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Reportaje:Tenis | Torneo de Wimbledon

A un paso de la gloria

Rafael Nadal derrota al chipriota Marcos Baghdatis en tres mangas y vuelve a retar, esta vez en su elemento, al 'número uno'

Su cara era un poema. De tanta ilusión, no sabía ya si estaba riendo o llorando. Por primera vez en mucho tiempo, parecía incapaz de controlar sus emociones. Rafael Nadal se dejó caer de rodillas en el suelo, en la alfombra verde -cada vez con más color de tierra- que mañana podría encumbrarle a lo más alto del deporte mundial. Acababa de ganar al chipriota Marcos Baghdatis por 6-1, 7-5 y 6-3 en dos horas y 26 minutos y de entrar en la final de Wimbledon, en la que se encontrará a un conocido rival, el suizo Roger Federer. A Nadal le costó reencontrarse con sus sensaciones para poder dilucidar con certeza la magnitud de lo que acababa de lograr.

Hasta ahora, con sólo 20 años, el español ha ganado ya dos títulos consecutivos de Roland Garros y se ha convertido en el primero que consigue alcanzar la final en la catedral después de que Manolo Santana ganara el título en 1966. No es nada despreciable. Y más teniendo en cuenta que Nadal ha igualado ya lo que hizo el estadounidense Andre Agassi en 1991: ganar Roland Garros y alcanzar la final de Wimbledon; y está en condiciones de acercarse a la marca del sueco Bjon Borg, que ganó los dos torneos en 1978, 1979 y 1980.

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"Es un sueño estar en esta final", confesó Nadal; "no puedo creérmelo. Jugué siempre muy concentrado y con una motivación increíble. Pero fue un partido muy difícil". Y agregó que contra Federer, al que ha superado seis de las siete veces que han jugado, intentaría hacer el mejor partido de su carrera. "Le he vencido algunas veces, pero ésta es su superficie", indicó.

Desde la primera fila del palco real, Santana y su esposa, Oti, tampoco pudieron contener la emoción. Los dos saltaron cuando Nadal conectó el último mate del partido. Lo suyo había sido una auténtica gesta. La proeza de un tenista que quiere ganar en Wimbledon. El sueño sigue abierto y para culminarlo le queda el paso más difícil: vencer a Federer en su mejor superficie. El número uno venció a Nadal en la final de Miami en 2005, pero el balear llegó a dominar por dos mangas a cero y estuvo incluso a dos puntos de la victoria. El aspecto mental es al que va a agarrarse el mallorquín para intentar superarle mañana.

Alcanzar la final es ya un verdadero hito. Sobre todo, porque lo hizo demostrando en cada partido su capacidad de sufrimiento y un talento que le permite no sólo aprender rápidamente, sino mejorar en cada partido. Ya mientras preparaba la temporada de tierra batida comenzó a preparar diariamente la volea. Y luego, tras ganar su segundo Roland Garros, pisó la hierba de inmediato, jugó el Quenn's y llegó a Wimbledon con una semana de antelación. Suficiente para él. Suficiente para adaptarse a las necesidades de la hierba: consolidar su saque, flexionar más las piernas, acortar algo su swing para el drive, pegar algo más plano, acostumbrarse a volear y, sobre todo, aprender a moverse con soltura en esta superficie.

Contra Baghdatis tenía un partido difícil, pero salió a la pista confiando en sus golpes y su mentalidad. La dificultad del duelo la demuestra el hecho de que sólo en este partido afrontó nueve bolas de break, las mismas que en el resto del torneo. Pero lo que le dio la victoria y reafirma sus posibilidades incluso en la final es que las salvó todas y que hasta ahora ha perdido sólo dos veces su saque en todo el torneo. Cuando más sufrió fue en la segunda manga, cuando Baghdatis y él mismo ofrecieron lo mejor de si mismos. El público se levantaba con las genialidades del chipriota, finalista del Open de Australia. Pero Nadal resistió sus saques y esperó el momento para rematar la manga. Pudo hacerlo en el décimo juego -dispuso de dos set-balls-, pero no lo logró hasta el duodécimo con un drive cruzado que limpió la línea.

Y entonces afrontó la tercera manga sabiendo que Baghdatis, un genio con excesivos altibajos en su juego, no sería capaz de aguantar la presión. Se fue hasta el 4-1, salvó cuatro bolas de break en el séptimo juego y acabó rematándole por 6-3. Luego, se desmelenó y comenzó a pensar ya en su reto a Federer.

Rafael Nadal festeja su victoria sobre Marcos Baghdatis.
Rafael Nadal festeja su victoria sobre Marcos Baghdatis.ASSOCIATED PRESS

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