"No me interesan los hechos, busco el éxtasis de la verdad"
Pudo haber sido el camarero de la serie Cheers, pero Timothy Treadwell no pasó la última prueba. Así que este rubio estadounidense paseó su melena príncipe valiente y su incombustible entusiasmo durante 13 veranos por la Reserva Natural de Katmai (Alaska). Los osos pardos se convirtieron en la gran causa de su vida, hasta que trágicamente ellos mismos acabaron con ella. En octubre de 2003, Treadwell y su novia fueron devorados por uno de estos animales. Las cerca de 100 horas grabadas con su cámara digital durante los retiros en la reserva quedaron como testimonio de su excepcional inmersión en la naturaleza. A partir de este material, Werner Herzog (Múnich, 1942) ha construido la apabullante Grizzly man, en la que incluye sus propios comentarios y entrevistas con forenses, amigos y colaboradores de Treadwell. La cinta, premiada por la crítica americana y galardonada en el festival de Sundance, se estrena hoy en España. Por teléfono, desde Los Ángeles, el cineasta habla con suave acento alemán sobre su última incursión en el corazón de las tinieblas, "en el lado salvaje del ser humano".
"Estaría ciego si no apreciase la grandeza de las imágenes que captó Treadwell"
"No es una película sobre la naturaleza salvaje, sino sobre el delirio del ser humano"
Pregunta. Su relato sobre Treadwell arranca con humor. ¿Fue difícil mantener esa distancia irónica?
Respuesta. El público se ríe al principio, es una reacción natural, pero el humor de la película es extraño, bastante negro. La carcajada es dolorosa. No hice ningún esfuerzo por mantener la distancia, simplemente discuto con Treadwell, porque no estoy de acuerdo con su discurso new age, con su visión sentimentaloide tipo Disney, de la naturaleza salvaje.
P. Usted afirma en Grizzly man que la naturaleza es caos, hostilidad y asesinato.
R. No hay más que ver las imágenes de Hubble de las explosiones que ocurren en el universo, hostiles y caóticas. El estado de la naturaleza es obvio. Treadwell tiene una perspectiva sana y optimista y también decepcionada y desesperada. Le falta una profundidad filosófica; algo muy común en América y Europa.
P. ¿Qué le atrajo de Treadwell?
R. Es una persona desorientada y trágica. Me gusta mucho. Es como Don Quijote, te ilumina, descubre la verdad sobre nosotros mismos.
P. También afirma admirarle como cineasta.
R. Estaría ciego si no apreciase la grandeza de las imágenes de la naturaleza que captó. No lo digo por simpatía. Con todo el dinero del mundo no se podría hacer algo la mitad de bello que lo que él logró.
P. ¿Cómo encaja con los protagonistas de sus otras películas? ¿Qué pensaría Klaus Kinski?
R. Creo que a Kinski le gustaría. Treadwell es un nuevo miembro de la familia, un hermano desconocido, secreto, que ha venido a sumarse al encuentro familiar.
P. A pesar de haber sido una persona real, Treadwell parece ficticio.
R. La manera en que percibimos la realidad es el gran reto, el cambio definitivo de nuestra época, como lo fue la llegada de las armas de fuego al final del medievo. Las herramientas técnicas disponibles cuestionan nuestros sentidos de lo real. Pero a mí no me interesan los hechos, busco el éxtasis de la verdad. Lo que hay detrás, eso que nos ilumina. Los hechos son una capa superficial, no constituyen la verdad. Si así fuera, una guía de teléfonos sería el no va más.
P. ¿Vio todo el material de Treadwell antes de empezar la película?
R. No, sólo la hora de montaje que él editó. Mis ayudantes seleccionaron 16 horas del resto que vi después del rodaje. Monté la película en nueve días y en total tardé 28 en hacerla. Me cogió como una fiebre. No hubo reflexión sino furia. No pensé en estructura, simplemente la hice con fe y con un fuerte sentido de lo correcto. Lo vi claro desde el principio, ésta no es una película sobre la naturaleza salvaje sino sobre el ser humano sobre su delirio, su alegría, su desesperación...
P. Después de esto ¿sigue renegando de la aventura?
R. La aventura es un concepto arcaico, que acabó cuando ya no quedaba nada más por descubrir. Luego ha degenerado. Treadwell, en todo caso, sería un aventurero travestido. Con los teléfonos móviles la aventura ya no es posible.
Babelia
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