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Reportaje:Relevo en el banco central

Un supervisor metódico y dialogante

Miguel Ángel Fernández Ordóñez no encaja con la imagen sosegada y previsible del banquero central

Miguel Ángel Noceda

Decía el vicepresidente Pedro Solbes, cuando se le preguntaba sobre el futuro gobernador del Banco de España, que sería "un profesional respetado, capacitado e independiente". La elección de Miguel Ángel Fernández Ordóñez apenas originó rechazo en el seno del Gobierno, pero abrió una agria polémica con el PP, que considera, precisamente, incumplido ese último calificativo y el pacto no escrito de nombrar a personas sin contaminación política para la institución. Es verdad que Fernández Ordóñez es un hombre con carné del PSOE, que acumula mucha actividad política y que su currículo está jalonado por altos cargos con la Administración socialista; pero también lo es que su antecesor, aunque no sea militante del PP, es una persona ligada al anterior vicepresidente, Rodrigo Rato, con el que se va sin solución de continuidad a ocupar un cargo de nuevo cuño al Fondo Monetario Internacional.

Lo ha sido casi todo en política económica pero, a sus 61 años, este 'broche' le ilusiona
El reto, o la tarea como le gusta precisar, es aprovechar el avance y adaptarse a la novedad
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El gobernador que supo aprovechar la bonanza

MAFO (sus iniciales se han convertido en un apelativo habitual y amistoso) no encaja, en cualquier caso, en esa definición apócrifa de que "un banquero central ha de ser una persona tranquila, sosegada, previsible y aburrida". Puede tener alguno de esos atributos, pero todo junto no va con él. Aunque es seguro que a partir de ahora perseguirá ese perfil de "hombre discreto y digno de respetar" que siempre ha caracterizado al gobernador, le será difícil desprenderse de esa imagen de persona locuaz, abierta al diálogo y al debate (entre otras cosas, como cuando fue colaborador del Grupo PRISA en este periódico, Cinco Días, la cadena SER y Canal +). El hábito, en este caso, tendrá que hacer al monje.

Y es que el nuevo gobernador ha sido siempre un hombre de acción, muy ligado a la cosa pública. Eso conlleva muchas comparecencias y, en casos, muchas declaraciones polémicas (por ejemplo, en 2004 al estrenarse como secretario de Estado de Hacienda dijo que habría privatizar parte de TVE y armó la marimorena). Lo ha sido casi todo en política económica: secretario de Estado de Economía; de Comercio, y de Hacienda; presidente del Tribunal de la Competencia y de la Comisión del Sistema Eléctrico Nacional (antecedente de la Comisión de la Energía). Y ahora, con 61 años, gobernador. Un broche que le ilusiona y al que llega con muchas ganas. Como responsable de la Competencia inició la liberalización de los sectores y en energía se ganó la enemistad de las eléctricas cuando se opuso al pago de más de un billón de pesetas por los costes de transición a la competencia (los famosos CTC).

Tuvo su primera toma de contacto con los que van a ser sus colegas europeos el pasado junio, cuando el BCE celebró en Madrid el consejo que decidió subir los tipos de interés. Después estrechó relaciones con ellos en una visita a Córdoba. Seguramente, mientras recorría la Mezquita, ya estaba esbozando planes para su mandato como gobernador. El miércoles volvió a verlos en Francfort, adonde se trasladó con Caruana para asistir a otro consejo del Banco Central Europeo. Fue su estreno, prácticamente oficial.

Cuando fue elegido para desempeñar el cargo los próximos seis años, abrió una agenda especial. Es tan metódico que ha querido entrevistarse con todos los que tenían algo que aportarle para hacer su esquema y posterior estrategia. Recibe una institución con prestigio, que cuenta con marca internacional, "como un Mercedes del mundo financiero". Durante los últimos 30 años, los responsables del Banco de España se han preocupado por dar a la entidad el marchamo de excelencia y hoy apenas es necesario hacer grandes cambios de orientación. Simplemente, estimular a la gente. Y a MAFO le gusta entusiasmar al personal. El reto, o la tarea como le gusta precisar, consiste en aprovechar los avances y adaptarse a las novedades. Las principales, además de mantener esa reputación mundial, son la aplicación de las normas contables de Basilea II, que se debe poner en marcha para 2008, y la supervisión y coordinación financiera internacional. La banca vive en un contexto más global, con entidades que ocupan primeros lugares fuera de España, lo que obliga a vigilar más allá de las fronteras propias.

Caruana, que se ha volcado en el área internacional llegando a presidir desde 2003 el Comité Bancario de Basilea, le deja un banco que, mayormente, está tranquilo, sin grandes problemas en el horizonte que no se circunscriban a los que pueden encontrar las cajas de ahorros por sus inversiones industriales o al fuerte crecimiento de las hipotecas. El antecesor de MAFO cuenta con una personalidad muy distinta, con un perfil bajo y fama de no polemista, a pesar de los últimos encontronazos que ha tenido con el Gobierno. Se ha ganado fama de hombre serio, prudente y eficaz. Le tocó sustituir a Luis Ángel Rojo, lo que desde luego imprime mucho carácter; pero ha logrado mantener la línea de prestigio.

Caruana llegó a la Administración desde el mundo de la Bolsa, avalado por la amistad con Manuel Pizarro, el actual presidente de Endesa, también hombre de Bolsa. Rato le encargó en 1996 la Dirección General del Tesoro, cargo que le dio acceso a ser consejero del BE y representante español en el Comité Monetario. Una escuela privilegiada para el siguiente salto a gobernador, con el respaldo de Rojo y del entonces subgobernador, Miguel Martín.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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