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Pedro Gálvez revive el talento político y literario de Séneca en 'El maestro del emperador'

El escritor malagueño muestra las contradicciones de la vida del filósofo en la novela

Lucio Anneo Séneca (Córdoba, hacia 4 a. C.-Roma, 65) fue uno de los grandes escritores y políticos de su tiempo. Durante el reinado de Claudio estuvo siete años desterrado en Córcega. Luego, regresó a Roma y fue nombrado preceptor de Nerón. Los primeros años de reinado de Nerón coincidieron con el apogeo político de Séneca. Al producirse la conjura de Pisón, Séneca fue condenado por Nerón a quitarse la vida. El escritor malagueño Pedro Gálvez se ha centrado en la figura de Séneca en su novela El maestro del emperador, que acaba de publicar Grijalbo.

Gálvez estudió Antropología en la Universidad de Caracas. Posteriormente, cursó estudios de Periodismo, Sociología y Politología en la Universidad de Múnich. Gálvez es autor de Desarraigo, Hypatia y Nerón, entre otras obras. La figura del emperador que pasó a la historia como cumbre del sadismo, la estupidez y la falta de talento ha interesado siempre a Gálvez. "Escribí Nerón hace 20 años. Se publicó primero en Alemania hacia el año 2000. Tras publicar Nerón, me dijeron en Grijalbo que escribiese la biografía de Séneca. La terminé el año pasado", comenta.

"Nerón es un personaje al que de niño le gustaba pintar, cantar, componer... Tenía facilidad para la escritura. Imagino a ese niño que quiere ser artista. Y se ve emperador a los 16 años porque así lo quiere su madre. Un día se harta de la madre, de Séneca y de todo el mundo. Y Popea y Tigelino le dicen: 'tú dedícate a lo que quieras, que nosotros solucionamos esto", relata el escritor malagueño. "Cuando se sublevan las Galias e Hispania, hay una anécdota que lo define. A Néron le hubiera sido fácil ponerse al mando del ejército y derrotar la rebelión. ¿Y qué hace? ¡Se dedica a mejorar el órgano hidráulico! Reúne al Senado y les enseña a los senadores su invento. En ese momento creo que se acabó Nerón", resume Gálvez con una carcajada. "La tragedia viene de que cogieron a un niño que era un poeta y le hicieron dirigir el imperio", agrega el autor.

Su interés por Séneca se ha desarrollado a lo largo de bastante tiempo. "Me tiré muchos años con Séneca. Me costó mucho trabajo meterme dentro del personaje. Me di cuenta de algo maravilloso que nadie ha visto: que Séneca, a los 65 años de edad, cambia completamente. Es uno de los personajes más ricos de Roma, el personaje más influyente políticamente, el que dirige el imperio... Siempre ha hecho lo que han querido los demás y dice: 'ahora voy a hacer lo que quiero yo'. A los 65 años inicia un camino de libertad. Y ese camino de libertad le va a conducir a la muerte", dice Gálvez.

A Séneca se le suele acusar de contradictorio, de predicar virtudes morales que no solía aplicar a su vida. "La contradicción le viene con su padre. El niño Séneca tiene que haber sufrido mucho. El padre odiaba la filosofía. El padre era un déspota, un personaje engreído y un poco tonto", puntualiza Gálvez. Séneca no era amigo de delirios patrióticos e invasiones. Incluso, siendo un niño, se alegró del desastre de las legiones romanas a manos de los germanos en el bosque de Teuteburgo. "Así tendrían que acabar todos los que van a conquistar y a sojuzgar a otros pueblos", dice el pequeño Séneca en la novela. Su padre, horrorizado por sus palabras, le dio una bofetada que le hizo rodar por el suelo, según relata Gálvez en El maestro del emperador.

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Contra el patrioterismo

"Séneca arremete contra Julio César, Alejandro Magno y todo ese patrioterismo. Hay un paralelismo entre Bush y Julio César. César se va a las Galias y hace una guerra por la cara, completamente ilegal. César se inventa esa guerra porque necesita robar. Igual que Bush, César va a hacer negocio y masacra a miles de galos. César hace una guerra ilegal, y por ello tiene el peligro de que, al volver a Roma, le ejecuten. Y por ello no tiene más remedio que acabar con la república", asevera el novelista.

Además de político, Séneca fue un filósofo con una proyección que continúa hoy vigente tras casi 2.000 años de historia. El humanismo occidental se vería cojo sin la aportación del escritor cordobés. De acuerdo con su filosofía estoica, el conocimiento del bien es el único remedio a los males de la condición humana. "Es increíble la influencia que ha tenido. En los libros de autoayuda y psicoterapia de hoy en día se cita a Séneca. Y si no se le cita, se le plagia", asevera Gálvez.

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