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Reportaje:La mayor trama de corrupción municipal

"Cada día se levanta un tonto al que se le puede robar el solar"

El empresario Carlos Sánchez se asoció con Roca en los ochenta

El empresario granadino Carlos Sánchez, buscado por el Cuerpo Nacional de Policía por su presunta vinculación con la trama de Marbella, inició, al igual que muchos de los implicados en la Operación Malaya, sus negocios en la Región de Murcia. Fue concretamente en la localidad costera de Mazarrón. Allí se instaló en los setenta y de él no guardan precisamente un buen recuerdo, ya que al igual que Juan Antonio Roca dejó deudas millonarias y varias viviendas construidas sin permisos.

Carlos Sánchez, considerado en Murcia como el maestro del cartagenero Juan Antonio Roca, al que dio trabajo en una de sus urbanizaciones, protagonizó sus primeras presuntas estafas en Mazarrón. Sánchez desembarcó de la mano del empresario José Alarcón Palacios, quien compró Las Salinas, que incluían millones de metros cuadrados, en los que se planteó la urbanización Bahía. Tras sucederse gerentes, hacia 1974 Carlos Sánchez se instala en Mazarrón.

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Pero al poco tiempo de ser contratado por Alarcón, se adueñó junto a su hermano Ángel y su cuñado y ex comandante de la Guardia Civil Manuel Calle, que después sería secretario del Ayuntamiento de Marbella, del terreno de Playagrande, en el que planeaban construir varias urbanizaciones, englobadas en el nombre de El Castellar. A mediados de los 80 contratan a Juan Antonio Roca y allí, según varios empresarios de la zona, le enseña una de sus máximas: "Cada día se levanta un tonto al que se le puede robar el solar. Encontremos a ese tonto".

La relación de Carlos Sánchez y el cerebro de la trama marbellí se constata en uno de los autos del juez Miguel Ángel Torres, que solicitó "la prohibición de enajenación" de la empresa Mediterránea de Inmuebles 47, SA, que es la única mercantil de Mazarrón incluida en la orden del juez de Marbella. En 1996, los apoderados de la empresa eran Carlos Sánchez y Andrés Liétor Martínez, dos empresarios que, según fuentes del sector en la Región de Murcia, no salieron bien parados, ya que dejaron varios proyectos incompletos o con denuncias. Una muestra de ello es, según el propio Registro Mercantil, la demanda presentada contra Mediterránea de Inmuebles 47, SA, que finalizó con un embargo por una cantidad de 77.595 euros.

Pero la crisis de la construcción de mediados de los 80, que se vivió en la Región de Murcia de forma virulenta, convenció a Juan Antonio Roca y a Carlos Sánchez de que tenían que irse de Mazarrón.

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Fue entonces cuando el cerebro del urbanismo de Marbella conoció a Jesús Gil. De la mano del ex presidente del Atlético de Madrid y con la ayuda del cuñado de Carlos Sánchez, ya en el Ayuntamiento, Juan Antonio Roca generalizó la aprobación de convenios urbanísticos, pese a que inicialmente estaban previstos para casos excepcionales y dentro de los planes generales.

Desde entonces, tanto en Marbella como en la mayoría de los 45 ayuntamientos de la Región de Murcia la figura del convenio urbanístico se ha generalizado, llegando incluso a convertirse en la principal fuente de financiación de los consistorios del sureste.

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