sábado a las 16.00 y estará en funcionamiento hasta las 9.00, ambos días. El sábado y el domingo, el servicio estará operativo desde las 5.00 hasta las 9.00, y de 24.00 a 5.00.

El que comunica la parcela del festival con el municipio de Majadahonda empieza mañana a las 15.00 y termina a las 0.30; el sábado lo hará de 5.00 a 9.00, y de 15.00 a 0.30; y el domingo, de 5.00 a 9.00. El autobús que conecta la zona del festival con Pozuelo saldrá el viernes a las 15.00 y terminará alas 0.30 de ese día. El sábado, el autobús funcionará de 5.00 a 9.00 y de 15.00 a 0.30. Los que deseen volver el domingo a casa, cuando el festival eche el cierre, podrán hacerlo de 5.00 a 9.00.

El festival también contará con una zona de aparcamientos que, según fuentes municipales, tiene una capacidad para 8.000 vehículos. Esta zona estará comunicada con el recinto a través de un servicio gratuito de autobuses. Su frecuencia será de 10 minutos y su horario será el siguiente: el viernes de 16.00 a 23.00; el sábado de 24.00 a 5.00; y el domingo de 24.00 a 9.00.

Pero para viajar desde el centro de Madrid hasta Colonia Jardín, los melómanos tendrán que coger el coche o utilizar el servicio de buhobuses L-10 (Fuencarral-Cuatro Vientos).

El Consorcio Regional de Transportes, del que depende este servicio, no ampliar

á con motivo del Summercase el número de los buhobuses que circulen por la capital. Ya van 10.000 entradas vendidas para la edición de Boadilla del Monte, es decir, menos de la mitad de las entradas disponibles (25.000). "El festival es muy caro", asegura Olaia Salgueiro, una gallega asentada en la capital y aficionada a los festivales de música. La entrada de dos días cuesta 120 euros, y la del día, 80. Olaia sólo disfrutará de los conciertos de mañana porque el precio del abono de dos días le parecía abusivo. "Me tendré que conformar con ver a New Order", comenta Arturo Sandoval, también él irá sólo el viernes a causa de la tarifa.

Pero más vale pájaro en mano que ciento volando: "Faltaban macrofestivales en Madrid; en Levante los hay por doquier, pero en la capital, sin playa, sin mar, estábamos un poco secos. Somos muchos los que nos quedamos de Rodríguez en Madrid", apunta Olaia.

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